Crece el número de madres solteras en riesgo de pobreza

2 de enero de 2008.

Por Teresa G. Espejo

Economía | Pobreza y género





El Índice de Precios de Consumo aumentó el 0,7% en noviembre y alcanzó la inflación más alta registrada desde enero del año pasado. La cesta de la compra es cada día más cara y si obliga a apretarse el cinturón a todos los españoles, a las madres que están solas criando a sus hijas e hijos se les hace aún más cuesta arriba sobrevivir a la sociedad consumista que nos oprime, y en Navidad, obliga a hacer una inversión extra en comida y en regalos para los más pequeños.

Los gastos habituales para sacar adelante a un niño son de por sí elevados, y por eso, familias con características determinadas, como las numerosas, reciben respaldo institucional para sobrellevar el día a día. No es el caso de las familias monomarentales que se quedan fuera de las ayudas más básicas. La Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS) destaca el acceso a la vivienda como una de las mayores dificultades a las que se enfrentan las madres solas con hijos pero encuentran muchos obstáculos más. Les cuesta encontrar trabajo porque las empresas prefieren contratar a mujeres sin hijos al prever que las madres se ausentarán más de su puesto. Para las que tienen empleo, conciliar la vida familiar y la laboral es casi un milagro porque no tienen a nadie que lleve a sus hijos al colegio ni les acompañe cuando están enfermos. Muchas abuelas están ayudando en la crianza y el cuidado pero la mayoría de las madres solteras tienen entre 20 y 35 años y sus madres, las abuelas, también están en activo y afrontan su propia jornada laboral.

Menos de mil euros al mes

Con un sueldo mensual medio de entre 700 € y 800 €, una madre soltera no entra dentro de los baremos establecidos para acceder una plaza en las escuelas infantiles, para pedir becas de comedor ni tan siquiera para matricular a su hijo en el colegio más cercano a su domicilio. La razón es que el Estado no contempla las familias monomarentales en el diseño de ayudas, que sigue estructurado en torno a la familia tradicional, formada por un padre una madre y los niños. La presidenta de la FAMS, Carmen Flores, denuncia esta situación y explica que para tener preferencia en la solicitud de plaza de un centro educativo, las madres solteras tienen que rellenar la casilla denominada “desventaja social, que implica que los servicios sociales redacten un informe con los ingresos familiares” y con 700 euros al mes no entienden que exista una “desventaja” a pesar de tener hijos.

Con un salario que no llega al mileurismo tienen que apañárselas para comprar productos básicos, como la leche materna: un solo bote cuesta unos 20 € y supone al mes entre 70 y 90 euros. Un bebé, de aproximadamente unos 18 meses, gasta cerca de dos paquetes y medio de pañales al mes que se vende con impuesto de lujo (16%) y su precio ronda los 20 euros. Carmen Flores denuncia además la “discriminación fiscal” que sufren porque en la declaración de la renta las desgravaciones se derivan del estado civil, en la declaración de renta “no hay individualización de los derechos y las madres solteras están penalizadas por serlo”.

Por otro lado, la FAMS aplaude la subvención de 2.500€ por nacimiento o adopción aprobada por el Gobierno, pero le parece “a todas luces insuficiente” y denuncia que el número de madres en riesgo de pobreza está en aumento, pues sólo pueden recibir un respaldo económico cuando el nivel de recursos roza la indigencia.

Critican también el tratamiento administrativo que reciben al inscribir a sus hijos en el registro y al estar obligadas a poner en el DNI el nombre de un padre. “No veo qué significado tiene a efectos de identificación personal el nombre de pila de tus padres, pero hay que ponerlo, y si no existe padre, el sistema te permite mentir”.

Estrés y depresión

Las familias monomarentales no sólo están discriminadas frente a la familia nuclear y hasta el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales reconoce que las responsabilidades que asumen de forma cotidiana producen altas dosis de estrés y sobrecarga en las madres solteras. La FAMS ha analizado las consecuencias psíquicas de estas mujeres y han detectado “una situación de vulnerabilidad” que provoca cuadros de ansiedad, depresión y otras patologías más graves, que son consecuencia de no compartir la carga de la maternidad con otra persona y de la ausencia de apoyo social que las respalde.

Carmen Flores subraya la “sobre exigencia” que supone estar presionada por la responsabilidad de “ser buena madre, perfecta, trabajadora, que sus hijos sean los mejores, que no haya fracaso escolar, etcétera; mientras que si existe un padre que está solo a cargo de sus hijos, el sentimiento social es el de pensar: ‘pobrecito’; vamos a echarle una mano porque si está solo no va a poder”.

La presión social genera en las mujeres un sentimiento de culpa por “no poder afrontar tu vida diaria, por no llegar a todo, y pueden entrar en una rueda de la que es muy difícil de salir”. La FAMS pide recursos que garanticen el acceso a los servicios públicos para los niños y las niñas, para aliviar cargas a todos los niveles, porque consideran que muchos de los problemas de la salud están derivados de la sensación de no poder asumir las cargas.

La industria generada en torno a la infancia contribuye a aumentar el sentimiento de no “dar la talla” como madre, pues presiona a las mujeres a comprar a sus hijos todo tipo de artículos que en realidad no necesitan y a invertir en marcas. “Es difícil escapar al juego perverso de que tus hijos tengan lo más caro, y si no es así, aumenta la culpabilidad por ser una mala madre”, critica Carmen Flores

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Economía – Pobreza y género – 2 enero, 08 (AmecoPress)

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