"Cada obra es un acto de resistencia"
Madrid, 21 nov. 19. AmecoPress.- Ser profesional de la música es mucho más que tocar un instrumento, es conectar con la obra, entender el porqué de cada giro musical, comprender cada cambio, trasladarte al momento en el que otra persona componía ese puzzle perfecto e imperfecto que es la música. Pero también es sentir, vivir, respirar la música y hacérsela entender al público de la misma manera. Se puede ser profesional de la música enseñando a otras a comprender la música, creando la música desde 0, analizarla, dirigirla o comentarla.
Para cada persona, la música es algo diferente, dedicarse a ella significa cosas diferentes: “Ser músico es entender la música como no la pueden entender los demás”. “Ser músico es una filosofía de vida que me permite expresar mi pensamiento y mi ser”. “Ser música para mí es transmitir y entender sin palabras. Escuchar lo que siento y sentir lo que toco o canto. Entender la música según mis conocimientos acerca de esta pero con mis experiencias personales, que la terminan de ‘amoldar’”. "La música para mí es una filosofía de vida, por la cual puedo transmitir a través de mi instrumento y mi interpretación, unos sentimientos y/o una historia sin necesidad de contarla, haciéndoselo llegar a quienes me escuchen".
La música es lo que nos mantiene con vida
Pero esta profesión también significa estudiar una carrera de fondo, implica terminar los estudios con mucha ilusión y, a menudo, no encontrar tu sitio; una carrera musical también implica dedicarte a cualquier otra profesión, porque la precariedad impide la dignidad del artista. Ser músico puede ser tocar en la calle para pagar el alquiler, mientras haces pruebas en todas las orquestas del país. Ser músico es cantar en un grupo orquestal de pueblo porque tu sueño de estar en teatros y zarzuelas se encuentra, casi siempre, fuera de tu alcance.
Pero si dedicarse a la música es difícil, siendo mujer es una auténtica Odisea. Ser música implica todas las desigualdades y la opresión que sufrimos por ser mujeres, sumadas a las trabas y la dificultad de dedicarte a la música.
Para entender las magnitudes de la brecha de género, hay que hablar con las afectadas. La historia de algunas de estas mujeres fue recogida por AmecoPress hace unas semanas en un reportaje.
El 22 de noviembre se celebra el “Día Internacional del Músico”, y se realizarán conciertos en casi todas las ciudades. Además, diferentes asociaciones e iniciativas aprovecharán que se acerca el 25N para realizar conciertos y espectáculos que reivindiquen el papel de las mujeres en la música.
Un proyecto para recuperar nuestro legado
Una de las iniciativas que busca reivindicar el papel de las músicas en la historia es el “Proyecto CompositorAs”. Este proyecto nace en Madrid en 2016 como iniciativa de su directora Patricia Kleinman. El objetivo principal es poner en valor y ayudar a visibilizar el trabajo de las mujeres compositoras de los siglos XIX y XX. “Difundir y contribuir la programación de música hecha por mujeres compositoras en conciertos, conservatorios, escuelas, teatros, editoriales…”
No fue hasta 2018 que tomó forma de concierto de cara al público. Kleinman admite a AmecoPress que le “chirriaba que sólo se hiciesen programaciones de mujeres en el 8 de marzo”, así que decidió tomar cartas en el asunto ya que “hay música de mujeres esperando a ser estrenada, tanto de compositoras póstumas como actuales”.
Las composiciones de mujeres están marginadas por “cuestión de género”, no por la “calidad de las mismas” ya que la calidad de las obras no depende del género de la persona que lo compone. Además, históricamente muchas obras de mujeres han sido atribuidas a hombres.
La forma visible de este proyecto es la de un ensemble vocal profesional con piano, que actúa en conciertos con programación de música de los siglos XIX y XX de autoras españolas, europeas e hispanas. “De esta forma arañamos el techo de cristal”, ya que las mujeres de estos siglos no tenían acceso a conformar grandes grupos musicales. Entonces era socialmente correcto que tocasen el piano, especialmente en eventos benéficos, pero no en grupos, sobre todo grupos que implicasen una dirección. Han decidido apostar por “obras de formato medio para pegarle al techo de cristal de forma asequible”, un techo de cristal que “es más bajo de lo que parece”. Así, interpretarán zarzuelas, óperas, música religiosa, de cámara…
Pero su labor no es sólo interpretativa, el proyecto también se dedica a la “investigación en archivos para recuperarlos”. Patricia hace una investigación a través de su búsqueda en archivos, bibliotecas, manuscritos. Edita primeras ediciones que son difíciles de leer o que contienen muchos errores, así como manuscritos para que las músicas del ensemble sean capaces de leerlas sin esfuerzo. Kleinmann estudia el Archivo Histórico de la Villa, consultando censos para conocer aspectos vitales de las compositoras.
Detrás de cada obra musical hay una dificilísima conciliación familiar, social, laboral. “Cada obra que logró dar a luz es un acto de resistencia, ellas no tenían una habitación con piano y la puerta cerrada para componer, como tenían muchos hombres”. Muchas de ellas vivieron numerosos embarazos, circunstancias de la vida muy dramáticas algunas sufrieron violencia de género, lo sabemos porque está atestiguado judicialmente. Además tenían a la sociedad en contra, estrenar en el circuito comercial estaba extremadamente mal visto. Una vez se casaban su producción se solía terminar, especialmente en el caso de España, por lo que muchas de ellas optaron por no casarse para poder seguir componiendo, lo que, por otra parte, era también un acto de rebeldía en esa época.
El próximo día 23 ofrecerán un concierto en el que interpretarán obras de mujeres compositoras del s. XIX y XX. El hilo conductor es "mostrar tanto la música como los contextos en los que se compuso esta música, y que al terminar el concierto ya no sean Ilustres Desconocidas"
En el concierto encontraremos obras de Johanna Kingel, compositora alemana a la que “su primer marido le pegó tanto que consiguió el divorcio”. Fanny Mendelsohnn, hermana de Félix Mendelssohn, también compuso un gran número de obras, a pesar de que su padre le dijera en cartas que “la composición para una mujer no debe ser más que un adorno y que jamás debe publicar”. Soledad de Bengoechea, Remedios de Selva y Torre ni siquiera tiene página en Wikipedia y no se sabe casi nada de su vida, aunque sus partituras se encuentran en la Biblioteca Nacional. María Rodrigo murió en el exilio y escribió una zarzuela en la que "hablaba de las relaciones entre hombres y mujeres de una forma muy moderna".
“Nos estamos perdiendo un fragmento muy importante de nuestro patrimonio musical”, por ello cada vez encontramos más propuestas para dar a conocer el legado de nuestras antepasadas.
Foto: Archivo AmecoPress
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Cultura – Voces de Mujeres – Mujeres creadoras – Música – Campañas – Situación social de las mujeres. 21 nov. 19. AmecoPress.