"El Estado debe proteger a las defensoras de los derechos humanos"
Madrid, 01 dic. 16. AmecoPress. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha rendido homenaje a las miles de mujeres en todo el mundo que trabajan para defender los derechos humanos de las mujeres. Estas mujeres sufren discriminación en múltiples formas. En un ambiente hostil y de creciente populismo, el Consejo pide que se proteja, más que nunca, a estas mujeres mediante la lucha contra la discriminación.
Con motivo del 29 de noviembre, Día Internacional de las Defensoras de derechos humanos, representantes independientes del Consejo de Derechos Humanos de la ONU rinden homenaje a cientos de miles de mujeres en todo el mundo que trabajan incansablemente y con valentía para defender los derechos humanos de las mujeres, y todas aquellas que trabajan por la igualdad sustantiva en todas las esferas de la sociedad.
Estas agentes de cambio, reconocidas como defensoras de los derechos humanos, luchan contra todas las formas de discriminación y desigualdad, y se enfrentan a desafíos únicos impulsados por una profunda discriminación contra las mujeres y estereotipos sobre su supuesto papel apropiado en la sociedad.+
Los actuales fundamentalismos crecientes de todo tipo y el populismo, así como los gobiernos autoritarios y ese afán descontrolado de lucro, alimentan aún más la discriminación contra las mujeres, acentuando los obstáculos que enfrentan las defensoras de derechos humanos. Además de los riesgos de amenazas, ataques y violencia que enfrentan todos los defensores de derechos humanos, ellas están expuestas a riesgos específicos por luchar por derechos cuestionados por grupos fundamentalistas –derechos sexuales y reproductivos- y por denunciar acciones de empresas e industrias extractivas.
La participación política y pública de las mujeres en la sociedad y el trabajo histórico de las organizaciones de mujeres y grupos feministas han sido una de las principales expresiones de la democracia y un motor indispensable para el reconocimiento de la mujer como sujetas plenas de derecho. Cada día, más mujeres se identifican como defensoras de los derechos humanos y se comprometen, individual y colectivamente, en acciones a favor de la justicia, la igualdad, la paz y los derechos humanos.
La mayoría de los Estados Miembros de la Organización de Naciones Unidas, al haber ratificado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), han reconocido que “la máxima participación de la mujer, en igualdad de condiciones con el hombre, en todos los campos, es indispensable para el desarrollo pleno y completo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz”.
Sin embargo, esta participación de las mujeres en el espacio público ha sido restringida por las prácticas discriminatorias y los estereotipos de género padecidos por las mujeres en todo el mundo. El mismo concepto de feminismo es muy a menudo malinterpretado, denigrado y desacreditado, incluso por algunos actores en la comunidad de derechos humanos. Es habitual que estas mujeres reciban amenazas y acoso, incluyendo prohibiciones de viajar, así como agresiones, asesinatos y encarcelamiento de muchas mujeres defensoras a raíz de su trabajo por los derechos humanos y especialmente por su demanda de igualdad.
Discriminación en múltiples formas
Según la Plataforma CEDAW, la discriminación contra las mujeres se refiere a “toda distinción, exclusión a restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”.
La discriminación que sufren las mujeres defensoras de derechos humanos y los obstáculos que enfrentan se expresan en múltiples formas:
Ataques misóginos. Las mujeres que deciden romper con los roles tradicionales de género para exigir sus derechos y los de sus comunidades suelen enfrentarse a la desaprobación y estigmatización. Los ataques que padecen, a menudo a través de los medios de comunicación, giran en torno a los mismos estereotipos que las defensoras desafían a través de su trabajo. Suelen ser etiquetadas como “malas madres” o “putas”, su orientación sexual es cuestionada, y pueden ser ridiculizadas por su apariencia física o por su supuesta falta de “feminidad”.
Violencia basada en el género. Las agresiones sexuales o las amenazas de violación y los ataques contra sus familias son dos tipos de agresiones específicas contra defensoras de derechos humanos. Estas agresiones son cometidas por las autoridades e instituciones del Estado así como por actores privados, como empresas pero también por sus propias familias, comunidades y organizaciones.
Falta de protección y acceso a la justicia. Cuando una mujer defensora de derechos humanos es agredida, es más probable que no cuente con el apoyo de su familia o comunidad y a veces, incluso la de su organización. Esto se debe a la persistencia de estereotipos de género que llevan a cuestionar y criticar el hecho de que las mujeres participen en la política y no se dediquen a tareas domésticas. Por otra parte, cuando una mujer defensora ha sido agredida y denuncia ante la justicia, es probable que se enfrente con autoridades que la re-victimicen y pongan en duda la validez de su testimonio y la gravedad de los hechos. Muchas de estas mujeres tampoco cuentan con los recursos necesarios para llevar a cabo acciones legales. Por otra parte, los mecanismos de protección existentes adolecen por lo general de un adecuado enfoque de género que tomaría en cuenta la desigualdad, discriminación y exclusión que enfrentan las mujeres en la sociedad y propondría una respuesta eficaz para responder a sus necesidades y prioridades. Las medidas de protección suelen no ser sensibles al género al no tener en cuenta las situaciones particulares de las mujeres, como por ejemplo, su papel de cuidadoras en la familia.
Falta de recursos para las organizaciones de mujeres y apoyo a la participación de las defensoras en la vida política y pública. Las organizaciones de mujeres tienden a tener menos acceso a los recursos y menos apoyo político para la realización de su trabajo. Muchas mujeres defensoras no son reconocidas por su liderazgo y contribución -incluso en sus propias organizaciones, familias y comunidades y tienen que cargar, solas, con sus tareas domésticas y de cuidado mientras buscan tiempo para participar en actividades públicas o políticas.
Los impactos de la discriminación contra la mujer en la vida y la participación pública de las defensoras también son múltiples: aumentan los riesgos que enfrentan en el desempeño de su trabajo; afectan su salud, su vida, sus relaciones familiares y comunitarias; disminuyen su capacidad de aporte, afectándose así las organizaciones en las que participan y las causas por las que luchan. También inhiben que más mujeres ejerzan sus derechos políticos y contribuyan con su participación al desarrollo y la democracia de toda la sociedad.
Estos impactos vulneran de manera especial a las mujeres que denuncian la violencia en las zonas rurales o semiurbanas, las que denuncian devastación ambiental por proyectos extractivos, las que trabajan por los derechos a la salud reproductiva, a las que son estigmatizadas socialmente por su etnia, discapacidad, edad o preferencia sexual y las que se encuentran en territorios en situación de guerra o con presencia militar o en territorios controlados por grupos del crimen organizado, entre otras. Esta discriminación también inhibe y desalienta a las mujeres agentes de cambio, pero que por miedo a represalias ni siquiera se atreven a identificarse como defensoras de derechos humanos.
Resolución en un contexto hostil
A pesar de estos retos y de un contexto particularmente hostil, la comunidad internacional marcó un logro histórico cuando, en 2013, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución sobre la “Promoción de la Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos: protección de las defensoras de los derechos humanos”. Dado el contexto actual particularmente hostil, esta resolución reconoce el papel indispensable que desempeñan las defensoras de derechos humanos en la sociedad y su necesidad de apoyo, protección y empoderamiento.
Esta declaración que exige a los Estados miembros que adopten medidas concretas para eliminar la discriminación contra la mujer, tales como dejar de penalizar a las mujeres por su labor de transformación; desarrollar medidas para modificar patrones socioculturales en la base de la violencia contra las mujeres; y establecer medidas para asegurar la protección de las defensoras, creando un entorno seguro y propicio para la defensa de los derechos humanos.
Para conmemorar este año el Día Internacional de las Defensoras, exhortan a los Estados Miembros, a los órganos de Naciones Unidas y a la sociedad en su conjunto a combatir la discriminación, reconociéndolas públicamente y haciendo visibles todos los esfuerzos que las defensoras despliegan individual y colectivamente para preservar la paz y lograr, la igualdad de género y el goce de los derechos humanos para todas y todos.
Asimismo, instan también a los Estados a que apoyen resueltamente las iniciativas que definan las propias defensoras y sus organizaciones y que garanticen un entorno propicio para su labor. Ante el creciente populismo y fundamentalismos así como los deplorables retrocesos en la agenda de derechos humanos de las mujeres, necesitamos más que nunca unir nuestras fuerzas para preservar el espacio democrático en el que las defensoras de derechos humanos representan un contra-poder esencial y una fuerza de acción colosal.
Foto: Archivo AmecoPress
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Internacional - Derechos humanos - Mujeres del mundo - Violencia de género - Instituciones de igualdad; 01 diciembre.16. AmecoPress