Imelda Marrufo: “La mejor práctica para la construcción de la paz es la feminista”

Madrid, 25 oct. 16. AmecoPress. La semana pasada tuvo lugar el Seminario Internacional ‘Tejiendo redes para la protección de mujeres defensoras de derechos humanos. El marco “Mujer, paz y seguridad” y otros mecanismos de protección’. Durante tres días, tuvimos en Madrid y Barcelona una delegación de defensoras de derechos humanos en Centroamérica, México y Colombia, que, junto a la experta independiente de Naciones Unidas sobre discriminación contra la mujer, Alda Facio, evaluaron la situación de mujeres defensoras en países en conflicto y los resultados de diferentes mecanismos de protección existentes, para sensibilización, concienciación e incidencia ante las instituciones y la sociedad civil.
Pero en rigor: ¿Quiénes son las defensoras de Derechos Humanos? Una madre que busca justicia por su hija desaparecida. Una maestra que exige educación pública, laica y de calidad. Una trabajadora que demanda un mejor salario. Una indígena o campesina que defiende su territorio de la minería. Una activista que se moviliza por la despenalización del aborto. Una joven que defiende su derecho a la participación política. Una periodista que saca a la luz pública la impunidad y la construcción. Todas ellas. Todas son especialmente vulnerables por enfrentarse a la violencia y por ser mujeres.
AmecoPress pudo conversar con algunas de estas mujeres que se reunieron con el objetivo de comprender y reflexionar de manera conjunta acerca de la situación de mujeres defensoras, el fortalecimiento de redes como medida de protección, la sensibilización ante las instituciones de la doble vulnerabilidad de este colectivo y la generación de acciones de incidencia y comunicativas para el cumplimiento de los acuerdos internacionales y el posicionamiento de las defensoras ante el público.
Imelda Marrufo es abogada, feminista, defensora de derechos humanos desde hace 23 años. Coordina de la Red Mesa de Mujeres, que convoca a diez organizaciones civiles de Ciudad Juárez. Es Integrante del Consejo Municipal de las Mujeres, pertenece a la Comisión de Participación y Desarrollo Social en Ciudad Juárez. Ha colaborado junto con sus compañeras en la investigación y defensa de casos de violación a derechos humanos: desapariciones de mujeres, tortura, feminicidio, acompañamiento en etapas de los procesos de asilo político.
Según el informe de IM de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, durante los años 2012-2014 se produjo un incremento del 45,7 por ciento en agresiones a defensoras de derechos humanos en Centroamérica. Además, ninguno de los casos que terminaron en asesinato se ha investigado. ¿Cómo es posible este grado de indiferencia e impunidad?
En primer lugar, tiene que ver con la violencia de género que en México tiene un carácter estructural, de misoginia, de machismo. Una sentencia de la Corte Interamericana incluso habla de feminicidio. La violencia en mi país está infiltrada en todos los sectores: la Iglesia, la escuela y la vida social, pero el Gobierno no la combate. Además, existe una gran corrupción entre las autoridades. En algunos asesinatos de mujeres han participado agentes públicos. Los últimos gobiernos han tratado de dar la imagen hacia el exterior de que no hay violencia y de que se estaba luchando contra ella, que es un Estado progresista, democrático, pero no es cierto. El nivel de impunidad es del 77 por ciento, cifra que deja bien claro la gravedad de la situación.

Ha habido una lucha muy grande del movimiento de mujeres y de defensoras de los derechos humanos que ha conseguido leyes y mecanismos de protección a defensoras y periodistas. Pero en la medida que no se investigue y se sancione a los responsables, tiende a repetirse. Y hay veces que estas agresiones son tan claras que no es necesario mucho esfuerzo para su investigación. Pero el derecho a defender los derechos humanos sigue sin ser reconocido por el Estado mexicano. Tenemos agresiones de los funcionarios públicos. Y las defensoras seguimos siendo agredidas, amenazadas o estamos en situación de riesgo.
¿Cómo se ha implantado la resolución 1325 de Naciones Unidas?
En primer lugar en México no ha tenido mucha difusión para la relevancia que tiene, incluso dentro de las organizaciones feministas y de derechos humanos. Creo que lo primero sería fomentar la difusión y el conocimiento. Cuando las leyes y los mecanismos se conocen, sabemos utilizarlos. Por ejemplo, eso ha pasado con la CEDAW y ha dado buenos resultados.
Hacer para transformar
¿Por qué crees que es importante aplicar una óptica feminista a la defensa de los derechos humanos y a la protección de las personas que defienden los derechos humanos?
Hay muchos motivos. Primero me asumí feminista cuando empecé a conocer y leer a feministas, como Marcela Lagarde, Alda Facio, y al asistir a seminarios y conversar con ellas, me di cuenta que mi postura ante la vida desde la infancia era feminista. La mejor práctica para la construcción de la paz es la práctica feminista, porque la práctica feminista tiene como principios la justicia, la democracia, la no discriminación, la igualdad, y es fundamental poner esos valores en el centro porque si no, vamos a tender a hacer acciones que no transforman la vida de las personas, vamos a llevar a cabo prácticas institucionales que simulan pero no transforman. El Estado mexicano es experto en esta simulación. No basta con hacer actividades, hay que ir al fondo. Si las mujeres no podemos decidir, si no hay una revisión de la convivencia y de la toma de decisiones, no cambia nada. Así aprendí de otras compañeras, buscando la transformación real, desde el feminismo que tiene en el centro los derechos de las mujeres.
¿A qué se enfrenta una mujer que en México decide defender los derechos humanos?
Vas tomando conciencia de que estás muy expuesta y esa exposición es una apuesta. Pero cuando esa exposición está basada en una opción personal, política, de vida, no hay marcha atrás. Es un compromiso. Hay quienes se sienten amenazados por nuestra defensa de derechos porque hay una ganancia y unos privilegios en esa situación de dominación que quieren mantener. Estamos expuestas y cada vez somos conscientes de lo que implica, sobre todo cuando trabajas por derecho a una vida libre de violencia, o el derecho a decidir, y te ves amenazada por instituciones como la Iglesia, o por el derecho a la justicia, y te amenazan autoridades de gobierno que son cómplices con el crimen organizado. Cuando nuestra palabra como mujeres y como feministas, porque hay coherencia con lo que hacemos, nos ponemos en el ojo del huracán de estos poderes que se sienten amenazados. Es una responsabilidad también, con lo que una ha decidido hacer, y no me he sentido sola para nada.
Efectivamente construir redes entre mujeres y organizaciones de distintos países es muy interesante.
Sí, en Ciudad Juárez ha habido un movimiento muy bueno y tenemos una vocación de articulación. También en Chiguagua el movimiento de mujeres a nivel estatal es poderoso. Hay cambios legislativos que se han dado gracias a este movimiento de mujeres. Las feministas en el país nos encontramos y generamos acciones muy rápidas y creo que hemos sido muy efectivas. La Red de defensoras de derechos humanos es una red nacional muy fuerte y ágil. Por ejemplo, cuando se produce un ataque a una de nosotras, en uno o dos días se emite un posicionamiento que ha sido consensuado ampliamente y con mucha eficacia. No solo frente a los ataques a las defensoras y mujeres en México, sino de otros países de la región. También tratamos de establecer alianzas con mujeres de Europa y en España las mexicanas siempre hemos sido muy bien tratadas.

¿Qué labor pueden realizar los medios de comunicación para amplificar este trabajo?
Debemos trabajar mucho mejor con los datos, los registros de casos de violencia, exponer los hechos con rigor, con datos correctos. Si son 50 personas asesinadas y el medio dice 200, no nos hace ningún favor, parece que solamente tiene valor si son muchas. Al dar contexto contribuyes a que se humanice. Es fundamental que se revise lo que está alrededor, contextualizarlo, revisar las condiciones económicas y sociales en las que se producen los hechos. Una denuncia sin entender lo que está en el fondo, en la raíz, ¿qué va a transformar?
Foto: AmecoPress;
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Internacional – Violencia de género – Feminicidio – Mujeres del mundo – Derechos humanos – Movimiento feminista; 25 octubre. 16. AmecoPress