La autonomía en las relaciones de pareja desde la óptica de Soledad Murillo
Madrid, 30 May. 2011, AmecoPress. Este 27 de mayo, en una cordial conversación con las personas asistentes al salón de actos de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, la socióloga e investigadora Soledad Murillo, habló sobre las situaciones de subordinación a las que se ven expuestas muchas mujeres desde ‘Un falso dilema: pareja y autonomía’ conferencia ofrecida en el marco de las actividades que reúne el Título Propio Especialista Agente para la Detección e Intervención Integral en Violencia de Género, del Instituto de Investigaciones Feministas de la Casa de Estudios.
Prefirió quedarse de pie y conversar con los asistentes. Soledad Murillo comenzó su disertación pidiendo que el término pareja fuese tratado con el nombre que mejor quisieran darle “pónganle estar conectados o como quieran lo que si me parece importante es como se plantea el término autonomía, cuando yo hablo de autonomía me refiero a pensarse en primera persona, a no especializarse en agradar a los demás”.
En torno a su afirmación, Soledad Murillo recordó su experiencia mientras trabajaba en la creación de la Ley de Violencia de Género, cuando una de las cosas que más le impactaron fue que no había una definición sobre lo que se considera delito que incluyera ni a las chicas jóvenes ni a las mujeres maduras que decidían separarse.
Habló además del preámbulo de la Ley que habla del poder que representa la falta de racionalización, la falta de distancia, de percepción cuando una relación empieza a presentar serias pautas de sometimiento, “Lo que más me llamó la atención el planteamiento de la policía de no entender como a pesar de que existían todos los indicios de que había existido maltrato, hubiese la oportunidad de una segunda, tercera o cuarta oportunidad”, comentó Murillo.
“Me llamaba poderosamente la atención, había mujeres muy inteligentes, chicas que pautaban su relación en términos de querer que las cosas cambiaran y aun así caían en relaciones de subordinación”, explicó la socióloga. En estos casos, comentó, muy por encima de lo que se ha dado a entender, no existen los perfiles, ni de los agresores ni de las agredidas, “hay una relación sentimental que representa un dilema y en las relaciones afectivas hay una situación que no se da en ningún otro tipo de violencia, en las situaciones de violencia cualquiera que sea existen opciones, bien sea huir, pedir ayuda o responder a la agresión en la medida de sus posibilidades; en la violencia de género no se dan estas opciones, hay según las personas expertas 10 años de silencio, la víctima no solo no habla sino que clandestiniza o disfraza la situación” afirmó Murillo.
Las mujeres que sufren la violencia no piden ayuda ni siquiera a las amigas indicó la socióloga, “resulta difícil para la víctima conquistar rasgos de autonomía dentro de una relación sentimental”, agregó.
Se plantean interrogantes
¿Qué pasa en una relación sentimental con estas características? ¿Por qué las víctimas aún después de cicatrizadas las heridas quiere mantener la relación? “El año pasado el 42 por ciento de las víctimas murió cuando le fue a explicar al maltratador que no quería seguir con la relación”, dijo Murillo, aquí se plantea otra interrogante y es ¿Qué necesidad hay de explicarse? ¿Se entra en las relaciones afectivas con una previa imagen de lo que se quiere del otro o de la otra y se va configurando según las experiencias anteriores?
Se invierten las actitudes asumidas en anteriores relaciones por el temor a fallar, a este respecto la socióloga explica “cuando las mujeres entran en las relaciones afectivas con un componente genérico de asumir las características de género ante las cuales no somos trasgresoras”, indicó.
Sin embargo también existe un punto de vista en cuanto a perspectiva de género que es otra cosa y es “cuando el género se concreta en una serie de expectativas sobre el comportamiento, la conducta, el deseo, la forma de querer o no querer, desde ese punto de vista hay que establecer alertas, se debe establecer qué significa la perspectiva de género incluso desde el punto de vista del conocimiento”, aseguró Murillo.
Agregó además que “todo lo que sea género en la domesticidad, en especializarse en cumplir las expectativas ajenas tiene que ver directamente con una perspectiva orientada al cuidado y la atención de los otros y hay que poner atención a esto”.
La exculpación y el control
Muchas de las mujeres víctimas de violencia de género, sin importar su posición y nivel socioeconómico, explicó Murillo, tienden a expresar, en primera instancia, exculpación, las mujeres se exculpan y buscan una explicación. “Si en el momento de la agresión el maltratador actúa con enorme soberbia ¿cómo puede convivir esa soberbia con la exculpación? ¿Cómo se pautan las relaciones afectivas? Si en una relación de pareja hay alguien que está exculpándose hay un descontrol que se convierte en algo natural”, recalcó la socióloga.
Agregó que quien ejerce el poder en una relación quiere saberlo todo, cuando en una pareja existe alguien pide cuentas pero que además no permite que se las pidan y no rinde cuentas hay una relación de poder y asimétrica muy perniciosa. También cabe agregar que el control por lo general se exhibe “el control genera siempre el malestar del vigilado”, indicó.
Mantener la relación para una chica enamorada es fundamental; ello “implica huir del presente, recuperar el pasado y calmar en función del futuro ‘tengo que calmarle y asegurarle que no volverá a suceder’ explicación, vigilancia y culpa, las víctimas de violencia de género sufre exculpándose y en permanente situación de vergüenza y culpa”, manifestó Murillo.
Las mujeres como minoría
Para Soledad Murillo las mujeres son vistas socialmente como una minoría, como un colectivo. “Y a las minorías y a los colectivos se les achaca aquellos adjetivos que supone protegerles: el sector, el colectivo, y desde la protección no se tienen derechos se administran necesidades, la protección no entiende de derechos, entiende de necesidades por lo tanto no somos tratadas como ciudadanas de primera si se nos trata como colectivo y por lo tanto se supone que tenemos necesidades especiales y por supuesto problemas especiales. La igualdad de trato implica que se reconozcan los derechos”, señaló Murillo.
Fotos AmecoPress
---
Pies de Foto: 1) Isabel Tajahuerce, directora del curso, presenta a Soledad Murillo 2) Soledad Murillo
---
Cultura – Feminismo – Teoría feminista – violencia de género; 30 mayo (11)