El valor económico de los cuidados

26 de marzo de 2020.

Por Rafaela Pastor

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Madrid, 26 mar. 20. AmecoPress.- Todas las mujeres a lo largo de la historia, hayamos estado dónde hayamos estado, hemos sanado y cuidado la vida de nuestra familia, de otras personas queridas, de la misma madre tierra…Y aunque estos trabajos no han sido nunca reconocidos ni abonados económicamente, en momentos como los actuales puede verse la gran importancia de la tarea de cuidados.

Me pregunto si aprenderán los que nos gobiernan con esta pandemia, que no ha sido la única a lo largo de la historia de la humanidad. Y la historia ha demostrado que el trabajo de cuidado, de limpieza, de alimento y de higiene básica en la casa tiene que ser reconocido y pagado, de manera que las mujeres seamos independientes económicamente como lo son los varones, ni más ni menos.

No menos importante será reajustar los salarios y beneficios de quienes hacen donaciones, tienen varios inmuebles, coches de lujo y un largo etc que no son necesarios para disfrutar de una vida confortable y digna, constituida de servicios públicos de vivienda, salud, educación, arte y demás bienes que hacen la vida realmente digna. Urgen Gobiernos capaces de reconocer el valor de la vida humana, el valor del respeto, el valor de la justicia y las libertades, el valor de que toda persona sea atendida dignamente en la infancia, la adolescencia, juventud, madurez y vejez, independientemente del color de piel, del sexo, nacionalidad, clase social o religión. Urgen Gobiernos que no estén por el capital, por la producción y el consumismo sin límites, sino todo lo contrario. Urgen Gobiernos que de una vez por todas, pongan en marcha el reparto de la riqueza, la reducción de jornada laboral a 6 horas, cinco días a la semana, para que madres y padres puedan acometer la educación y el cuidado de sus hijas e hijos; para que todas las personas tengan vida más allá de la jornada laboral; para que los trabajos de 24 horas desaparezcan; para que se ponga fin trabajar para ser pobre (en este país, según el mercado en todos sus ámbitos, es sabido que una persona no puede vivir con menos de 1.300€ líquidos mensuales, menos aún cuando hablamos de dos o más personas).

No se puede sostener una sociedad donde, en general, y especialmente las mujeres, siendo el 52,04% de la población mundial, tenemos contratos y sueldos que nos condenan a la miseria y podredumbre, a nosotras y a nuestras hijas e hijos. De nosotras, las madres solteras, las mujeres migradas, discapacitadas, de minorías étnicas, prostituidas, víctimas de violencia y las nacidas en familias excluidas del sistema somos quienes mayoritariamente perdemos la salud y arrastramos nuestras vidas y las de nuestros seres queridos.

No es cierto que vivamos en un país de bienestar social, afortunadamente la sanidad pública y la educación van por delante de muchos países y este no es el caso. Justamente por eso, la importancia de preservarlas y dar gigantes pasos para que el reparto de la riqueza sea real, a todas luces no se pueden mantener privilegios para unas pocas personas y el 80% se la población perder la salud, queriendo sostener la vida.

Rafaela Pastor Martínez

Foto: Archivo AmecoPress
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