Los casos de abuso y acoso hacia menores a través de internet se han incrementado más de un 80 por ciento en España desde la pandemia

Madrid. 7 dic. 22. AmecoPress.- Cada vez más personas y entornos sociales hacen uso del término “grooming”, un anglicismo que era completamente desconocido para la mayoría de la ciudadanía hace unas décadas. Es el concepto que se usa para referirse al engaño, en primera instancia, o pederastia, en los casos más graves, que sufren jóvenes y menores de edad por parte de adultos. Con el reciente auge de las nuevas tecnologías y las redes sociales, los casos de grooming han aumentado y empeorado, siendo cada día mucho más comunes y generando consecuencias psicológicas irreversibles a la víctima y a su entorno. Sin embargo, es una situación muy fácil de detectar, de ponerle fin e incluso de evitar durante los primeros indicios.
El grooming no deja de ser otra forma de “ciberacoso”. El objetivo puede variar entre tener encuentros físicos para abusar sexualmente del o de la menor y conseguir material explícito sexual a través de internet entre otras formas, ya que es a través de la red por la que aparecen el mayor número de casos. El grooming comienza con una relación en la que un adulto toma contacto con menores o adolescentes para conocer sus gustos, sus preferencias y crear así una relación en la que se gana su confianza, con el fin de pasar a la siguiente fase: supuesta amistad. Aquí, se da paso a las confesiones personales e íntimas entre menor y acosador para poder consolidar esa confianza, profundizando en información sobre su vida y sus costumbres. Posteriormente comienza el componente sexual, que es la razón y el objetivo final de esta situación. Con frecuencia, el abusador va incluyendo la descripción de términos sexuales en sus conversaciones y la petición a los menores de grabaciones de imágenes o toma de fotografías. En los casos más extremos puede llegar a contactar fuera de Internet buscando una forma de relación sexual física.
Los groomers no cuentan con un perfil personal en común ni con similitudes entre ellos. Pueden ser hombres o mujeres, ser de una edad más avanzada o recién cumplidos la mayoría de edad, o formar parte de cualquier nivel económico o social. Si los casos son muy extremos pueden terminar por introducir a los y las menores en ambientes de prostitución y explotación sexual. Por lo general, los groomers invierten un tiempo considerable en el período inicial de acercamiento a su víctima, para poder llegar a ganarse su confianza pero también, en algunos casos, la de sus familiares y personas más cercanas.
¿Cómo actúan los groomers?
El primer paso que siguen estos agresores es cambiar su identidad creando perfiles falsos en redes sociales para poder mentir sobre su edad o analizar la jerga de la víctima. De esta forma están creando un espacio cómodo y conocido, facilitando la mentira y la manipulación. Muchos de los perfiles de las víctimas coinciden en que son menores que se encuentran en alguna situación de vulnerabilidad, ya sea debido a problemas en el colegio, a problemas en la familia, a problemas consigo mismos o con sus capacidades. Es por ello que en muchos casos, las víctimas están en internet buscando una escapatoria, moviéndose por la red e intentando abrir de esa forma su círculo social. Los groomers aprovechan esa vulnerabilidad para ofrecer comprensión y consejos.
En algunos casos, el abuso y manipulación se da de manera física. De esta forma, el groomer sigue con el mismo patrón basado en la manipulación y la creación de una situación de confianza, pero también obsequia a la víctima con regalos, para poder brindarle atención y afecto, o le ofrece su compañía.
En otros casos, mayoritariamente ocurre en adolescentes, el groomer puede llegar a contar con una posición de privilegio o una reputación profesional, lo que utiliza para manipular. Se le puede reconocer como abuso de poder.
Hay que prevenir, afrontar e intervenir
Si este tipo de violencia sexual se ve durante las primeras etapas o los primeros indicios, es muy fácil detenerlo, aunque es importante contar con medidas de prevención. La clave más básica son los controles parentales o el uso controlado de internet. Los padres, madres o responsables de los niños deben ser conscientes del uso que estos hacen de internet, aunque es importante no traspasar la delgada línea de destruir la privacidad del menor, ya que podría terminar en una carencia de confianza y ser más vulnerable a estas situaciones.
Si termina dándose este abuso, el apoyo emocional es lo más importante para las víctimas. Es necesario transmitir al menor que está en un ambiente seguro y maduro en el que no se le cuestiona su realidad ni sus palabras. También es importante no mantener ningún tipo de contacto con el abusador, aunque no hay que borrar ningún tipo de información relevante de cara a las autoridades si se decide denunciar, ni caer en el chantaje que el groomer puede generar hacia todo el entorno de la víctima. Pero sobre todo, hay que tener la puerta abierta a la búsqueda de ayuda psicológica para la víctima o para cualquier persona que se haya podido ver involucrada en esa situación de violencia, siempre que se vea necesario.
A la hora de denunciar los casos de grooming, no es necesario aportar pruebas en el mismo momento, pero sí que resulta de gran ayuda y acelera la investigación por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El almacenamiento de las conversaciones, mensajes, imágenes, vídeos o cualquier contenido relacionado con los hechos puede conservarse en el propio dispositivo tecnológico de la víctima, o en un soporte de almacenamiento externo, como por ejemplo un USB o un CD, en caso de que tener las evidencias tan a mano pueda causarle algún tipo de daño psicológico. De esta manera, serán las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad quienes custodien y analicen la información para la denuncia o el proceso judicial, si se recurre a ello.
Aunque las evidencias y pruebas de la víctima son importantes, siempre hay determinados datos que tienen que aportar las empresas proveedoras de servicios de internet (operadoras telefónicas o aquellas que gestionan las redes sociales) y solo sería posible en el caso de obtener una orden judicial. En algunos casos, las pruebas que pueden aportar las víctimas o el resto de implicados no cuentan con una validez judicial, ya que puede no existir veracidad de su procedencia, como pueden ser las capturas de pantalla.
Durante el año pasado la Fundación ANAR atendió 502 peticiones de ayuda por grooming, ayudando directamente a 51 víctimas
Hay muchas asociaciones y líneas de contacto especializadas en la protección de los menores que brindan apoyo en situaciones de grooming, como la línea de ayuda para menores “Que no te la den”, la Asociación “Protégeles”, el Centro de seguridad en internet para los menores adscrito al Safer Internet Program de la Comisión Europea, Gaptain, o la Fundación ANAR.
La Fundación ANAR, a través de una línea telefónica, de un chat propio o de otras vías tecnológicas, ofrece al menor que se encuentra en una situación desamparada, ayuda y un lugar seguro. Están organizados para tratar cualquier tipo de vulneración de derechos en los más pequeños, entre los que entran los abusos y la violencia sexual y, entre ellos, el grooming. En los últimos años, ANAR ha pasado de atender 717 casos de abuso sexual en 2020 a 1.297 casos en 2021, suponiendo un incremento del 80,9%.
Durante 2019, la Fundación publicó su estudio “Abuso sexual en la infancia y la adolescencia según los afectados y su evolución en España (2008-2019), donde analizaron cifras, porcentajes y distintas situaciones de los y las menores que sufrieron algún tipo de violencia sexual durante estos años. Una de las dinámicas en las que se centra este estudio es en la del grooming.
El abuso por grooming ha aumentado un 36,7% desde la pandemia
Crecimiento anual de los tipos de abuso sexual

En el estudio realizado por la fundación, se puede ver cómo el grooming es el tipo de abuso sexual que más ha aumentado en estos últimos años, coincidiendo con el auge de las nuevas tecnologías y con el cambio en las formas de comunicarse de las nuevas generaciones, como las redes sociales. Esto crea un ambiente de sencillez para contactar y chatear con personas desconocidas, de crear una persona diferente a ti y de poder estudiar la forma de comunicarse que tienen los más jóvenes para así poder ser más fácil para los groomers copiar sus comportamientos y hacerles sentir más cómodos.
Abusos de poder y adolescencia
El tipo de relación que un groomer puede llegar a crear con su víctima puede tomar distintas formas. Puede ser una relación romántica, una relación de mentor o verse como una figura de autoridad, de dominio o de persistencia.
En las chicas adolescentes es muy común que se de una situación de grooming con figuras de poder o que cuenten con una posición social que ellas admiren. Muchos personajes públicos, artistas o gente con un nombre en la sociedad aprovechan su posición para abusar psicológica o sexualmente de seguidoras menores o que justo acaban de cumplir la mayoría de edad. En estos casos, la comunicación por redes sociales también es el punto de unión entre víctima y groomer, aunque es muy común los encuentros cara a cara. En estos casos, el perfil de víctima suele ser una joven, aunque también pueden ser chicos, y suelen encontrarse en una situación lejana a la realidad y nubladas por la creencia de “estar viviendo un sueño” al estar en contacto con esa persona a la que admiran o siguen.
No se ven capaces de parar las conversaciones, de poner fin al acoso o incluso de decir que no a sus propuestas, ya que se ven influenciadas por el sentimiento hacia esa persona. Aquí, el perfil del abusador, aunque puede ser una mujer, suele ser un hombre movido por su posición social. Manipulan y hacen sentir especial a las adolescentes con las que hablan, usando frases comodín como “eres muy madura para tu edad”, “eres distinta al resto”, “la edad no es un impedimento”. Él se ve con el derecho de poder llegar hasta donde quiera sin recibir un "no" por respuesta, acosando, abusando, exigiendo material pornográfico, violando sin ningún tipo de remordimiento y abusando psicológicamente a la víctima.
Estos casos son muy complicados para la salud mental de la víctima, ya que si el agresor cuenta con algún tipo de fama es muy difícil no ver su nombre o su rostro en alguna parte de internet. Pero las redes sociales también son una plataforma de denuncia social muy potente. En estos casos de grooming, la víctima suele contar con mucho apoyo y con movimientos de activismo público, como el hashtag #MeToo.
Fotos: archivo AmecoPress y cedidas por ANAR.
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Pie de foto 2: gráfica elaborada por la Fundación ANAR a partir de sus registros.
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Sociedad - Violencia de género - Acoso sexual - Maltratos - Violencia sexual. 7 dic. 22. AmecoPress.