El eufemismo de la “gestación subrogada”
Madrid, 23 ene. 18. AmecoPress. La Comisión de Igualdad de Juezas y Jueces para la Democracia desarrolló el pasado viernes 19 de enero, una jornada para dialogar sobre la “maternidad subrogada’. ¿Es necesaria una regulación? Ser padre o madre, ¿es un deseo o un derecho? El contrato de gestación con renuncia a la maternidad, ¿afecta a la dignidad de las mujeres? ¿Cómo actuar en contextos en los que las mujeres están en una situación de vulnerabilidad? ¿Qué consecuencias tiene sobre los niños y las niñas? ¿Es posible una gestación altruista? ¿Qué hacer en nuestro país, en un momento en el que Ciudadanos tiene registrada una propuesta de ley a favor de la regulación que ha abierto el debate en el seno de los partidos y el conjunto de la sociedad?
Alicia Miyares, filósofa, escritora y feminista, impulsora del movimiento ‘No somos Vasijas’, que rechaza la utilización de los vientres de las mujeres con fines de gestación para otros, fue la primera en intervenir. Miyares dejó clara y muy argumentada su oposición a esta “práctica”, ya sea en su modalidad “altruista” o mercantil.
La experta, que dedica gran parte de su tiempo a explicar su postura en distintos contextos, aseguró que trasladar los argumentos no es fácil, porque los defensores de la gestación subrogada se apoyan en un “magma emocional” y en un lenguaje que es un “eufemismo”, para que la ciudadanía no tome conciencia del verdadero significado. Nunca hablan de embarazo (siempre usan “mujer gestante”, “gestación”), se apoyan en una “asepsia” destinada a que no profundicemos, la estrategia psicológica que usan con lo que llaman “mujeres gestantes” es que no establezcan vínculos durante el embarazo, sobre todo a partir del quinto mes, momento en el que los sentimientos entre el feto y la madre crecen. Alicia Miyares afirmó tajantemente: "la gestación subrogada es el traspaso del dolor de quien no puede tener hijos a quienes lo tienen y lo entregan".
En segundo lugar, Miyares ha explicado que la gestación subrogada se lleva a cabo mediante un contrato abusivo. “Pretenden equiparar un deseo, el de ser padre, con un derecho”. Además, se trata de un contrato que obliga a las mujeres a renunciar a un derecho fundamental jurídico que es la filiación, que contempla el Código Civil.
Alicia Miyares: “Pretenden equiparar un deseo, el de ser padre, con un derecho”
El supuesto “altruismo” de la mujer gestante es, según Miyares, una “trampa perversa”. El altruismo, según la filósofa, no necesita contrato. Además, “es imposible regular que no haya caja B”. La experiencia demuestra que no hay tantas mujeres dispuestas a “ceder” su hijo a terceras personas si no hay compensación económica, como ha sucedido en Reino Unido o Canadá. En realidad, “la regulación facilitaría el registro de hijos de las parejas que van a seguir saliendo fuera a por ello”, es decir, “la regulación altruista lo que facilita es el mercado”.
“Con la gestación subrogada, la vida comienza en un contrato, en un momento anterior a que empiece la transferencia embrionaria”. En este contrato, el concepto de intención se usa para blindar la posición de los padres intencionales y dejar en una posición de indefensión jurídica a las mujeres. ¿Qué pasa si esa mujer se arrepiente? ¿Qué pasa si esa mujer quiere abortar, dentro del marco legislativo? No puede decidir libremente y tiene que pagar los gastos y además indemnizar a los padres por los daños morales.
Miyares, argumentó, en tercer lugar, que no se puede establecer una analogía con la donación de órganos –no hablamos de algo que se extrae de tu cuerpo para terceras personas por riesgo de enfermedad o muerte-. Por último, dijo, “la utilización del concepto de libertad se convierte en parodia cuando la utilizas para restringir derechos”.
Las mujeres "no somos incubadoras, ni vasijas, ni úteros o vientres de alquiler: somos mujeres, vidas humanas con las que pretenden montar un nuevo negocio que lucrará al más fuerte y someterá a las más débiles", sostiene Miyares.
Barrigas sin cabeza
En la segunda mesa, titulada ‘Propuestas de la sociedad civil. ¿Es la última frontera del capitalismo?’, la escritora Laura Freixas y Beatriz Gimeno, histórica activista y actualmente diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid, profundizaron en los supuestos culturales y sociales en los que se sostiene y también los que refuerza la mal llamada gestación subrogada.
“La cultura atribuye la capacidad de transmitir a los padres”, explicó Laura Freixas. La escritora analizó mitos religiosos y también las representaciones del embarazo: “barrigas sin cabeza”. “Lo que distingue a una mujer embarazada de cualquier hembra embarazada es la cabeza. Cuando se le niega la humanidad, se impide que empaticemos con ella”, dijo. De este modo, “se abona el terreno para que nuestras mentes sean fértiles a las ideas de la gestación subrogada”.
La escritora afirmó que la gran mayoría de las mujeres que se prestan a llevar a cabo la gestación subrogada son pobres. “En este negocio, donde todos cobran y pagan, las mujeres son las únicas que están dispuestas a medicarse, embarazarse, parir, regalar un hijo a un hombre que no han visto nuca, sin nada a cambio”, reflexionaba entre las risas del público Laura: “la eficacia propagandística del patriarcado es admirable”.
Beatriz Gimeno: ¿Estamos de acuerdo en que todo se puede comprar o vender?
En esa línea, Beatriz Gimeno arrancó preguntando: ¿estamos de acuerdo en que todo se puede comprar o vender? ¿Estamos de acuerdo en que se pueda renunciar a un derecho fundamental por contrato? “Estamos en un momento en el que se puede parar el mercado”, advirtió, porque “abrir el mercado perjudica a todas”.
A lo largo de la jornada, celebrada en el salón de actos del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, se escucharon propuestas a favor de la gestación subrogada.
En nuestro país, hasta el momento, solo Ciudadanos defiende su regulación, para lo cual ha presentado una propuesta de ley cargada de “contradicciones”. Como requisitos, plantea que este proceso, que consideran debe ser "altruista" (aunque con recompensa y nunca entre familiares), solo puedan formar parte de él mujeres con más de 25 años, españolas, haber sido madre con anterioridad, no tener antecedentes penales (“como si hubiera un gen de la delincuencia”, dijo Miyares) y cumplir con una renta mínima. Eso sí, para quienes se ocuparán de educar al niño o niña, es decir, los padres que alquilarían el vientre, no se plantean condiciones.
Foto: AmecoPress
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