Estereotipos de género: una barrera de entrada a la universidad

5 de julio de 2016.

Por Berta Blanco

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La libre elección de las carreras universitarias está influenciada por los estereotipos de género, que persiguen a mujeres y hombres desde su infancia


Madrid, 04 jul. 16. AmecoPress. Los estereotipos de género siguen marcando la libre elección del alumnado. La toma de decisiones está influida por presiones externas, que pueden provenir del entorno familiar, de las amistades o del propio mercado laboral. El camino hacia la igualdad debe estar marcado por la coeducación, para evitar este desequilibrio por razones de género, que se plasma también en los estudios superiores.

Las universidades españolas, según datos de Eurostat, cuentan con 115,6 mujeres por cada cien hombres en sus aulas. Las mujeres estudiamos más, pero el acceso a los estudios superiores –para alumnas y alumnos- sigue estando marcado por los estereotipos de género, lo que no ayuda a fomentar la igualdad. El reparto de estudiantes en función de materias no es equitativo: aún existen carreras feminizadas y carreras masculinizadas.

Los estereotipos son básicos para entender esta división. Carmen del Socorro, Presidenta de la Federación Mujeres Jóvenes (FMJ), asegura a AmecoPress que este reparto es producto de “una coeducación inexistente, que no es lo mismo que la educación mixta que tenemos actualmente”.

La campaña No seas presa de tu talla habla de los estereotipos como las “ideas impuestas y asumidas sobre las características, actitudes y aptitudes de las mujeres y los hombres”. De esta forma, entendemos que se presuponen determinados valores y comportamientos para convivir en sociedad. Laura Sánchez García, coordinadora técnica de FMJ, concreta que, los estereotipos actuan en la sociedad de manera que, de las mujeres, "se espera que sean dulces, amables, cuidadosas, que seamos esposas, madres, que tengamos una profesión determinada. Y de los hombres que sean fuertes, independientes, y que porvean de dinero a su unidad familiar".

Este problema viene desde la infancia, pues “familias u otros agentes de la sociedad nos enfocan los gustos. Las niñas no reciben una caja de herramientas como regalo, al igual que los niños no obtienen muñecas”, advierte del Socorro. Desde ese momento, están construyendo nuestro concepto del mundo, que, lógicamente, “tendrá consecuencias y efectos en nuestra adultez”, comenta la Presidenta de FMJ.

Juan Carlos Zubieta, sociólogo de la Universidad de Cantabria (UC), asegura que “para poder referirse a igualdad en la universidad es fundamental conseguir una proporcionalidad en las aulas que refleje la proporcionalidad en la sociedad española”. Las proporciones reales en la sociedad son casi ideales, con un 50-50, pero aún existen carreras más orientadas al género femenino y viceversa.

Ramas estereotipadas

“La libre elección no es real, porque no se conoce un abanico amplio de posibilidades. A día de hoy, siguen existiendo carreras universitarias en las que apenas hay mujeres”, asegura la Presidenta de la Federación Mujeres Jóvenes. Y también pasa de forma inversa. Ella estudió psicología y, por entonces y a ojo, “en clase, los hombres eran apenas el 3 por ciento del total”.

En el curso 2014-2015, solo un 29,3 por ciento de mujeres accedieron a la rama de Ingeniería, Industria y Construcción. En este ámbito, se encuentra también la carrera con menor número de alumnas, que corresponde a Ingeniería. Por el contrario, la carrera con mayor porcentaje de mujeres es la de Enfermería, que roza prácticamente el 80 por ciento. La rama de Educación es también preferida por las mujeres, con el 75,7 por ciento. Y es que está claro: la división por géneros es un hecho.

Estos datos vienen a confirmar que las ramas más feminizadas son las que tienen que ver con el cuidado a otras personas, mientras que las masculinizadas corresponden a estudios de fuerza, mecánica o habilidad mental, especialmente con los números. A las mujeres se les presupone que sean “las encargadas del cuidado. Desde pequeñas, desarrollamos un gusto mayor por esas áreas”, cuenta Del Socorro.

La Presidenta de FMJ agrega que “los hombres, por el contrario, tienen atribuidas unas características más psicomotrices y tecnológicas”. Y es que, a pesar de que en las redes sociales las mujeres tengan presencia, la Presidenta de la Federación Mujeres Jóvenes habla de una brecha digital. “El manejo de unas herramientas tecnológicas más especializadas, que requieren una mayor profundidad, también se le atribuye al hombre”, afirma. Y eso, son "intereses que se construyen".

Empleabilidad

El alumnado también elige en base a su futuro. La masculinización y la feminización de las ramas de estudios son un hecho de cara al posterior empleo. Con una misma formación, los hombres tienen más probabilidades de encontrar empleo en Ingeniería o Matemáticas, con una diferencia del 30 por ciento sobre las mujeres. La formación en humanidades, sin embargo, sufre el efecto contrario. Hay un 13 por ciento más de empleabilidad para las mujeres que para los hombres en el ámbito de la enseñanza, lo que refuerza el concepto de estereotipos en los estudios.

En 2013, hubo más mujeres que hombres que obtuvieron un título universitario. Sin embargo, los hombres tienen mayores tasas de empleabilidad. A esto, se añade que los altos cargos y el liderazgo quedan muy lejos de las mujeres. A pesar de que el 60 por ciento de las aulas esté ocupada por mujeres, los Consejos solo cuentan con ellas en un 15 por ciento de los casos. Es lo que se conoce como “techo de cristal”.

La empleabilidad puede afectar al alumnado porque hay “muchos trabajos en los que prefieren a hombres, porque los estereotipos también afectan en la empleabilidad”. De esta forma, mujeres que acceden a carreras feminizadas, a la hora de trabajar, cuentan con una serie de problemas de nuevo. “No es algo consciente, simplemente son prejuicios o una reticencia emocional que hace creer que los hombres, en determinados trabajos, son más válidos”, asegura del Socorro.

La coordinadora técnica de FMJ asegura que cuando "una mujerse dedica a una profesión tradicionalmente masculina, tiene que luchar mucho por ser reconocida. Al revés no suele pasar lo mismo, si los hombres entran en una profesión tradicionalmente femenina, esta adquiere prestigio social", y comenta el ejemplo de los cocineros.

El alumnado termina por escoger la carrera en función de estereotipos y empleabilidad, anulando la libre elección de la que todo el alumnado debe disponer. Giovanna G. de Calderón, Presidenta de Mujeres para el Diálogo y la Educación (MDE), aseguró en el VII Encuentro Euro-Mediterráneo de Mujeres Líderes en la Empresa y en la Política que el principal elemento para la igualdad –en el ámbito empresarial- es la educación en los colegios.

“Debemos tratar de educar en igualdad con las mismas condiciones y oportunidades, eliminando estereotipos sexistas y luchando contra la discriminación de mujeres y niñas”, reclamaba la Presidenta de MDE. Y es que, para acabar con los estereotipos de género, hay que empezar trabajando desde la infancia.

Fotos: AmecoPress
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1) Estereotipos de género; 2) Porcentaje de mujeres en estudios universitarios, división por ramas; 3) Relación de número de mujeres y hombres en ramas universitarias – Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; 4) Relación de estudios y empleabilidad en función de la formación de mujeres y hombres
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Sociedad - Situación social de las mujeres - Las jóvenes - Liderazgo - Empleo y género - Coeducación - Estudios de género - Feminismo; 04 de julio.16. AmecoPress

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