“La fotografía mágica sucede en pocas ocasiones y no tiene género”
Está considerada como uno de los fotógrafos de mayor relieve y trascendencia creativa de España. Tiene la humildad de las personas brillantes y unos ojos curiosos que desvelan su profesión que es la de mirar los acontecimientos tras el objetivo de una cámara. Está en la etapa de nominada-asociada para ser miembro de la mítica agencia fotográfica Magnum y su obra es todo un documento antropológico sobre la vida y las costumbres de los pueblos.
Primero retrató la “España oculta”, le siguieron trabajos en
La reportera del blanco y negro, trabaja con pasión y tesón a la vez que cosecha premios importantes como
- ¿Cómo empezó su vocación por la fotografía y cuáles fueron sus inicios?
La vocación comenzó poco a poco, primero como un juego, luego como un hobby y después como una vocación definida a la que le quería dedicar mi vida. El juego comenzó con 11 años quitándole la cámara a mi padre; el hobby, con 16 años que fue cuando me compré mi primera cámara con el primer dinero que tuve. Yo me empiezo a sentir fotógrafo cuando entro por primera vez en un laboratorio y eso sucede con 20 años, que es cuando estoy estudiando pintura en la facultad de bellas artes. La fotografía era para mí otra herramienta más con la que poder contar cosas.
Al finalizar la carrera tuve una beca para ir a Florencia a estudiar fotografía en una escuela de arte durante tres meses. La escuela era muy mala y con un nivel realmente bajo y me desesperaba, estaba sola, con el curso empezado y sin saber italiano... decidí que a trabajar en la calle. Era enero del 73 y comencé hacer algo que en España no se podía hacer en aquellos años y era fotografiar las manifestaciones que en Italia eran prácticamente a diario. Fui también, por casualidad, al circo Medrano. Así empecé a trabajar en la calle y como tenía un poco de dinero compraba libros de fotografía.
La nostalgia y la soledad me hizo pensar lo bien que podría estar trabajando en España aunque estaba en Florencia que era un privilegio. Fue una ciudad que elegí para seguir con el arte y aprender de la galería de los Uffizi, de la tumba de los Medicci, el palazzo Vecchio y de tanto arte como hay en Florencia y al mismo tiempo hacer fotografía.
Al volver a España pedí una beca de
Su primer libro, “España oculta” la convirtió en reportera
Pensé que el libro podría hacerse en cinco años, pero luego esos cinco se convirtieron en quince. Por el camino encontré a un editor que quería publicarme el libro porque sabía que iba a gustar mucho, salió el libro y el editor que fue Lunwerg se implicó en el proyecto y encontró coediciones.
Ese primer libro no sabíamos que nombre darle y se le ocurrió al editor el ponerle “España oculta”. Ese trabajo me convirtió en reportera, me sirvió para conocer España, para conocerme a mí misma porque apenas había pasado por escuelas y los estudios de fotografía eran nulos y todo fue práctica e ir encontrado otros compañeros con los que conversar de fotografía, aprender y hablar de nuestros trabajos.
Lo que me ha convertido en reportera es la práctica y trabajar mucho, muchísimo.
- ¿Cómo elige los monográficos y los tema fotográficos en los que trabaja?
Mis temas los elijo yo con absoluta libertad y buscando algo que me interese; he aceptado algunos trabajos por encargo para costearme los míos propios porque pienso que lo importante siempre ha sido mi trabajo personal, un artista debe tener su obra y trabajar en ella durante toda su vida. Con “España oculta”, se trataba de hacer un recorrido por España, fotografiando su arquitectura, su paisaje, sus costumbres, sus tradiciones, sus joyas, sus trajes, sus danzas... era un trabajo muy amplio, pero me centré mucho en las fiestas; el contar cómo eran y lo que sucedía. Fotografiar también todo lo que acompañaba a las fiestas: los dulces típicos, los altares que ponen, los trajes de la zona, los adornos florales... todo lo que conlleva la cultura popular dentro de las festividades.
Al terminar “España oculta”, me quedó un vacío tremendo, 15 años trabajando en ese proyecto, me preguntaba qué podría hacer después. Daba clases en la facultad de bellas artes de Madrid y sabía que mis viajes tenían que ser cortos y rápidos, excepto en verano, y próximos a mi cultura. Decidí que me siento mediterránea y me encanta el Mediterráneo, aunque soy del centro de España pienso que nuestra cultura es mediterránea. Me propuse a mí misma hacer algo sobre el Mediterráneo pero pensé que si en el primer libro había tardado 15 años, para hacer todos los países del Mediterráneo no iba a terminar nunca, entonces decidí hacer los países del Mediterráneo europeo. Empecé primero por Grecia, Francia, Italia, Portugal, España, después me subí a Europa Central y del Este . Creo que un mar me llevó a otro mar, y el Mediterráneo me llevó al Caribe, allí descubrí Haití y Cuba.
Haití surgió por el Mediterráneo y por el tema que centra mi trabajo que es el cuerpo y el espíritu, que son la base del individuo y el cómo se manifiestan; eso me llevó a hablar de las contradicciones. Todo el trabajo que hacía en España estaba impregnado de aspectos religiosos, por muy pagana que fuera la fiesta la iglesia siempre estaba metida dentro. Buscando lo opuesto que había hecho decidí Haití, la belleza, el culto al cuerpo, los festivales lúdicos, el placer, el erotismo, el sexo...
La foto mágica sucede en muy pocas ocasiones
- Usted que ha hecho tantas fotografías ¿explíqueme qué es exactamente el momento de una fotografía, ese instante mágico?
La foto mágica sucede en muy pocas ocasiones. Lo que tratas es de capturar ese momento que intentas que sea lo más expresivo posible, puedes simplificar todo lo que está aconteciendo con una imagen, donde todo tiene un ritmo, una expresividad, una intensidad, una emoción... que te pueda hablar, que pueda contar muchas cosas al espectador, que le emocione o que le repele porque muchas veces uno hace las fotos porque le causan dolor porque es duro lo que estás viendo.
- ¿Qué claves debe tener una buena fotografía?
Todo es muy subjetivo. Pero una buena fotografía tiene que estar hecha de verdad, con el corazón, tratando de esforzarte lo máximo posible para conseguir un camino nuevo, una fotografía que sea tuya y exprese todo lo que tú quieres decir, tu concepto del mundo, tu concepto de la belleza, tu concepto de la vida, que puedas aportar algo, que esté resuelta con maestría, con sabiduría, que haya sentimiento, que haya pasión y que puedas transmitírselo a los demás.
- ¿Siempre hay subjetividad en una fotografía?
Pienso que sí, que por muy objetivo que quieras ser siempre hay una persona que sufre, que siente, que tiene una cultura, una determinada edad, unas determinadas circunstancias de la vida y que eso le hace ver lo que está viendo de una forma o de otra y decidir en qué momento tiene que apretar el obturador o no.
Si tu pones a 10 fotógrafos y los sueltas en una misma plaza en donde están sucediendo cosas, todos van a tratar de ser lo más objetivos posible, si son reporteros, pero cada uno te va a dar una visión absolutamente distinta por fortuna. Cada persona es un mundo y eso es lo que nos da pie a la variedad de la creación y el poder contar cosas. Es más personal el que puede aportar un lenguaje diferente y calidad en todos los sentidos.
- ¿Quién tiene más dificultades a la hora de ejercer el trabajo cómo fotógrafo, las mujeres o los hombres? Se lo pregunto porque siempre han habido muchos más fotógrafos e incluso en la agencia Magnum hay una mayoría abrumadora de hombres fotógrafos y la presencia de mujeres fotógrafas es mínima.
En todo las mujeres siempre hemos tenido mayores dificultades porque la cultura ha sido tener a la mujer en casa y el que tomaba las decisiones era el hombre. Hasta hace bien poco las mujeres no podía tener una cuenta corriente a su nombre, no podían salir al extranjero sino tenía el permiso del marido, no podía hacer muchísimas cosas... para la mujer, por la cultura machista y porque el trabajo de reportera exige mucha dedicación y estar mucho tiempo fuera de casa, hace que haya menos mujeres fotógrafas,. Para las mujeres es importante el tener hijos, y muchas a la hora de tenerlos es difícil hacerlo compatible con el de reportera. Intentan llevar las cosas al mismo tiempo pero es muy complicado aunque cada vez menos, por fortuna.
La Fotografía no tiene género
- ¿La fotografía tiene género o mirada femenina?
No, para mí la fotografía no tiene género, igual que la pintura tampoco lo tiene. El arte no tiene género, lo que tiene es sensibilidad, creación. Es hacer las cosas bien, con sabiduría.
Importa la óptica más que la sofisticación de la cámara
- ¿Para hacer una buena fotografía hay que tener un buen equipo?
No, en absoluto. Siempre digo que quién hace la fotografía no es una cámara sino tu cabeza y tu corazón. Con una cámara sencilla puedes hacer hermosísimas fotos. Conocí a una chica que estaba haciendo un trabajo muy bueno, daba clases a poblados muy pobres de Estados Unidos, Bolivia,
Mucha gente cree que por tener una cámara grande y cara van a hacer mejores fotos y no, las fotografías se hacen con la cabeza y con el corazón. La cámara es sólo un instrumento que tu debes saber lo que te puede dar y lo que le puedes pedir. Te da una calidad técnica y facilitar las cosas, pero en una cámara lo que importa es el ojo y una buena óptica, de ella depende la calidad y definición de la imagen.
Llevo buenas cámaras, pero no las mejores porque me meto en sitios muy duros, me meto en el mar que te salpican las olas, me meto en cascadas, soporto tormentas de arena en el desierto... todo eso deteriora, mis cámaras llevan una vida muy dura, combino según en cada momento, desde luego, no me preocupa llevar la mejor cámara del momento.
- ¿Hay secretos para hacer buenas fotos? Aunque no sé si se acaba entendiendo de fotografía.
No hay secretos. Claro que se acaba entendiendo de fotografía si intentas hacerte con una cultura de la imagen, si ves cómo han trabajado otros fotógrafos antes que tú, si ves los estilos que ha habido, si estudias la historia de la fotografía, si estás continuamente en activo y practicando, analizando, intentando crear y contar las cosas de la mejor forma posible.
No hay secretos. El secreto es la dedicación, la vocación, la pasión y los años de trabajo. El ojo se puede educar observando y estudiando cómo lo han hecho otros grandes fotógrafos y compañeros.
- Va a ser dentro de muy poquito miembro de
Quizá se le da importancia a que esté en
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Cultura; Arte - 7 diciembre, 07 (AmecoPress)