Los "campos de viuda" en Siria, invisibles en la respuesta humanitaria

Madrid, 28 abr. 22. AmecoPress. - Han pasado once años desde que comenzó la guerra en Siria. A lo largo de estos años, alrededor de 13 millones de personas sirias se han visto obligadas a huir de la violencia. Según ACNUR, 5,5 millones de personas están refugiadas en cinco países vecinos, mientras 6,7 millones de personas están desplazadas dentro del país. Las familias con bajos recursos o con situaciones económicas complicadas no han podido salir de Siria y se encuentran ahora en distintos campamentos de refugiados. Las mujeres, niñas y niños que se refugian en los denominados "campos de viuda" son quienes peores condiciones tienen. El estudio realizado por World Vision expone los traumas y abusos que sufren estas personas, además de la falta de acceso a servicios básicos.
Los "campos de viudas" se crearon en el año 2014 en el noroeste de Siria. Son denominados así porque mayoritariamente reúnen a mujeres, niñas y niños. "No necesariamente tienen que ser viudas, también hay mujeres solteras, jóvenes, divorciadas y mujeres que no saben qué ha pasado con su marido", aclara Eloisa Molina, responsable de comunicación de la agencia de ayuda internacional World Vision. En estos campamentos, se niega el acceso a las organizaciones de ayuda internacional. Hasta la fecha, ninguna ONG internacional ha tenido acceso a ellos. Son administrados por el Gobierno de Salvación de Siria en el Departamento de Desplazados de Idleb y por las autoridades turcas en la provincia de Alepo.
Molina denuncia que estos campamentos están ocultos a vista de todo el mundo, especialmente a las organizaciones humanitarias: "Se establecen las prioridades en otros sitios y estos campos pasan desapercibidos". Son campos invisibles y las mujeres, niñas y niños que están ahí "no son una prioridad".
Las condiciones en los "campos de viudas" son peores que en otros: "Son campamentos en los que no hay mucho control". De acuerdo con Molina, deberían ser considerados campamentos de refugiados oficiales y se tendrían que gestionar con el fin de asegurar el cumplimiento del Derecho internacional y la asistencia humanitaria: "Se deberían gestionar, registrar y controlar de la misma forma que otros campamentos, a través de la ONU y organizaciones humanitarias".
La situación de las mujeres, niños y niñas en los campamentos de viudas es preocupante. Sufren abusos y traumas y carecen de acceso a servicios básicos como atención sanitaria, alojamiento y un espacio seguro. Con el fin de poner el foco sobre esta situación, World Vision ha presentado el informeLos campos de viudas de Siria: lo más difíciles de apoyar, los que más riesgo corren. Este informe investiga la vida de mujeres, niñas y niños en los "campos de viudas" y consiste mayoritariamente en entrevistas realizadas a personas en 28 diferentes campamentos en el noroeste de Siria.
Principales hallazgos del informe
La mayoría de las mujeres encuestadas (95%) afirma tener sentimientos negativos o estar desesperadas, sin apenas acceso a la ayuda de salud mental. Asimismo, el 88% de las mujeres informan de la falta de servicios esenciales, como atención sanitaria, alojamiento adecuado y protección. Los niños y las niñas, quienes sufren abusos y abandono, también confirman la falta de apoyo vital.
El informe expone que la violencia sexual contra mujeres y niñas ocurre todos los días. "Al contrario de otros campamentos de desplazados internos, las mujeres de estos campos no tienen derecho a moverse libremente y a salir de ahí", expresa Molina, de modo que los abusos que ellas denuncian ocurren dentro de estos campamentos.
Las mujeres se ven sometidas a todo tipo de abusos, tanto abusos físicos como psicológicos. Ellas mismas denuncian las enfermedades mentales que llevan acarreando por los abusos prolongados en el tiempo. Además, se les somete a una presión de mantenerse a ellas mismas y a sus familiares. En otros campamentos de refugiados, las personas trabajan, tienen sus ingresos y sus negocios. En este caso, no ocurre lo mismo: "Las mujeres tienen a cargo a sus familias y no ven la posibilidad de trabajar y generar ingresos propios".
La infancia paga el precio más alto
De acuerdo con el informe, las niñas y los niños son gravemente descuidados, maltratados y obligados a trabajar. El 32% son obligados a casarse antes de cumplir 18 años. Además, los niños mayores de once años son considerados como adultos. Por lo tanto, se ven obligados a abandonar los campamentos y a valerse por sí mismos en el exterior. "Cada año somos testigos de lo mismo: la infancia está pagando el precio más alto de esta guerra", dice Eleanor Monbiot, directora regional de World Vision para Oriente Medio y Europa del Este.
Las madres tienen pocos o ningún medio para cuidar de sus hijos e hijas. Ellas mismas sufren abusos, traumas, presión y tienen una carga mental: "Las madres expresan estar en un ’punto de ruptura’, con alarmantes necesidades de salud mental y sin ingresos para cuidar de sus familias, lo que las lleva a adoptar estrategias de supervivencia perjudiciales para ellas y sus hijos".
La infancia necesita seguridad y protección. "El campamento de refugiados debería ser provisional, ningún niño o niña debería considerarlo como su hogar", concreta Molina. Estas personas deberían ser reubicadas en hogares y en comunidades definitivas, donde tengan libertad y el derecho a ganarse la vida por ellas mismas: "Eso sería lo ideal a largo plazo". En cuanto a las medidas a corto plazo, Molina ve indispensable entrar en los campamentos para reducir el abuso sexual, el trabajo infantil, la mendicidad y el matrimonio infantil.
La emergencia silenciosa
"Mientras el mundo tiende la mano, con razón, para apoyar a los refugiados que huyen de Ucrania, instamos a quienes tienen el poder político a que también den prioridad a las vidas de estos niños y niñas sirios. Llevan once años sufriendo la guerra y el desplazamiento, y ellos también merecen seguridad y protección", subraya Monbiot.
World Vision apoya la ayuda que se está ofreciendo a las personas refugiadas ucranianas, pero eso no debería influir en la inversión en otras situaciones humanitarias, según explica Molina: "No debería ser uno u otro. Tenemos que pedir justicia a esta comunidad internacional y que se destinen los fondos necesarios para apoyar, al igual que en Ucrania, a la población que está siendo víctima de conflictos en otros lugares, como Siria o la República Democrática del Congo".
Molina lamenta que la situación de Siria se ha convertido, desde hace muchos años, en una emergencia silenciosa: "Cuando una crisis empieza a prolongarse en el tiempo, empieza a quedar olvidada en los medios de comunicación". Por lo tanto, desaparece de la opinión general y los recursos empiezan a focalizarse en otros conflictos.
Comparando con Ucrania, Molina explica que se trata de una situación similar, a ojos de la ciudadanía: "Quienes no somos expertas en situaciones de conflicto, lo que vemos es una violencia dentro de un país que obliga a las familias a dejarlo todo atrás y a huir". Sin embargo, en el caso de Ucrania se han puesto en marcha determinados sistemas que han facilitado la acogida de las personas en su pleno derecho, el cual se refiere al acceso a un médico, a las necesidades mínimas o a la educación. "En otros contextos, no están activando esos protocolos para la ciudadanía", denuncia Molina. En Siria, hace once años que las niñas y los niños no van al colegio: "Una infancia que no recibe educación y que no ha recibido las necesidades básicas para seguir adelante tendrá muy difícil romper este círculo de pobreza".
Molina subraya que todas las personas deberían ser tratadas por igual: "Cualquiera que huya de cualquier circunstancia, desplazada por motivos de violencia, de marginación o económicos, debería recibir la protección humanitaria básica y ver cumplidos sus derechos".
Foto: archivo de AmecoPress, cedida por World Vision.
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Internacional - Infancia - Informes - Refugiadas - Violencia en conflicto armado - Viudas - Pobreza y género - Salud y género - Violencia de género - Violencia sexual. 28 abr. 2022. AmecoPress.