Verano, vacaciones y conciliación

31 de mayo de 2022.

Por Juan Guillermo Archila Mesa

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Todavía se responsabiliza a las mujeres de los cuidados de las hijas e hijos


Madrid, 31 may. 22. – Todas las vacaciones de verano muchas madres y padres se hacen la misma pregunta: “¿Qué hacemos con nuestros hijos en casa?”. Este periodo del año es uno de los más problemáticos para la situación laboral de las mujeres trabajadoras, pues el 35,3% de las mujeres renuncia a sus trabajos para cuidar a las hijas e hijos, pero solo el 9,5 % de sus parejas hombres lo hacen. Las mujeres dejan sus trabajos en verano, lo que interrumpe su estabilidad laboral y pone en riego su futura pensión.

A pesar de que la situación laboral de la mujeres está más precarizada que la de los hombres, son ellas las que tienen que dejar sus trabajos en verano para dedicarse al cuidado de sus niñas y niños. La tendencia es misma en esta época del año. La conciliación familiar pasa a la inactividad de las madres. Según el Observatorio Social de la Fundación “La Caixa”, esta igualdad aún está muy lejos de conseguirse, basándose en los datos de la Estadística de Flujos de la Población Activa (EFPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Las madres, como las grandes damnificadas, tienen varias repercusiones tanto a corto como a largo plazo. Tomar la decisión de dejar de lado su vida laboral por motivos familiares ha provocado que las interrupciones perjudiquen, como consecuencia inmediata, la economía e independencia económica, pero también la continuidad en los aportes pensionales, lo que afecta el rango salarial y la mesada pensional al momento de la jubilación.

Entre 2010 y 2019, los hombres tuvieron menos inactividad que las mujeres por razones familiares de esta índole, con un promedio de 220.260 varones estuvieron en inactividad, mientras que las mujeres fueron 325.730 durante el tercer trimestre del año. Sumado a esto, las madres que dejan el mercado laboral en verano tienen un mayor bagaje profesional que los hombres que se inactivaban.

Con las consideraciones hegemónicas de las cargas familiares, son ellas las que siguen asumiendo las responsabilidades del hogar, el cuidado de los menores e, incluso, los quehaceres de la casa. De cada diez mujeres, cuatro asumían estas funciones. Con base en esto, El Club de Malasmadres impulsó un proyecto llamado “Yo No Renuncio” argumentando que las medidas de conciliación no estaban bien planteadas, pues eran inequitativas e injustas con un género que con el otro. Si bien las leyes de conciliación se presentaron para beneficiar la inclusión de las mujeres en los diferentes mercados laborales, está ocurriendo completamente lo contrario, porque no se tuvieron en cuenta los aspectos sociales que la medida tenía que tener. Si bien los hombres cada vez más se dedican a las tareas doméstico-familiares, siguen siendo las mujeres las que asumen las funciones con mayor dedicación, según Malasmadres.

La Ministra de Igualdad, Irene Montero, argumentó en la presentación del informe del Consejo Económico y Social de España (CES) sobre la igualdad laboral en el país que era necesario regular la situación de las cuidadoras, tanto en los aspectos remunerativos como de autocuidado y ocio.

“El cuidado en los hogares ha sido excluido de la economía, por eso está fuera del mercado laboral”

En gran medida estas elecciones personales no son libres, y pensar que lo son es un error. La discriminación laboral que rodea esta inactividad es sistemática y estructural. Es necesario partir del hecho que al ser los hombres los que suelen ganar más que las mujeres, es común que la supuesta conciliación familiar esté direccionada a que sea ella la que renuncia durante el verano. En este sentido, la nueva generación de mujeres jóvenes ha dicho abiertamente que incluso las empresas ponen en prevalencia la contratación de hombres con la misma formación profesional que ellas puesto que son más elegibles porque las probabilidades de pedir licencia de maternidad o excedencias por motivos familiares son más altas para ellas.

Lucía García tiene dos hijos y ya está pensando qué decisión tomar con sus hijos durante este verano. Con un niño de 7 años y el otro de 5, piensa que lo mejor es aprovechar para que practiquen algún deporte durante este periodo vacacional. Sin embargo, su pareja considera que podrían pasar algunas semanas con sus abuelos (sus padres) que viven en Alicante. Lucía estuvo en inactividad durante el verano del 2020, pues “por las restricciones de la pandemia evitaba riesgos de contagio y además podía encargarse de sus hijos”, aunque él sí continuó con el trabajo remoto desde casa. Después de no trabajar durante ese verano pudo conseguir trabajo hasta octubre de ese año. “Me demoré un poco en conseguir trabajo porque en marketing las rotaciones de vacantes no son muy frecuentes”. Desde entonces, optó por buscar soluciones extracurriculares para sus dos niños. Cuenta que las logísticas nunca han sido fáciles, pero en verano lo son aún peor. “Afortunadamente trabajo relativamente a casa”, cuenta.

Así como Lucía García, muchos padres y madres intentan aprovechar la distribución del tiempo con sus abuelos, pues saben que están en un lugar seguro y les permite a ellos continuar con sus vida laboral. Aunque en muchas oportunidades, como es su caso, no es del todo fácil. Ir hasta Alicante para dejarlos implica un gasto adicional de dinero y tiempo, sobre todo cuando no siempre tienes ninguno de los dos.

La responsabilidad sigue cayendo sobre las mujeres

La reducción de jornada es otra decisión por la que optan una vasta cantidad de madres. Según el estudio hecho por Malasmadres, el 58% de las mujeres reduce su jornada laboral para el cuidado de los menores, frente a un 6% de los padres. Esta normalización de este constructo social viene de estereotipos sistemáticos: el hombre es el proveedor y la mujer la responsable del hogar. En pleno siglo XXI, este tipo de pensamientos siguen rigiendo el presente de muchos hogares. Aunque es justo recalcar que la participación de los hombres en las labores doméstico-familiares ha crecido, la distribución de la mayoría de las responsabilidades tanto del hogar como del cuidado de las hijas e hijos siguen recayendo sobre las mujeres.

El precio de cuidar a los infantes tiene repercusiones que pocos dimensionan, incluso las mismas trabajadoras en el presente inmediato. Los estudios estadísticos del INE proyectan un déficit económico importante al momento de la jubilación y de la continuidad de laboral y profesional de muchas: carreras profesionales interrumpidas, fluctuación de salarios y falta de experiencia laboral. Las brechas salariales siguen existiendo y cada periodo vacacional pone en problemas las situaciones laborales y familiares de muchas mujeres, las cuales en muchos casos sus parejas ni saben ni les importa. Pues, al final, ellas lo organizan todo.

Foto: archivo AmecoPress. 
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Pie de foto: 1) Malasmadres; 2) Fuente EFPA


Sociedad – Empleo y género – Conciliación. 31 may. 22. AmecoPress

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