“La gente no quiere migrar”
Madrid, 21 marzo. 19. Amecopress. - Nadie quiere migrar, asegura Imara Martínez, médica nicaragüense e integrante de Médicos del Mundo Aragón. Ella lo sabe por propia experiencia pues tuvo que venir a España, dejando a su familia y su vida en su país. Ayudar a otras mujeres migrantes, a través de los talleres de prevención de violencia de género, es una experiencia que le permite sanar ese dolor. Está en Madrid para participar con una ponencia en la jornada ‘La invención de la frontera: migraciones, migrantes y derechos humanos’. Allí recibe a AmecoPress.
¿Cuándo llegaste a España y cómo empezaste a formar parte de Médicos del Mundo?
Llegué hace tres años y medio de Nicaragua. Ya conocía a médicos del Mundo en mi país y al llegar, busqué información, porque sentía la necesidad de hacer lo que sé hacer, y yo soy médica. Justo en ese momento, Médicos del Mundo, que venía trabajado en el tema de la Mutilación Genital Femenina (MGF) estaban comenzando con la prevención de la violencia de género, en grupos de mujeres migrantes, especialmente africanas.
¿Qué hacen en esos programas?
Son unos talleres muy vivenciales, con el objetivo de informar, sensibilizar, prevenir la violencia y empoderar a las mujeres. Con respecto a la MGF, hay un convenio con los hospitales en Aragón, mediante el cual, cuando una mujer africana da a luz, se nos avisa y las mediadoras, que también son africanas, van a hablar con las madres y les dan unas charlas acerca de los problemas de salud, la salud sexual y reproductiva, los derechos sociales y la normativa existente que penaliza la MGF porque esta práctica está prohibida en España. Cuando van a sus países, tienen que saber que a la vuelta, sus hijas serán chequeadas y si han sido mutiladas se enfrentarán a sanciones.
¿Con qué enfoque trabajan la prevención de la MGF, para que las mujeres no experimenten un ataque a su cultura?
Desde la perspectiva cultural y de derechos humanos. Ni el Corán ni su cultura dicen que tengan que ser mutiladas. No vamos en contra de su cultura, todo lo contrario.
¿Y funciona?
Pues de momento, sí. Sobre todo las familias del padre de las niñas son las que más presionan a las mujeres para que las sometan a la MGF. Y saber que en España existe la penalización, que si lo hacen pueden ir a la cárcel, les ayuda a defenderse. También se enfoca como una forma de violencia de género, como los matrimonios concertados.
¿De qué manera?
Es importante empoderar a las mujeres, darles información, generar debates, compartir experiencias. Se les dan recursos para identificar la violencia, los distintos tipos de violencia, qué hacer ante la violencia. Hay una formación y un empoderamiento. También vamos trabajando para ir avanzando en la corresponsabilidad y lo roles en la familia.
En las mujeres migrantes hay varias discriminaciones que se cruzan.
Exacto. Por ser mujeres, migrantes, pobres en muchos casos, por el idioma….
¿Qué supone para ti trabajar con mujeres de distintas culturas?
Fue una novedad. Introducirme en su piel, conocer la violencia que sufren las mujeres en todos los países del mundo, ha sido un gran aprendizaje. Y el voluntariado de Médicos del Mundo es bien empático y comprometido. Entiendes que una también forma parte de ello, compartes tu experiencia, también con españolas. La discriminación nos afecta a todas, está en todas partes, en el bus, si llevas pañuelo porque eres musulmana, si tienes rizos porque eres afro….
¿En qué tenemos que insistir o qué tenemos que cambiar del relato que estamos ofreciendo los medios de comunicación para no contribuir con los discursos de rechazo y hasta odio que últimamente crecen en la sociedad?
En primer lugar las redes sociales son un arma de doble filo. A mí no me gustan porque siento que me invaden y me controlan. Pero lo cierto es que generan mucha adhesión. Y las redes y los medios de comunicación están transmitiendo estereotipos continuamente.
Además, la sociedad española todavía tiene una doble moral: algunos van a la iglesia, pero después tienen a una muchacha inmigrante en su casa trabajando sin papeles y en pésimas condiciones.
¿La gente migra porque quiere?
No. La gente migra porque no le queda otra. Nadie quiere dejar lo suyo. A nadie le gusta que le digan que estás pelando la naranja al revés, mal, porque lo estás haciendo de forma distinta. Mi destino era EEUU, cuando era joven, pero me resistí. Hasta que hace algo más de tres años me vi obligada, me empujó la condición política de mi país. Pero es un dolor. Es una carga silenciosa que siempre está en mi cabeza martilleando y me quita la paz.
Fotos archivo AmecoPress
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Sociedad – Derechos humanos – Salud reproductiva – Ablación – Violencia de género – Encuentros y jornadas; 21 de marzo. 19. AmecoPress