Cómo comunicar sobre infancia y adolescencia

30 de junio de 2021.

Por Lenny Cáceres

Argentina | Opinión | Medios de Comunicación | Las jóvenes | Infancia | Comunicación y género | Guías



Este artículo está dirigido a medios de comunicación, y también a docentes, equipos técnicos, responsables de la comunicación institucional y a cada persona en cualquier ámbito, público o privado. Se trata de una somera síntesis de guías de comunicación citadas al final y con la posibilidad de descargar


Argentina, 25 jun. 21. AmecoPress/Diario Femenino.- Insisto con esto del imaginario social que al mencionar “comunicación” o “comunicar”, automáticamente piensan en los Medios de Comunicación. Pongamos la mirada sobre las palabras “con ellas construimos sentido, encasillamos, definimos. Tienen, además, una enorme relación con las emociones y los sentimientos. La comunicación no solo nos nombra, también construye nuestra cultura”. [1]

Este artículo está dirigido a medios de comunicación, y también a docentes, equipos técnicos, responsables de la comunicación institucional y a cada persona en cualquier ámbito, público o privado. Se trata de una somera síntesis de guías de comunicación citadas al final y con la posibilidad de descargar.

El objetivo es llamar la atención sobre estas cuestiones, su abordaje y los innumerables errores que cometemos al comunicar. No simple errores de forma sino por su carga estigmatizante y discriminatoria que genera daño. A niñas, niños y adolescentes y a la sociedad en su conjunto.

¿Qué decimos? ¿Cómo lo decimos?

Por empezar, quienes decimos somos personas adultas y el cómo lo decimos requiere de un profundo análisis y la imperiosa necesidad de contextualizar sobre estas cuestiones. En principio deberíamos bregar porque las personas adultas que abordan temáticas sobre NNyA deban tener formación específica. “Las empresas periodísticas, los y las profesionales que trabajamos en comunicación, podemos mejorar sustancialmente la calidad del debate sobre la promoción y protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes, posibilitar la inclusión del enfoque de derechos en las discusiones y tratamientos de temas que les afectan, y generar herramientas que permitan a la sociedad comprender sus compromisos y responsabilidades”. [2]

Para ello debemos formarnos. Las y los periodistas debemos salir de ese lugar en el que creemos que un carnet o un sitio en un medio habilitan para opinar de todo. Tener conciencia, respeto y responsabilidad profesional.

¿Qué aspectos debemos tener en cuenta?

Fuentes de información: Utilizar pluralidad de fuentes para la construcción de las noticias. Estas deberían ser diversas, serias y confiables.
Incorporar la opinión de chicas y chicos en los temas que los afectan o incumben, siempre que la información brindada por ellas y ellos no los ponga en riesgo.
Verificar las acreditaciones de representantes de cualquier organismo que hable en nombre de chicas y chicos.

Acerca de las imágenes: Mostrar a chicas y chicos en acciones positivas y evitar las imágenes que vulneren sus derechos. Prescindir de recursos técnicos de edición (pixelado, desenfocado), porque suelen ser insuficientes a los efectos de preservar la identidad de niñas, niños y adolescentes.

Cuando se trate la vulneración de sus derechos, evitar utilizar fotos de redes sociales, así como recreaciones ficcionales, ya que pueden ocasionar daño a su dignidad o la de su entorno.

Uso del lenguaje: Asumir una activa responsabilidad en el uso del lenguaje, de manera que sea inclusivo, no sexista y respetuoso. Evitar generalizar, estereotipar, condenar y utilizar términos descalificadores y discriminadores.
Los medios son el lugar por excelencia donde el lenguaje impacta en lo social.

Se recomienda utilizar

Comunicación audiovisual

Promoción, protección y defensa de derechos: Los contenidos de la programación deben ser compatibles con los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, sus principios, fundamentaciones y regulaciones en el marco de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (Niñas y Adolescentes) , y leyes nacionales y provinciales ( Ley N° 26.061 de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, Ley N° 26.522 de Servicios de Comunicación audiovisual y Ley Nacional N° 26.206 de Educación) (Y Ley Nacional 26.150 de Educación Sexual Integral)

Información: Se debe garantizar el acceso a información local, nacional e internacional, contextualizada y adaptada a la comprensión de niñas, niños y adolescentes que aporte al entendimiento de los procesos sociales en esas tres instancias, evitando la morbosidad, las imágenes crueles y las escenas violentas que no resulten imprescindibles para el conocimiento del hecho noticioso; se debe observar la protección integral en las noticias que involucren a niñas, niños y adolescentes, no aportando datos que permitan su identificación pública en situaciones de violencia.

Federalismo: Se debe promocionar el respeto y debe haber presencia en pantalla de las realidades de las diferentes regiones y provincias del país, impulsando especialmente una producción de contenidos de carácter federal.

Curiosidad: Se debe fomentar la creatividad e incentivar el interés por la investigación, la experimentación, el placer del descubrimiento, la búsqueda del conocimiento y todos los lenguajes artísticos.

Diversidad: Se debe tener en cuenta la diversidad en sus dimensiones cultura, de género, de idea y de formas de entender el mundo, de capacidades, contextos sociales y realidades socioeconómicas, credos, orígenes, rasgos físicos y lenguas. En la grilla de programación deberá estar presente, también la diversidad de estéticas, formatos y procedencia, fuente u origen de los contenidos.

Voz propia: Se deben incluir las perspectivas de niñas, niños y adolescentes, a través de sus voces, opiniones, intereses y puntos de vista, prestando atención a las diferencias originadas en su pertenencia social, evitando la estigmatización y propiciando una contribución activa de ellos en la generación de los contenidos.

Capacidad crítica: Se debe estimular la capacidad de observar y analizar críticamente las representaciones de la realidad que ofrecen los medios de comunicación, propiciando la reflexión, la creatividad y la imaginación.

Recreación: Se debe impulsar la diversión, el tiempo libre, el esparcimiento saludable y el juego, incentivando la actividad física, más allá de las pantallas y las tecnologías.

Dignidad: Se debe incentivar la autoestima y la promoción de la integridad y el respeto a la identidad, evitando situaciones de humillación o ridiculización, la transmisión de prejuicios y estereotipos o cualquier otra forma de discriminación; se debe contribuir a la comprensión social de niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho; y la violencia física o simbólica no debe ser apelada como forma de entretenimiento o como vía eficaz de resolución de conflictos.

Hábitos saludables: Se deben producir y difundir mensajes apropiados al público al que van dirigidos desde el punto de vista cognitivo, emocional y de desarrollo, evitando incentivar el consumismo y las conductas destructivas y autodestructivas, se deben promocionar hábitos de cuidado del cuerpo y del ambiente, evitando la emisión de mensajes que inciten a una nutrición de baja calidad y al consumo de sustancias tóxicas y/o psicoactivas; y se deben excluir estereotipos corporales que puedan llevar a afecciones derivadas de trastornos alimenticios.

Audiencias: Se deben distinguir las diferentes edades, permitiendo identificar a los grupos etarios a los que se dirige la programación, tanto por los temas como por los tratamientos elegidos; y se debe considerar la posibilidad de que los contenidos audiovisuales lleguen a un público menor de edad al identificado como destinatario.

Participación: Se debe promocionar la construcción de ciudadanía mediante el ejercicio de los derechos, la participación, la organización social y los valores de la cultura democrática.

Identidad: Se deben integrar las particularidades locales y la cultura propia de cada región del país, promoviendo el respeto y la difusión de las diversas lenguas en uso en nuestro territorio nacional. Los contenidos audiovisuales deben tender a alianzar los vínculos que niñas, niños y adolescentes tienen con sus comunidades.

Producción: Se debe jerarquizar la producción dirigida a niños, niñas y adolescentes como una especialidad compleja, que debe reunir los mayores estándares en materia de recursos invertidos, tecnología utilizada, actualidad de temas y tratamiento técnico y estético, y creatividad y originalidad puestas de manifiesto; y se deben examinar estrictamente las normativas respecto del trabajo en la infancia cuando participen niñas, niños y adolescentes en las producciones audiovisuales.

Temáticas

UNICEF desarrolló guías elaboradas por periodistas para periodistas. Entendiendo que es fundamental que comunicadores y comunicadoras especializadas en los diferentes temas sean quienes desarrollar materiales sólidos, con información y contenidos conceptuales pero que, además, puedan ofrecer pautas, sugerir caminos, estimular cuestionamientos, efectuar preguntas y facilitar soluciones para que otros y otras puedan abordar sus notas, informes y coberturas acerca de temas como: el Abuso Sexual, la Violencia, el Género, el Uso de Estadísticas, la Salud Adolescente, el Suicidio y la Protección de Datos.

En cada una de estas guías encontrarán una síntesis conceptual del tema, información sobre legislación argentina e internacional sobre la temática, recursos para el trabajo periodístico, sugerencias y un glosario.

Las voces

La Defensoría del Público propició encuentros con jóvenes para conocer su opinión acerca de la cobertura mediática sobre las temáticas en las que son protagonistas. “Quienes participaron en estos encuentros expresaron su disconformidad con las recurrentes miradas estigmatizantes, a la vez que reclamaron la necesidad de agendas y representaciones que incluyan la multiplicidad de perspectivas de personas jóvenes y sus propias voces. Asimismo, postularon la importancia de una comunicación plural, anclaron en búsquedas mediáticas que rompieran la visión maniquea sobre la juventud: delincuentes o maravillosos/as.

En todo caso, sus demandas de pluralización representacional -que operan aquí como recomendaciones generales al campo mediático- evidencian la necesidad de reconocer, precisamente, la complejidad de cualquier grupo social, la necesidad de trascender los estereotipos simplificadores y habilitar la legitimidad de las miradas propias. Ser hablantes antes que hablados. Ser actores antes que objetos. Ser sujetos de derechos antes que objetos de tutela. La distancia que las personas jóvenes manifiestan respecto del tratamiento mediático sobre ellas y ellos es un alerta acerca de la escasa identificación que reconocen en aquellos discursos que, presuntamente, dan cuenta de su persona.” [3]

En la publicidad

En la mayoría de las publicidades, desde pañales hasta de Bancos, las imágenes de niñas, niños y adolescentes están en concordancia con los estereotipos de belleza hegemónica, generalmente de tez blanca, con un entorno que da cuenta de una clase media, o media alta. El “modelo” de ser y o para pertenecer inalcanzable para millones de niñas, niños y adolescentes que observan de manera pasiva esa realidad que le es ajena. No solo no se sienten incluidos e incluidas, sienten la discriminación.

Fotos: Diario Femenino.com
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Opinión – Medios de Comunicación – Infancia – Las jóvenes – Guías – Comunicación y género. 28 jun. 21. AmecoPress.

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