Grandes olvidadas: las mujeres y el siglo XIX
Madrid. 20 mar. 18. AmecoPress. Con motivo de la exposición de Raquel Weiss, la Biblioteca Nacional celebra la jornada ’Pinceles Insurrectos’, un encuentro con diferentes especialistas, donde abordan la figura de las mujeres artistas en el siglo XIX.
La jornada ha comenzado con la exposición de la situación de las mujeres desde el año 1800. Para ello, Álvaro Perdices, artista y ex coordinador de las exposiciones del Prado, ha querido incidir en la imagen de aquellas copistas que tenían como vocación la pintura y que, por desgracia, no han tenido eco en la historia.
Desde sus orígenes, la copia de obras ha sido entendida como una necesidad y al mismo tiempo como un proceso de aprendizaje. Las piezas artísticas eran realizadas por barones mientras que las copias de los mismos eran hechas por mujeres. Claramente, estas artistas no pertenecían a estratos sociales trabajadores, sino que más bien, formaban parte de la aristocracia y la nobleza, y estaban íntimamente ligadas con la cultura y el arte. No obstante, pese a que ellas se dedicaran a la copia de obras, al igual que los hombres, se enfrentaban a muchos tabúes que les impedían poder ejercerlo con la misma libertad que ellos.
Todas estas mujeres preferían la copia de obras como Murillo y Velázquez, e intentaban aprender de ellos realizando cuadros de carácter ornamental o religioso. De esta forma, las artistas se aventuraban en el mundo del arte intentando forjarse un hueco entre los diferentes pintores.
La opresión de la mujer en aquel momento, la falta de independencia, y en muchas ocasiones, la necesidad de autorización de los maridos para poder pintar complicaba la carrera profesional de las mismas. Sin embargo, destacan figuras como Clara Salazar o Marcelina Roncela como mujeres pioneras y valientes que intentaban forjarse una carrera como artistas.
Perspectiva feminista en las colecciones
Javier Novo González, Jefe del Departamento de Colecciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao, ha querido exponer la perspectiva feminista en las colecciones y en las diferentes exposiciones del Museo de Bellas Artes. Para ello, ha mostrado los diversos problemas a los que se enfrentan las mujeres en el mundo del arte. “En la actualidad somos víctimas de muchas modas, ya no solo en materia de género, sino en muchos ámbitos. Tenemos que empezar a superar la visión clásica y hacer una reivindicación de la mujer artista porque podemos caer sino en el aislamiento”, ha afirmado Novo.
La materia expositiva pobre en cada museo a nivel provincial, unido a las pocas producciones de mujeres artistas y a la falta de estudios sobre las mismas se convierte de nuevo en un hándicap que complica el conocimiento y recorrido de muchísimas profesionales,y como consecuencia, instala una desigualdad vigente en nuestros días. Por eso, Novo González considera fundamental “buscar una singularidad en el ámbito de género en el mundo del arte”.
Asimismo, el bilbaíno reflexiona sobre la necesidad de ahondar en la naturalidad de todas las mujeres artistas, y llevar a cabo una integración de las mismas en el mundo del arte después de tantos años de estudio, y sobre todo, de los múltiples trabajos y obras que han sido borradas y apartadas de la historia.
“No pinta como una mujer, pinta como dos hombres”
Concha Lomba, de la Universidad de Zaragoza, ha querido llegar a una conclusión a través de los relatos de grandes maestras de la pintura, y que apenas se conoce su recorrido como consecuencia de una sociedad patriarcial que solo tiene en cuenta la presencia de pintores barones. “Grandes mujeres como Rosario Weiss o María Tomasa Palafox son copistas que consiguieron tener una gran trayectoria profesional y obtuvieron el aplauso de la crítica siempre paternalista”.
“No pinta como una mujer, pinta como dos hombres”, era uno de los tantos comentarios a los que se tenían que enfrentar todas ellas visibilizando claramente la supremacía del hombre existente en aquella época en el mundo del arte.
Concha Lombra ha vuelto a destacar como todas estas mujeres que han tenido una buena trayectoria profesional han sido silenciadas hasta bien pasados el siglo XX. “Tanto las instituciones como la historiografía ha eludido su proyección artísticas, poniendo el foco de atención en su condición femenina, en sus relaciones o sus costumbres”.
Para finalizar el acto, la moderadora Estrella de Diego ha incidido en la necesidad de cambiar el discurso por el cual la mujer artista interesa más por su vida privada que por su vida profesional. “Seguimos con una asignatura pendiente que es la falta de investigación en las obras y trayectorias de las mujeres. Tenemos que investigar del mismo modo que se hecho con nuestros colegas los barones”, añade.
Foto archivo AmecoPress
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Cultura- Cultura y arte - Crítica cultural - Feminismo- Historia. 20 mar. 18. AmecoPress.