La pornografía no puede ser la primera escuela de sexo
Madrid, 20 jul. 22.- AmecoPress. Si bien la cosificación de las mujeres no es algo nuevo, la existencia de internet ha hecho que el acceso a determinada publicidad que usa el cuerpo de las mujeres y niñas como reclamo, y también a la pornografía, sea fácil y cada vez se produzca a edades más tempranas.
El acceso a contenidos cotidianos y recurrentes de las RRSS, así como el aumento en el consumo de pornografía por parte de niños y adolescentes, no siempre puede ser regulado por madres, padres o tutores. Estas consideraciones puede que sigan presentes porque en los sistemas educativos y en la educación familiar hay aún una educación sexual y de igualdad de género deficientes.
Según el Instituto Nacional de Estadística –INE—, de los 30.141 casos de mujeres víctimas de violencia de género reportadas en 2021, el aumento más alarmante fue en menores de 18 años, con un 28,6% de las denuncias.
En Madrid se han hecho distintos estudios sobre el consumo de pornografía en jóvenes y todos denotan una situación problemática. Para los jóvenes que van colegios e institutos acceder a este tipo de contenidos para adultos no solo es normal sino frecuente. Además del hecho de que dentro de sus relaciones afectivas y sus amistades ya hay prácticas aprendidas del consumo de contenido para adultos.
Paralelamente, en algunos sectores de la ciudad se puede encontrar publicidad de servicios sexuales en los vidrios panorámicos de los coches estacionados en las calles. Esto quiere decir que el problema no es únicamente relativo al internet sino, en general, en todos los espacios que habitan las y los menores.
Para poder entender este fenómeno, se infiere que desde infantes empiezan con un bombardeo de influencia de este tipo de contenidos. Muchos hombres desde la etapa de la pubertad creen que las relaciones sexuales y el trato hacia las mujeres es tal cual como lo están viendo en los vídeos pornográficos. La presencia de misoginia y violencia física hacia el género femenino en la pornografía han hecho que la percepción de las y los jóvenes hacia estas sea de objeto; sumado al hecho de que las industrias mismas (como la moda), juegan un papel fundamental en la sexualización del cuerpo femenino.
Derechos de los menores de edad y la pornografía
Se estima que el acceso a los contenidos pornográficos en la adolescencia hoy en día empieza aproximadamente a los 12 años, tanto en niñas como en niños. Por lo tanto, los informes publicados por el INE y Save of Children se basan principalmente en los testimonios de los mismos adolescentes. Por ende, los derechos que se ven afectados y vulnerados con la pornografía se acotan a:
Artículo 6. Derecho a una vida digna. Sabiendo que la pornografía de consumo masivo y sus características afectan negativamente a la juventud, tanto al desarrollo de su sexualidad como a la forma en la que estructuran sus tratos interpersonales, el Estado tiene que garantizar la protección a ese contenido.
Artículo 12. Derecho a la libre expresión. Todos los niños y jóvenes tienen el derecho a expresarse libremente y, sobre todo, a expresar los asuntos que les afectan. Con esto, no se trata del exceso de permisividad y libertinaje, sino por el contrario, del desarrollo de la libre expresión de una forma sana y consecuente con las necesidades de la sociedad de derecho.
Artículo 17. Acceso a la información. Este derecho es crucial para el desarrollo libre, pues complementa la educación integral y el acceso a servicios fundamentales como, por ejemplo, la salud, pero el Estado debe velar por el acceso a una información segura y adecuada para el momento de su madurez.
Artículo 18. Derecho a la intimidad. Este el derecho más complejo de proteger, puesto que aplica tanto al mundo físico como virtual del menor, pero en ocasiones es violentada por personas desde la confianza con lo que el adolescente envía información, sea íntima o no. No resulta trivial con la pornografía puesto que la ley castiga con particular vehemencia el delito contra la pornografía infantil.
Artículo 28 y 29. Derecho a la educación. Gran parte del problema del consumo de pornografía en menores de edad está relacionado con una educación sexual deficiente o, en la mayoría de los casos, inexistente. No se engloba la educación hacia aspectos que van más allá de los estudios tradicionales en ciencias, artes y humanidades, sino que por el contrario hay ausencia de aspectos fundamentales relacionados con el civismo, la educación sexual y la educación emocional. Aquí, expertos hacen hincapié que el Estado y el sistema de educación son en gran medida los responsables de los datos que se han ido reflejando.
[Violencia de género
Sergio Sarmiento, psicólogo y magíster en psicología, afirma que el principal problema con la pornografía es la ficcionalización de las relaciones sexuales. “El contenido para adultos ha construido un imaginario completamente insano, tanto para los adultos como, obviamente, para los que están en esa etapa de descubrimiento de su sexualidad como lo son los jóvenes. Aprenden prácticas que no son ciertas, violencia actuada y estereotipos corpóreos que generan complejos y frustraciones”, afirma el experto.
No obstante, la Organización Mundial de la Salud –OMS— enfatiza que “el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios, superado únicamente por el que se experimenta en fase lactante”. Es decir, la forma en la que los humanos aprenden a relacionarse con los demás durante esta etapa podría forjar su comportamiento en toda su vida adulta.
Según la ONG Save the Children, mientras los chicos se encuentran con mayor libertad para explorar sus sexualidad, la masculinidad tradicional y la llamada virilidad, las chicas se encuentran ante una doble imposición: asimilar el recato y convertirse en objetos sexuales (cosificación sexual).
Camila Lizcano, psicóloga clínica, dice que cognitivamente la educación de las mujeres hacia la cosificación viene desde la niñez. Si bien la pornografía refuerza la conducta hacia las relaciones sexuales propiamente, la publicidad, los juguetes y los estereotipos en casi todos los objetos de la niñez hacen que se estructure la percepción de las mujeres como objetos al servicio de los hombres.
“El atractivo sexual es parte esencial de lo que se exige a las mujeres, de eso depende la desaprobación social”
Transformación de la autopercepción femenina
La autoconcepción de las mujeres ha ido cambiando durante las últimas décadas. Cada vez el empoderamiento femenino tiene más fuerza y los colectivos de mujeres impulsan esa emancipación social, política y con derechos cada vez más protegidos por la ley. Con base en esto, uno de los posibles análisis sobre el aumento de los casos de violencia de género podría estar sesgado. Según Sarmiento, es posible que haya más denuncias y por ende se conozcan más casos. La acción legal de denunciar está siendo cada vez más utilizada. Anteriormente, muchas mujeres podían vivir bajo el yugo del maltrato, fácilmente, toda su vida. En la actualidad, hay colectivos con mecanismos de defensa y prestos a la justicia y reparación de las víctimas.
Esto pone al Estado contra las cuerdas y con retos a nivel social que son difíciles de conseguir. Primero, tomar acciones a nivel educativo en donde el acceso a la información insana en internet no esté al alcance de todas las edades. Segundo, garantizar una educación sexual donde los jóvenes puedan entender sin reparos cómo se efectúan las relaciones sexuales y afectivas. Además, mecanismos legales que defiendan y den credibilidad a las víctimas hace que haya a largo plazo prevención sobre las formas de violencia que se ejercen.
Cada vez son más las mujeres jóvenes que son conscientes de que las formas de violencia que se normalizan con la pornografía son infracciones penales. El balance del INE también señala que se registraron 36.361 infracciones penales sobre delitos de lesiones, torturas y amenazas, a raíz de las prácticas aprendidas por los hombres adolescentes que consumían pornografía masivamente. Estas imputaciones serían un 5,8 por ciento más que en 2020.
Las infracciones penales más frecuentes fueron las relativas a lesiones, con un 49,1 por ciento; torturas y otros delitos contra la integridad moral el 21,2 por ciento y amenazas con el 15,5 por cientos.
Urge tomar medidas drásticas desde la niñez para la prevención desde la pubertad y la vida adulta. Así como concienciar sobre las formas de violencia para la prevención en las relaciones íntimas entre los jóvenes, evitando vulnerar sus derechos a la intimidad, el acceso a la información y a la libre expresión, fundamentalmente, desde su percepción.
Foto: archivo AmecoPress.
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Pie de foto: 1) Save the Children
Sociedad – Estado español – Violencia de género - Formación en género - Pornografía. 20 jul. 22. AmecoPress