Informe de la Comisión de la Verdad de Colombia presentado por Link Worldwide y la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Norte del Cauca

Colombia: Informe "Voces Valientes"

11 de julio de 2019.

Por Redacción AmecoPress

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Muestra la falta de acceso a derechos y oportunidades de las mujeres negras durante los conflictos armados de Colombia


Madrid, 11 julio. 19. AmecoPress. - Voces Valientes es el resultado de un proceso cuya metodología y análisis de resultados fue diseñado en conjunto entre Asom y Women’s Link. Han tenido en cuenta un enfoque interseccional que permite entender cómo el racismo, la desigualdad de género, de clase y una sociedad en la que hay un predominio mayoritariamente masculino, limitaron el acceso a derechos y oportunidades de las mujeres negras. También, muestra cómo los actores armados reprodujeron estas formas de discriminación y cómo el conflicto armado profundizó diferentes desigualdades.

Para saber cómo les había afectado la guerra, se trabajó junto a las mujeres durante tres años. De forma que el esfuerzo se materializó en este informe. También cuenta con seis casos representativos que presentaron a la Comisión de la Verdad de Colombia, un mecanismo de carácter temporal que nació tras la firma del acuerdo de paz, y que tiene como objetivo escuchar a las víctimas y a todos los actores que participaron el conflicto armado, con el fin de entender qué pasó durante más de medio siglo de guerra.

Vulneraciones a sus derechos humanos

Durante la ocupación paramilitar por parte del Bloque Calima de las Autodefensas, que ocurrió entre 1999 y el año 2004 (año en el que se desmovilizaron), los paramilitares se adueñaron del territorio, de sus casas, de sus cultivos y de sus negocios. Les exigían lavarles, cocinarles y servirles. Además, se referían a ellas con insultos racistas y decían que las mujeres negras solo servían para la cama y la cocina.

Violencia sexual

También las acosaban sexualmente. Mayores, jóvenes, niñas, no importaba la edad. Les hacían insinuaciones sexuales y las tocaban delante de sus hijos y esposos. Vivían con miedo de ser violadas. Era tal el acoso que sus hijas no podían salir a bañarse al aire libre en los patios de las casas como solían hacerlo y tampoco podían caminar tranquilas a la escuela.

Los paramilitares aprovecharon que les habían quitado su sustento económico para ofrecerles objetos básicos y supuestas mejores condiciones de vida a las jóvenes, todo a cambio de que tuvieran relaciones sentimentales con ellos. Llegaron incluso a ofrecerles dinero por sus hijas, mientras que otras mujeres fueron violadas y quedaron embarazadas. Todo este acoso y violencia sexual fue lo que llevó a muchas a desplazarse y a sacar a sus hijas del territorio.

Desplazamiento forzado

El desplazamiento forzado, debido a la presencia de los paramilitares y a los enfrentamientos entre el Ejército y las FARC, hizo que muchas mujeres tuvieran que desplazarse solas, otras con sus familias y otras con toda la comunidad. Llegaron a las ciudades para buscar un mejor futuro y oportunidades, pero no las encontraron. Aunque eran mujeres productivas que trabajan y ganaban su dinero con la agricultura y la minería ancestral, la única salida fue el trabajo doméstico en casas de familia en las que sufrieron acoso y violencia sexual, racismo, discriminación y violación de sus derechos laborales. Dicen ellas que aguantaron todas estas humillaciones porque tenían que sobrevivir. No había otra opción.

Educación y maternidad afectadas

La permanencia de actores del conflicto, sumado al desplazamiento forzado, dificultó el que las mujeres pudieran estudiar, a pesar de que querían hacerlo. El no poder estudiar es una situación que se repite generación tras generación y hace que las comunidades afrodescendientes sigan excluidas de la educación y de buenos trabajos.

Pero el conflicto también afectó sus formas de ejercer la maternidad, que son propias de la región. Con la llegada de los paramilitares, estar en la casa de otra mujer y reunirse era prohibido, pues las acusaban de ser colaboradoras de la guerrilla. Esto acabó con los lazos y con las amistades que construyeron entre ellas y les impidió realizar actividades económicas productivas, lo que empobreció a sus familias.

Al desplazarse forzadamente a otras zonas, muchas tuvieron que separarse de sus hijos. Las que lograron llevarlos con ellas ya no podían dejarlos con sus vecinas. Solo conseguían guarderías en las que tenían que pagar, pero el dinero que ganaban no alcanzaba.

Historias de resistencia

A pesar del conflicto, las mujeres del norte del Cauca siempre han sido resistentes y han encontrado formas creativas en que la guerra, en la medida de lo posible, no entre a sus casas ni afecte a sus seres queridos. En Voces Valientes recogen algunas de esas experiencias. El grupo musical llamado Avances fue un grupo de mujeres mayores que enseñaron a niños, niñas y jóvenes a fabricar instrumentos y componer música tradicional del norte del Cauca. Lo hicieron para evitar el reclutamiento de sus hijas e hijos por los paramilitares y, al mismo tiempo, fortalecer el tejido de la comunidad y de sus tradiciones. Los niños y niñas tocaban sus instrumentos y cantaban camino a la escuela para evitar que los actores armados los atacaran y para enfrentar el miedo que producían los enfrentamientos.

El nacimiento de Asom se dio en 1997, cuando las mujeres decidieron organizarse para seguir siendo productivas económicamente y para luchar por sus derechos. La ocupación paramilitar, sin embargo, generó fuertes rupturas. Aunque tenían proyectos productivos y un fondo con el que se sostenían económicamente para no depender de nadie, con el conflicto todo se perdió. Incluso, les costaba relacionarse las unas con las otras debido a que los lazos de confianza se rompieron. Sin embargo, se reorganizaron con más fuerza y a pesar del miedo comenzaron a reunirse nuevamente porque querían sacar la organización adelante. Dentro de Asom hay un grupo de mujeres jóvenes llamado Las Renacientes, formado por las hijas de las fundadoras y que busca rescatar y continuar el legado de las mujeres mayores del territorio.

Foto: Archivo AmecoPress.


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11 julio. 19. AmecoPress.

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