“Mis protagonistas son lesbianas por decisión política”
Susana Guzner, ha publicado relatos, guiones para la televisión, textos de teatro, numerosos artículos y novelas. Su primera y más famosa obra por la que se dio a conocer es “La insensata geometría del amor”, aparecida en el 2001, traducida a varios idiomas y considerada como la mejor novela contemporánea de temática lésbica en lengua castellana. Ahora publica una novela que mezcla el suspense, el humor y cuya protagonista lesbiana vive mil peripecias en sus pretendidas vacaciones de descanso.
Guzner, militante feminista, lésbica y que ha vivido en España más de 30 años aunque ahora alterna su residencia con la ciudad argentina de
Es de esas escritoras que poseen el don de la seducción, tanto es así que en esta entrevista respetamos que utilice la “x” para neutralizar el género de algunas palabras.
- Confusión de identidades, la interpol, la mafia… ¿qué le ha llevado a escribir “Aquí pasa algo raro”?
Rara vez soy consciente del germen de mis argumentos, pero esta novela es una excepción. Me indignan las discriminaciones de cualquier índole y sus secuelas sociales de represión, abuso, persecución, guerras “patrióticas” y prohibiciones arbitrarias. Una de ellas es la dramática contingencia de millones de personas migrando desesperadas a costa de su propia vida. Nuestro planeta es uno y de todxs y nacemos con el derecho primordial al libre albedrío, pero esta regla de oro rara vez se cumple y los delincuentes que mercan con los sueños y las vidas ajenas merecen todo mi repudio.
Deseaba, pues, manifestar mi repulsa hacia esta situación, y como por añadidura atravesaba un período emocional poco boyante, de entre todas las miradas posibles elegí un arma letal: el humor, el sarcasmo vitriólico. “Aquí pasa algo raro” es una parodia que ridiculiza a las mafias y está ambientada en Canarias, uno de los puntos más álgidos del comercio con seres humanos, en concreto en Las Palmas. Disfruté sobremanera del proceso de escritura y me doy por satisfecha si suscita alguna reflexión desde el divertimento.
- En qué países se va a publicar la novela? Se lo pregunto porque he oído que en Argentina no está prevista su publicación y me consta que tiene numerosas admiradoras.
- No es la primera vez que escribe historias detectivescas con aderezos policíacos
¿Se encuentra cómoda narrativamente en esos contextos del thriller y el suspense?
Efectivamente, tanto en “Aquí pasa algo raro” como en “Detectives BAM” utilizo la técnica del género detectivesco y me siento muy cómoda, me surge de manera natural. Leo con frecuencia autorxs como Christie, P.D. James, Le Carré, Highstmith, Mary Wings, Cornwell, etc. y es uno de mis géneros preferidos. “La insensata geometría del amor”, pongo por caso, no es novela negra en un sentido estricto, pero subyace un misterio que finalmente se desvela, y de hecho ha sido considerada un “thiller amoroso”.
En rigor toda expresión literaria conlleva intrínsicamente un enigma. El “¿Qué sucederá”? es el quid de la literatura, sin esa curiosidad primigenia la lectura pierde todo interés. E incluyo también la poesía. Le doy un ejemplo: “Con la túnica larga/que le compraste a un marroquí en Rabat/y ese aire dulce e impaciente/que arrastras por la plaza…” (“Diáspora”, Cristina Peri Rossi) Deseamos, nos urge saber quién lleva esa túnica comprada en Rabat, por qué tiene un aire dulce e impaciente que arrastra por la plaza, qué hará, sentirá o pensará ese ser que acaba de irrumpir en nuestro imaginario y cuál es el cuadro que consuma esa primera pincelada.. Esto es suspense y de los mejores, porque ha de resolverse en unas pocas líneas.
La homosexualidad es una realidad social imparable
- ¿Que la protagonista sea lesbiana es una forma más de sacar del armario la condición homosexual de las mujeres y normalizar esa realidad social?
Permítame un inciso: no coincido ideológicamente con las palabras “condición” y “homosexual”. “Condición” me evoca fatalidad, condena, y homosexual es, en efecto, etimológicamente correcta: igual sexo. Pero una lesbiana no es una “equivocación de la naturaleza” como pretenden determinados sectores oscurantistas, y su vínculo con otra mujer abarca la totalidad de su ser, relaciones sexuales incluidas. En la heterosexualidad la etimología (diferente sexo) no tiene peso específico alguno y la esencial cualidad holística del amor se da por sentada. Es una perogrullada flagrante, pero así están las cosas. Por tanto, prefiero hablar de “elección u orientación homoafectiva”.
Hecha esta salvedad, le diré que mis protagonistas son lesbianas básicamente por decisión política. Históricamente el universo lésbico ha tenido una escasa o nula representación cultural y nos hemos visto obligadas a identificarnos con mujeres que aman a hombres, lo cual, además de una falacia, es una soberana sandez, algo así como el reflejo deformado de un espejo de feria. Como usted bien dice, mi intención es colocar alguna que otra carga de dinamita en la línea de flotación del gran buque social aborregado y retrógrado con la intención de normalizar una realidad social imparable.
- Muchas de sus novelas, por no decir todas, la protagonista es lesbiana, no cabe duda que es usted una de las principales autoras contemporáneas que utiliza personajes lésbicos ¿cómo interpreta que la puedan encasillar dentro de la literatura homosexual, en caso de que exista?
El encasillamiento es inmediato porque esta singularidad es extemporánea a los cánones androcéntricos y heterosexuales que constituyen la norma preestablecida en nuestra sociedad. Lo he reiterado en varias ocasiones: literatura hay una, quienes encasillas son los autodenominados “normales”. ¿Por qué protagonistas lesbianas? Todas las mujeres nacemos y somos educadas para ser heterosexuales. El lesbianismo es, por lo tanto, esencialmente trasgresor, y la trasgresión, además de ejercer una potente atracción sobre mí, da mucho juego. Acerca de las relaciones mujer-hombre lo sabemos casi todo, la cultura ha estado a su completa disposición desde que la concebimos como tal, pero acerca de las mujeres que aman a mujeres se conoce poco y se falsea mucho, se prejuzga, censura y condena sin elementos de juicio. Recibo muchas opiniones de lectorxs heterosexuales que me manifiestan su admiración con una frase pueril aunque simpática: “¡Pero si las lesbianas son como nosotros!”. Exacto: somos personas y punto. Quien crea lo contrario tiene un problema, y muy serio.
- Dicen que al terminar de escribir una novela se siente como un vacío intelectual y emocional ¿Qué es lo primero que hace usted cuando sabe que ha puesto definitivamente el punto y final a su novela?
- Supongo que lo que le voy a preguntar es para hacer una tesis sobre su narrativa pero ¿siente que ha evolucionado su obra desde el inicio a la época actual?
Cierto, es una pregunta de tesis y me temo que soy una teórica, pero intentaré responderle. Se da la circunstancia de que soy bastante heterodoxa. He publicado novela, relatos, teatro, guiones para televisión, numerosos artículos de opinión y una obra pedagógica. Puede que si me hubiera dedicado a un único género sería más factible entresacar paralelismos, pero los parámetros comparativos son escasos. “La insensata geometría del amor” y “Aquí pasa algo raro” son ambas novelas, pero tan diferentes en argumento, estilo, ritmo, digresiones, diálogos, personajes, estructura, propuesta y tratamiento general que me es muy difícil sacar conclusiones evolutivas.
Puede que la evolución más evidente no sea tanto literaria como espiritual. Hace bastante que escribo lo que realmente me apetece sin estar pendiente de de la mirada ajena. Después del éxito internacional de “
- ¿Cuáles son sus referencias literarias o sus amores literarios?
Sí, no noto ninguna diferencia porque escribo desde que me recuerdo una cría por el puro deleite de hacerlo. Ser publicada fue un giro inesperado, pero no ha condicionado mi inveterado hábito de trasmutar mis sentimientos en palabras.
- ¿Ya no cunde el “pánico” cuando una persona dice que es lesbiana?
Depende de quién y en cuál contexto lo manifieste. En mi caso se da por sentado, es más, asombraría que yo dijera lo contrario. Pero por desdicha hay millones de lesbianas que deben acallar su amor por otra mujer por temor, por conservar su trabajo, o por algo tan primordial como salvaguardar su vida. En Occidente tendemos a creer que ciertos logros normalizadores son extrapolables a todos los rincones del mundo y nada más lejos de la realidad. Más aún, ni siquiera en los países cívica y legalmente más avanzados, el lesbianismo es vivienciado normalmente por el conjunto de la sociedad. Basta trasladarse de un barrio a otro de cualquier ciudad europea para constatar que fuera de determinados círculos progresistas manifestarse como lesbiana levanta ampollas y se sufren verdaderas penurias. No obstante soy optimista y creo en un futuro no tan lejano donde no tengamos que escondernos de nada ni de nadie. Muy en especial de nosotras mismas.
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Fotos: cedidas por la autora.
Autoría foto superior:Eileen Jaeger
Autoría foto inferior: Laura Álvarez
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Entrevista – Cultura – Libros – 3 enero, 08 (AmecoPress)