8M: el feminismo llenará las calles tras dos años de pandemia

11 de febrero de 2022.

Por Gloria López

Madrid | Sociedad | Política y género | Movimiento feminista | 8 Marzo | Feminismo



Los colectivos feministas han convocado movilizaciones y recuerdan que los motivos para tomar calles y plazas siguen intactos tras una crisis sociosanitaria que ha actuado como una lupa de aumento de la desigualdad


Madrid. 10 feb. 22. AmecoPress.- Los colectivos feministas han convocado movilizaciones para conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres. Las razones para tomar calles y plazas siguen intactas: las violencias machistas, el hecho de que el Convenio 189 de la OIT para mejorar los derechos laborales de las trabajadoras de hogar siga sin ratificarse por parte del Estado español, la precarización de sectores públicos fuertemente feminizados como son la sanidad y la educación, o la brecha salarial son algunos de los motivos. La pandemia ha actuado como una lupa de aumento de la desigualdad, que es estructural, y esto también ha coincidido con la aparición de voces que arremeten contra los derechos de las mujeres. El 8M de 2020, sin estado de alarma decretado, las mujeres salieron a las calles y la derecha las responsabilizó de la expansión de los contagios. El señalamiento llegó a los tribunales y el Supremo acabó dando la razón a las feministas. Pero en 2021 la Delegación del Gobierno en Madrid prohibía la marcha. Llegamos a 2022 y hay necesidad de juntarse, sentirse y reivindicar un 8M que apunta a volver a ser multitudinario.

Este año es importante. Tres años de explosión feminista, construida sobre la base de un legado y una genealogía, como apuntan desde la Comisión 8M en Madrid, recordando que este espacio ha ayudado a organizar la manifestación del Día de las Mujeres desde el año 1977, seguidos de dos años de crisis sociosanitaria en la que el movimiento feminista ha seguido, quizás más vivo que nunca, "articulándose en los espacios vecinales", ocupándose en muchos casos de “sostener la vida”. “Esa labor de sostenimiento en los barrios la celebramos, pero estamos muy tocadas, agotadas, y con mucha necesidad de juntarnos en las calles”.

Queda menos un mes para el 8M, que ya es fecha señalada en el calendario. “Hay elementos del feminismo que se han incorporado al sentido común; ya no se puede no hablar de cuidados o de violencia de género”, explican desde la Comisión 8M, y, sin embargo “no vemos resultados”. Por este motivo, sienten que su argumentario sigue más vigente que nunca. Se trata de un centenar de demandas consensuadas por todos los colectivos y mujeres presentes en este espacio de coordinación, que se agrupan en cuatro ejes fundamentales: violencias, cuerpos, fronteras y economía.

La Comisión 8M es un espacio que aglutina a decenas de colectivos y organizaciones feministas que, desde distintas posturas han dado prioridad al consenso. Eso les ha permitido organizarse, afrontar cambios, dificultades y desarrollar distintas estrategias y herramientas, entre otras las huelgas feministas llevadas a cabo en 2018 y 2019. “Siempre hemos puesto en el centro los puntos en los que estábamos de acuerdo, de manera que el tener distintas posturas no impidiera hacer algo juntas”, explican fuentes de la Comisión, que aseguran sentir desconcierto al conocer que por primera vez un grupo ha convocado una manifestación de manera diferenciada en Madrid sin que antes se les haya visto participar en ninguna de las asambleas y grupos de trabajo mantenidas desde diciembre para preparar la movilización del 8 de marzo de 2022, siendo un espacio abierto, cuyas actas son públicas.

“Tener debate y pensar las cosas enriquece a los movimientos, aclaran, “de hecho, desde la Comisión 8M hace dos años organizamos una jornada de debate sobre prostitución donde se expresaron enfoques muy diferentes y fue muy positivo hablar”. El problema es cuando no se logra dialogar y cuando los desacuerdos se convierten en lo más importante. “Eso nos perjudica a todas”, matizan.

La Comisión 8M de Madrid confirmó el sábado pasado, tras la celebración de su cuarta asamblea de 2022, el recorrido de la manifestación prevista para el próximo 8 de marzo. Bajo el lema ‘Derechos para todas, todos los días. Aquí estamos las feministas’, la marcha recorrerá el centro de la capital, entre la plaza de Atocha y la de Colón, a partir de las 19 horas.

Unos días más tarde se conocía que un grupo de organizaciones feministas convocaba a otra manifestación, a la misma hora, pero con un recorrido diferente: desde la Gran Vía en la intersección con la calle de Alcalá hasta la Plaza de España.- “La Comisión 8M se autodefine como representante del 8M, pero eso no es así”, responden desde el grupo convocante de esta movilización, cuyo lema es “el feminismo es abolicionista”, cuando les preguntamos por qué no se han articulado en el espacio común desde el que se ha organizado la manifestación en Madrid desde hace 45 años. “El feminismo es abolicionista y la Comisión 8M está lejos del abolicionismo”, sentencian.

No solo se trata de abolir la prostitución, una reivindicación histórica en gran parte del feminismo, que incluye a su vez diversos matices y posturas. También defienden abolir la pornografía, los vientres de alquiler y, también, el género. “Las leyes que se están promoviendo que establecen la autoidentificación registral del sexo no son feministas y ratifican una diferenciación entre mujeres y hombres basada en estereotipos”, por ello, “reclamamos coeducación para alcanzar la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres”, explica Sonia Gómez, integrante de este conjunto de organizaciones.

Durante la pandemia, las vecinas han sostenido la vida

Los efectos de la crisis sanitaria han agravado la situación que viven las mujeres, que a menudo se encargan de las labores de cuidados y de muchos de los empleos que se han evidenciado como esenciales e imprescindibles para el sostenimiento de la vida. “Cuando en 2018 decidimos emplear la herramienta de la huelga feminista muchas mujeres se sintieron identificadas porque nos dimos cuenta de que el cuidado nunca había podido parar”, explican desde la Comisión 8M para recordar la vigencia de la reivindicación de unos servicios públicos de calidad en sectores fuertemente feminizados y a la par precarios como la sanidad, la educación o los cuidados.

Sonia Gómez recuerda que “el 90 por ciento de los cuidados no están remunerados” y recaen sobre las espaldas de las mujeres. “El Ministerio de Igualdad se ha sacado de la manga que los cuidados son femeninos, pero esto no es así”. El feminismo “lucha por la igualdad y la libertad de las mujeres”, explica, “y la corresponsabilidad quiere decir que los cuidados no son de las mujeres, sino que han de compartirse entre hombres, mujeres y también el Estado”.

Pero la pandemia ha sido dura de forma especial para determinados sectores: las trabajadoras del hogar, las migrantes en situación irregular, las desempleadas. Comer, cuidar, dormir, no ha sido fácil para muchas mujeres en una época en la que todo paró, en la que se han cerrado espacios vecinales y en la que no hubo respuestas institucionales para quienes viven al día, no tienen contrato laboral o si lo tienen es tan inestable que no pueden coger una baja o fueron despedidas de un día para otro. Conciliar y educar con escuelas cerradas y abuelas en asilamiento forzoso ha sido muy complicado y ha recaído, una vez más, sobre las espaldas de las mujeres. Estos son los conflictos cotidianos que las feministas de distintas generaciones enfrentan en los barrios y son las situaciones sobre las que pone el foco el argumentario de la Comisión 8M.

El covid ha impuesto a la población femenina del mundo sufrimientos y retos que se suman al impacto general del virus. Así lo resumía OnuMujeres en un informe: “En tiempos de crisis, cuando los recursos escasean y la capacidad institucional se ve limitada, las mujeres y las niñas se enfrentan a repercusiones desproporcionadas con consecuencias de gran alcance que no hacen más que agravarse en contextos de fragilidad, conflicto y emergencia. Los avances logrados con gran esfuerzo en materia de derechos de las mujeres también se encuentran amenazados”.

La pandemia también ha agudizado la violencia contra las mujeres en todos los ámbitos. “Muchas mujeres, niñas y niños se vieron encerradas con su maltratador”, recuerdan desde la Comisión 8M, “las violencias machistas sistémicas y cotidianas que están también en el centro de las demandas sobre las que esta manifestación quiere poner el foco”. El número de mujeres asesinadas por violencia de género en el Estado español asciende a 44 en 2021, a tres en lo que llevamos de año y a 1.129 desde 2003. Nos referimos a los asesinatos cometidos en el marco de una relación afectiva. Aunque desde el 1 de enero de 2022 España cuenta con un sistema de contabilización de feminicidios que abarca también los asesinatos machistas cometidos fuera del entorno de la pareja o expareja - familiares, sexuales, sociales y vicarios -, todavía esos datos no son públicos.

Proceso

Los colectivos feministas españoles se sumaron en 2017 al primer paro internacional de mujeres convocado desde Polonia o Argentina. En 2018 prepararon la primera huelga feminista de 24 horas de España. 2019 y 2020 fueron también un éxito, no solo en términos de convocatoria, sino de proceso y de dinamización del movimiento intergeneracional de mujeres.

Han sido años en los que la jornada del 8M se convirtió en un grito multitudinario y reivindicativo tras varias semanas en las que el feminismo lograba una victoria mayor: que en todas partes se hablara sobre conceptos casi siempre olvidados, como la brecha salarial, el techo de cristal, la violencia sexual, los cuidados o el convenio 189 de la OIT.

Años en los que el feminismo tomó las calles y plazas, agrupando generaciones y también demandas diversas y posiciones y puntos de vista diferentes. El feminismo se configuraba de ese modo como una referencia de la sociedad, que empezó a advertir que la desigualdad entre mujeres y hombres debía ser cuestionada. Es cierto que esa sensibilidad no se ha plasmado en hechos y en políticas concretas –al menos no tanto como para hablar de cambios sustanciales- y que también hemos asistido a la irrupción de fuerzas que niegan la mera existencia de la violencia de género, pero es indudable que la movilización feminista abrió una ventana en el imaginario colectivo por la que se cuelan conceptos, propuestas y actitudes cotidianas que tendrán continuidad.

Eso y no solo la pandemia y la fragmentación forma parte del proceso. Hay necesidad de coincidir y juntarse.

Foto: archivo AmecoPress
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Sociedad – Política y género – Movimiento feminista – Feminismo – 8 de marzo. 10 feb. 22. AmecoPress

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