La revolución de las mujeres surrealistas

9 de febrero de 2012.

Por Valeria Perasso

Cultura | Internacional | Exposiciones | México DF | Mujeres creadoras





México. D.F. 09 feb. 12. AmecoPress.- Frida Kahlo pintó "Las dos Fridas" en 1939, el año en que se divorció de Diego Rivera, y refleja en el cuadro sus sentimientos desgarradores. "Las dos Fridas", el cuadro del Museo de Arte Moderno de México que rara vez abandona su casa, cruzó por un rato la frontera. Y el viaje de esta obra de Kahlo es símbolo de otro trayecto, el que recorrieron las mujeres surrealistas para hacer en América su propia revolución.

De eso trata la primera muestra exhaustiva de artistas del surrealismo en América del Norte, que se inauguró en Los Ángeles y llegará luego a Canadá y ciudad de México.

Con una selección de obras nunca antes reunidas, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA) se propuso revalidar el papel femenino en esta vanguardia clave del siglo XX. No es que el surrealismo las tuviera olvidadas: las mujeres eran las musas, las amantes, las esposas...

Pero, en los círculos de intelectuales franceses que dieron la impronta al movimiento bajo el liderazgo de André Breton, hubo poco espacio para la creadora independiente o la artista con voz propia.

Fue el cruce del Atlántico, una década después, el que marcó su liberación y las puso al frente de su propia revolución: la de inventar un surrealismo con ojos femeninos.

"Cuando estas mujeres llegan a América y salen de la órbita de influencia tan cerrada y sólida que había en Paris alrededor de Breton, empiezan a colar temas y lenguajes distintos a los que estaban en boga en el surrealismo original de los años ’20. La distancia les permitió desarrollar ideas propias"

Tere Arcq, curadora del LACMA

"Cuando llegan a América y salen de la órbita de influencia tan cerrada y sólida que había en París alrededor de Breton, empiezan a colar temas y lenguajes distintos a los que estaban en boga en el surrealismo original de los años 1920. La distancia les permitió desarrollar otras ideas", señaló Tere Arcq, una de las curadoras del LACMA.

Y vaya si lo lograron: en las filas del movimiento onírico militaron María Izquierdo y Lola Álvarez Bravo, así como quienes, nacidas en otras latitudes, usaron México y Estados Unidos como exilio o escala: Remedios Varo, Leonora Carrington, Alice Rahon, Dorothea Tanning y Louise Bourgeois.

Además, claro, de la estrella de la muestra, Frida Kahlo, la figura más vendedora del arte mexicano en los mercados internacionales.

"La fridomanía que comenzó hace unos años abrió una puerta para otras cosas que tienen que ver con el arte mexicano, incluido este movimiento. Estas surrealistas se despegaron de los cánones europeos y buscaron sus propios caminos. Pero no de una manera chauvinista: encontraron sus caminos y luego encontraron también un espacio en el escenario internacional", apuntó Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA) de México, en diálogo con BBC Mundo.

Mujeres Alicia

Hay 47 mujeres en la muestra del LACMA, en un recorrido de casi cuatro décadas que va desde los primeros ensayos de los años 1930 -cuando Rosa Rolanda experimentó con técnicas surrealistas en fotografía- hasta fines de los 1960, con la instalación en el Central Park neoyorquino de "Alicia en el País de las Maravillas".

"Mujer saliendo del psicoanalista", obra de Remedios Varo, artista anarquista española exiliada en México, previa estadía en París.

Precisamente, "En el país de las maravillas" es el título que lleva la muestra, el del libro de Lewis Carroll que es fuente de referencia para las cultoras del surrealismo en Norteamérica.

El sinsentido y la arbitrariedad del mundo de Alicia fueron inspiradores para quienes buscaban definir su lugar no sólo como artistas en una vanguardia eminentemente masculina sino también como inmigrantes.

Muchas de estas mujeres se habían iniciado en los círculos surrealistas como parejas o amigas de los líderes del movimiento. Cuando se alejaron de París, hicieron pie en Estados Unidos y México, donde el entonces presidente Lázaro Cárdenas había adoptado una política de puertas abiertas para los exiliados de la guerra civil española y la segunda Guerra Mundial.

Así llegaron figuras como Carrington, Varo, Rahon o la misma Jacqueline Lamba, ex esposa de Breton.

América les dio a las surrealistas un ámbito de libertad que no habían experimentado en Europa y, con éste, la posibilidad de reinventarse. Fue el "país de las maravillas", a un océano de distancia de donde habían partido.

Y las artistas -señala Arcq- se identificaron muchas veces con la rubia Alicia, a quien pintaron en sus cuadros como una niña de ficción o como un álter ego de sí mismas.

Sexo fuerte

En línea con lo que propiciaban los manifiestos del movimiento, las surrealistas abrazaron la idea de destrucción de la cultura burguesa y las instituciones tradicionales, mientras reclamaban libertad intelectual y política.

Pero ellas llevaron su causa más allá. Primero, dicen los críticos, debieron erradicar el concepto instalado de que las mujeres eran el objeto de deseo... y poco más.

"La ’fridomanía’ que comenzó hace unos años abrió una puerta para este movimiento. Estas surrealistas se despegaron de los cánones europeos y buscaron sus propios caminos. Pero no de una manera chauvinista: encontraron sus caminos y luego encontraron también un espacio en el escenario internacional"

Teresa Vicencio, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)

 Breton lo había puesto por escrito en 1927, con el sexismo propio de la época: las féminas eran, ante todo, musas de los artistas. Y aunque el líder del surrealismo reformuló sus ideas más tarde, su definición del amor masculino como eroticismo y de la mujer como fuente de "convulsiva belleza" marcaron a fuego a esta vanguardia.

 A la hora de "la liberación", ellas decidieron tomar los pinceles para hacer con sus cuerpos lo que quisieran. A diferencia de sus pares masculinos, se sumergieron en el inconsciente como un medio de auto-conocimiento, con un sentido más introspectivo que lúdico: el inconsciente fue la herramienta para explorar su propio ser femenino en el mundo y para, en ocasiones, exorcizar demonios.

Muchas acarreaban tragedias de infancia, desde el acoso sexual al abandono; otras habían sufrido golpes en la adultez, incluso diagnósticos terminales o enfermedades mentales.

El cuerpo, representado con crudeza y convertido en "espacio de resistencia" en lugar de fetiche para ojos ajenos, es un tema recurrente de esta exploración. Pero también lo son las máscaras, como elemento transformador y útil para ocultar la identidad.

A la familia y el matrimonio, en tanto, los representan en ocasiones en clave de humor, desafiando convenciones sociales: toda una proclama contra los mandatos del pasado.

"Son dos miradas distintas: cómo las veían ellos y cómo se veían ellas a sí mismas. Es muy evidente el rol que se adjudican, por ejemplo cuando se representan como diosas, brujas o magas, algo muy frecuente en sus obras: se dicen y se pintan capaces de transformar el universo", concluyó Arcq.

Foto: Archivo AmecoPress. "Mujer saliendo del psicoanalista", obra de Remedios Varo, artista anarquista española exiliada en México.

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Cultura – Internacional – Mujeres creadoras – Exposiciones. 09 feb. 12. AmecoPress.

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