Según un estudio subvencionado por el Instituto de la Mujer

La transexualidad en las mujeres está mas aceptada socialmente que en los hombres

27 de junio de 2011.

Por Redacción

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La principal característica de las personas transexuales es la dificultad para ser aceptadas y lograr una plena integración social, lo que genera problemas en su vida académica, familiar, social y laboral


Madrid, 27. Jun. 2011. AmecoPress. Según el estudio “Aspectos psicológicos, sociales y de salud de la construcción de la identidad de género en personas transexuales y especificidades en la adaptación social después de la reasignación de sexo”, la transexualidad en las mujeres está mas aceptada socialmente que en los hombres.

Esta investigación, a partir de una muestra de personas que han recurrido a servicios de orientación y atención psicológica, constituye una aproximación a las características psicosociales y las experiencias y problemas que afrontan las personas transexuales, además de permitir valorar las intervenciones más eficaces para mejorar su integración familiar y social, así como su calidad de vida.

Ha sido realizado de forma conjunta por la Unidad de Trastornos de Identidad de Género del Hospital Carlos Haya de Málaga y el departamento de Antropología social de la Universidad de Granada y subvencionado por el Instituto de la Mujer.

La principal característica de las personas transexuales es la dificultad para ser aceptadas y lograr una plena integración social, lo que genera problemas en su vida académica, familiar, social y laboral. Esta dificultad de integración tiene que ver no sólo con su historia individual, sino también con el modelo social imperante de en qué consiste ser hombre o mujer, que les excluye.

Nivel educativo y actividad laboral

Las dificultades de integración llevan a estas personas a la interrupción temprana de la escolarización, lo que les coloca en una situación de desventaja sociolaboral. Esto conduce a tener un bajo nivel de estudios y una actividad laboral de baja cualificación.

Pero las características no son homogéneas en ambos grupos: el grupo HaM presenta un menor nivel educativo que el grupo MaH. En este último, el 68,5 por ciento ha alcanzado estudios secundarios lo que les lleva a tener una mejor situación laboral, el 70 por ciento tienen trabajo remunerado frente al 48,8 por ciento del grupo HaM y una tendencia a un mayor nivel de ingresos.

Prácticamente la mitad de ambos grupos se ha sentido discriminada a la hora de pedir empleo. El grupo HaM reconoce haber realizado actividades peligrosas/ilegales para poder sobrevivir con mayor frecuencia que el grupo MaH (20,5 por ciento frente al 1,3 por ciento).

Orientación sexual y convivencia

La orientación sexual es mayoritariamente hacia personas de su mismo sexo anatómico. En el grupo HaM, la mayoría de las personas están solteras o separadas (82,7 por ciento), mientras que en el grupo MaH este dato se reduce al 64,6 por ciento.

Por otro lado, el 50,5 por ciento del grupo HaM ha realizado autotratamiento hormonal, frente a un 3,3 por ciento del grupo MaH. Es decir, el primero recurre con mayor frecuencia a este tipo de tratamiento sin control médico.

Violencia y agresiones

La diferencia estadística más significativa se produce en esta cuestión. Según el estudio, han sufrido agresiones y maltrato el 72 por ciento del grupo HaM frente a un 53,2 por ciento del grupo MaH. En la mayoría de los casos los agresores son personas desconocidas y se producen en la vía pública. En cuanto al entorno más próximo, para el grupo HaM el 17’1 por ciento de agresores eran personas amigas, el 14’6 por ciento, conocidas y en el 13’4 por ciento, el padre.

En el grupo MaH, el padre es el agresor en el 26’3 por ciento de los casos, y la madre y los amigos, en el 10’5 por ciento, respectivamente. Es decir, que este segundo grupo sufre más la violencia en la intimidad familiar.

Estos resultados manifiestan que la red de apoyos sociales de las personas HaM suele ser más precaria y está caracterizada por el aislamiento social, lo que influye en el nivel de autoestima, ya que tienen que enfrentar consecuencias adversas por poseer un autoconcepto poco reforzado socialmente.

Los datos de expulsión del hogar, que se produce en más de un 10 por ciento de los casos, demuestran que la familia tradicional, en general, tampoco es un lugar seguro para las personas transexuales. En especial, aquellas en las que existen fuertes reglas sociales, religiosas y culturales, relativas al sexo o al género.

Evolución cronológica de los síntomas de transexualidad

El 100 por ciento de ambos grupos ha pensado, sentido y deseado pertenecer al otro sexo y adoptar el aspecto físico correspondiente. Las diferencias estadísticas respecto a la edad en la que se establece el sentimiento de pertenecer a otro sexo, en la que se comienzan a adoptar vestimentas y actitudes del otro sexo, son significativas: en el grupo MaH la media de edad para establecer el rol y las vestimentas masculinas en la intimidad del hogar, es de 12 años, frente a los 17 en el grupo HaM.

También en el primer caso adoptan antes estos hábitos en salidas y reuniones con amigos, lo que demuestra que nuestra sociedad es más tolerante hacia las mujeres que visten y se comportan como hombres que hacia hombres que se comportan como mujeres.

Proceso de reasignación sexual

Este proceso está demasiado idealizado para estas personas, haciendo que los progresos en su identidad se centren exclusivamente en los cambios físicos. Esto hace que, en ocasiones, se condicione el logro de la identidad a conseguir una réplica exitosa del aspecto de otro sexo y produciendo desencanto y angustia cuando los resultados posquirúrgicos no cumplen las expectativas previas. Aún así, los y las pacientes estudiadas aseguran haber experimentado una mayor seguridad, libertad y bienestar después de la cirugía.

Otro elemento importante en el logro del bienestar es la nueva Ley reguladora de la rectificación registral relativa al sexo de las personas, o Ley de Identidad de género, que ha aportado el reconocimiento palpable de la sociedad de que estas personas pertenecen al género que sienten como propio. Para muchas de estas personas, el cambio de nombre ha supuesto un hito tan importante o más que la propia cirugía.

Fotos archivo AmecoPress

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Estado español – Sexualidades – Transexualidad – Instituciones de igualdad; 27 junio (11);

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