24 de mayo

Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme

24 de mayo de 2018.

Por Redacción AmecoPress

Política | Madrid | Mujeres del mundo | Violencia sexual | Violencia en conflicto armado | Movimiento feminista



“La guerra es la máxima expresión del patriarcado”, explica Irati González Larena, integrante del Movimiento Feminista en Euskal Herria, que ha convocado diversas actividades en torno a la fecha


Madrid, 24 mayo. 18. AmecoPress. A lo largo de la historia aquellos que la han escrito guardaron un silencio sospechoso sobre los aportes que las mujeres hicieron a la ciencia, la política, la cultura, la medicina… y también el aporte que las mujeres, desde comunidades y organizaciones, han hecho siempre para salir de la encrucijada que significa la guerra y sostener la paz. Pero aunque la memoria histórica oficial no suele incorporar la huella de las mujeres, las mujeres antimilitaristas celebran cada 24 de mayo el día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme desde principios de los años 80.

Se conmemora, no por recordar una masacre o catástrofe, sino para tener presente la fuerza de las iniciativas de los movimientos de mujeres pacifistas y para denunciar lo que suponen las guerras para las mujeres.

“La guerra es la máxima expresión del patriarcado”, explica Irati González Larena, integrante del Movimiento Feminista en Euskal Herria. “Las mujeres nos convertimos en objetos que se utilizan para hacer la guerra, las mujeres hemos padecido siempre los males de la guerra, psicológicamente, socialmente, económicamente y físicamente. Durante la guerra y después. La violación masiva de las mujeres es parte integral de la guerra, las mujeres y sus cuerpos fueron consideradas unas veces como botín de guerra, otras como moneda de cambio, como reposo del guerrero, como campo de batalla, etc.” Estas son algunas de las razones que han llevado a estas activistas a convocar actos en torno a esta fecha.

“Llevamos años reivindicando el rechazo a las guerras y los negocios armamentísticos y al igual que lo hicieron las greenham, lo hicieron también las Wipnet (Women in Peacebuilding), Women in black... En Euskal Herria el movimiento feminista puso las primeras piedras hace ya varios años, rechazando la OTAN; dichas protestas se fueron manteniendo en momentos coyunturales (la guerra del Golfo, las violaciones masivas a nuestros cuerpos en la guerra de Bosnia, la invasión de Afganistán, tratando de llevar el feminismo a la dinámicas como la de Ongi Etorri Errefuxiatuak...), pero desde una perspectiva antimilitarista, internacionalista y basada en la solidaridad”.

El pasado 16 de diciembre el Movimiento Feminista de Euskal Herria señalaba a quienes son responsables del envío de armas desde el Puerto de Bilbao. Después de la presión ejercida desde diferentes ámbitos, se llevó dicha actividad al puerto de Santander, consiguiendo así, sacar el envío de Euskal Herria. Pero lamentablemente se sigue produciendo armamento y el problema no ha desaparecido.

La creciente militarización

Al contrario, en los últimos años ha crecido la militarización de las fronteras. La represión dentro de los estados sobre quienes defienden los derechos humanos también ha sido incrementada. Además, en épocas de crisis económicas, los poderosos ven en la guerra y el gasto militar una vía de salida. El Gobierno español es uno de ellos. En 2024 España gastará el doble en Defensa de lo que gasta en la actualidad: el gasto militar rondará entonces el 1,53% del PIB cuando en la actualidad es del 0,86%, según lo reconocido públicamente por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Y sabemos que la cifra es notablemente superior, pues existen partidas inequívocamente militares que se encuentran repartidas entre otros ministerios con el objetivo de esconder a la opinión pública el gasto militar real, y de paso al Congreso de los Diputados y al Senado, que aprueban unas cuentas muy inferiores al presupuesto real militar.

“Detrás de todo esto hay intereses económicos, está la Banca, está el Estado y las grandes empresas”, asegura Irati González, “intentan criminalizar a los movimientos para dejarnos con menos herramientas”. Las élites económicas actúan junto a los Estados para mantener el control de los pueblos y de las mujeres. Otra muestra más de que el patriarcado necesita la violencia para subsistir. Las guerras arrasan con las tierras y por lo tanto con los recursos y sustento de la mayoría de la población, generando así, mayor pobreza económica y dependencia hacia occidente. Este hecho es aprovechado a menudo por empresas y transnacionales que se benefician bajo el silencio de gobiernos e instituciones.

El Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme, diferentes grupos de mujeres y grupos antimilitaristas, insisten en que dejemos de enfrentar los conflictos con violencia, invasión, autoridad, exclusión o eliminación tanto en la casa, como en los distintos ámbitos sociales, incluyendo la política o la economía. Que, de una vez, seamos creativas y constructivas en el abordaje de nuestros conflictos.

“El feminismo mayoritariamente apuesta por un modelo equitativo y porque ningún ser humano tenga que sufrir violencia”, argumenta la activista, que recuerda que las guerras son la mayor violencia hegemónica en la que se unen el sistema patriarcal y capitalista. “Las guerras son colonialistas, heteropatriarcales, imperialistas, racistas, clasistas y capitalistas y esto choca de lleno con las necesidades y reivindicaciones más básicas del feminismo. Porque las feministas no queremos un modelo social en el que las mujeres, sus cuerpos o sus territorios sean oprimidos bajo ninguna excusa. Porque la guerra es destrucción, es todo lo contrario a la vida sostenible que reclamamos desde el feminismo”

El manifiesto difundido desde el Movimiento Feminista de Euskal Herria expone que “el ejército puede ser considerado como una de las organizaciones patriarcales más importantes de cualquier sociedad y una de las más reveladoras respecto a la desigualdad que caracteriza las relaciones hombres-mujeres: jerarquización del poder, culto al jefe y su dominación, obediencia, violencia física, ausencia de espíritu crítico, un círculo cerrado de los “chicos”, etc.” Según el texto, “este modelo de masculinidad asociado a la fuerza y a la agresividad es una referencia creciente para los jóvenes”.

Otras respuestas

En momentos de crisis de las sociedades como guerras o crisis humanitarias y naturales, las mujeres asumen un papel importantísimo en varios ámbitos: en la atención y gestión de las primeras necesidades de su población, en mantener una mínima cohesión en la sociedad en crisis, en la transmisión de esperanza, en la reconstrucción del tejido social desde la reconciliación y superación de la impunidad e injusticia y en la gestión de la ayuda humanitaria internacional. Pero, paradójicamente, en los procesos de paz y de reconstrucción social y política en países en fase post-bélica, la presencia de la mujer tiende a desaparecer.

Así, en este Día Internacional de la Mujer por la Paz y el Desarme las mujeres antimilitaristas del mundo nos recuerdan que además de la urgencia actual de retomar nuevamente la voluntad de desarme mundial y de fomentar el desarrollo humano y social, además de la necesidad de incorporar a las mujeres en los procesos políticos de reestablecimiento de la paz nacionales, regionales y mundiales, también se ha de fomentar la desmilitarización de la mente de la población. Urge dejar de legitimar y reproducir, aunque sea a menor escala, un abordaje de los conflictos a partir de la violencia.

Un poco de Historia

Ya durante la primera y segunda guerra mundial millones de mujeres pacifistas se movilizaron en Inglaterra, Francia, Alemania a favor del desarme. En 1975, año de la mujer, los movimientos de mujeres antimilitaristas hicieron un llamamiento a la Asamblea de las Naciones Unidas para enfatizar sobre la desmilitarización de la humanidad.

Durante la década de los 80 crecieron las redes de mujeres antimilitaristas: en Gran Bretaña contra las bases militares, en Alemania contra la instalación de misiles, en España en relación al movimiento Anti-Otan.

En Latinoamérica también despertó la conciencia antimilitar de las mujeres: En 1924 surgió el primer comité antimilitarista de mujeres uruguayas que jugó un papel fundamental en la derrota de la dictadura de su país. Durante la década de los 80, a partir de las atrocidades realizadas por los regímenes militares latinoamericanos, también surgieron grupos de mujeres que reclamaron la recuperación de la memoria, la superación de la impunidad y reparación como garantías de una real reconciliación y proceso democrático. En esta trayectoria destaca las mujeres indígenas guatelmatecas lideradas por la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, las Madres de la Plaza de Mayo etc.

Más recientemente, durante las últimas guerras de Bosnia-Herzegovina, Kosovo,
Afganistán, en la actual guerra Israel-Palestina, y en la larga guerra Colombiana, surgieron "Mujeres de Negro" planteando al mundo que "se visten de negro para protestar por las políticas y prácticas de todos los ejércitos cuyos argumentos son la fuerza y la violencia y, están en silencio porque rechazan decir palabras superfluas frente a los innombrables horrores de la guerra, frente a muchos medios de comunicación que presentan las noticias del dolor de la guerra como hechos sensacionalistas y de manera amarillista".

Hay que destacar también el movimiento de mujeres en Palestina, Siria, Arabia Saudí, India, Bangladesh y otros tantos países, que dando ejemplo de una enorme solidaridad e inventiva, militan contra la guerra y a favor de la paz y ayudan a muchas mujeres en contextos bélicos.

Acciones previstas

El movimiento feminista de Euskal Herria tiene previsto la celebración de varios actos y una manifestación el próximo sábado 26 de mayo. Además, se llevaran a cabo diferentes charlas y proyecciones de vídeos en distintos lugares para denunciar la presencia de la industria armamentística en nuestro territorio en el que empresas como SENER, ITP y SAPA, colaboran con su tecnología en la fabricación de armamento causante de la muerte de centenares de miles de personas; la invisibilidad de las mujeres y el papel de víctimas al que son continuamente relegadas en los contextos de conflicto; el papel de las instituciones, gobiernos y Banca en el mantenimiento de los conflictos y la militarización; la manipulación de las políticas gubernamentales para este fin, aprovechándose económicamente de los conflictos (control de recursos naturales –petróleo, agua, minerales, entre otros -) en su propio territorio o de otros; el papel de las empresas transnacionales, arrasando pueblos enteros, exterminando a la población civil y criminalizando a quienes la defienden.

Frente a esta situación, el movimiento feminista y el antimilitarista tejen redes y plantean un nuevo modelo social. Reclaman el fin de los gastos militares, y por tanto, del presupuesto público utilizado para la compra de armas, la instalación de bases militares, la manutención de ejércitos y sus infraestructuras. Y por lo tanto, el fin de los ejércitos. Proponiendo además, alternativas a las actuales empresas armamentísticas.

Defienden la participación de las mujeres (con igual importancia que los hombres) en los procesos de prevención y gestión de conflictos así como de manutención de la paz y de procesos de construcción post-conflictos. Además del reconocimiento de su sufrimiento en los conflictos y el trabajo realizado históricamente.

Apuestan por la Co-educación popular y educación para la paz. Un sistema solidario y que no valorice la violencia ni el comportamiento sexista. Se trata, en definitiva de crear conciencia y asumir responsabilidades colectivas. “Que dejen de amenazar nuestros cuerpos, nuestros territorios y nuestras vidas”.

Foto: archivo Amecopress
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Política – Mujeres del mundo – Feminismo – Movimiento feminista – Violencia en conflicto armado – Violencia sexual; 24 mayo. 18. AmecoPress

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