El género: una trampa en la carrera profesional de las mujeres

12 de noviembre de 2007.

Opinión | Empleo y género



Las mujeres tienen que luchar en demasiados frentes: familia, pareja, compañeros, compañeras, en su camino hacia el éxito profesional


Teresa Deira Lorenzo

Directora CANALCONCILIA.com

Con frecuencia tiene que enfrentarse a la propia familia que no ve con excesivo interés su ambición profesional –cosa que tal vez no se cuestiona de la misma manera en el caso del varón-. Tiene que luchar con la pareja que todavía no asume con normalidad que sea ella quien “gana más” y tiene más poder.
Eso se refleja muy bien en la tensión con que muchos hombres asumen, por ejemplo, “ir de acompañante” en los viajes o eventos de sus parejas.

Las mujeres también tienen que luchar en el entorno laboral en una doble vertiente; frente a los compañeros-adversarios masculinos que sienten como de repente a ese club lleno de corporativismo, “hoy por ti mañana por mi”, empiezan a llegar mujeres preparadas, brillantes, inteligentes y con sana ambición. Si bien en ellos parece como algo obligado y loable; en ellas se dibuja como algo pérfido, lleno de connotaciones negativas, rayando en estereotipos de mujeres perversas y maquiavélicas que las películas y series de TV se encargan de dibujar.

Parece como si fuese incompatible para la mujer ser buena madre, perfecta esposa y mejor compañera con su ambición profesional.
Ésta no puede caer en la tentación, a medida que asciende en el mundo laboral, de rechazar la mayor parte de las cosas que hacen de ella una mujer y desarrollar unas características masculinas en cuanto a cultura, ideas o forma de liderar.

Pero no sólo tiene que luchar dentro del ámbito laboral con los compañeros. Lamentablemente todavía la mujer tiene el enemigo en casa. Cuando se encuentra con otras mujeres que han llegado al selecto grupo de los elegidos, en niveles directivos, éstas son más feroces que los hombres; adoptando modelos de dirección absolutamente agresivos y dictatoriales. ¿Quién no ha escuchado alguna vez “... prefiero tener a un hombre como jefe”.

Mal estamos haciendo los deberes y cumpliendo con el compromiso histórico que tenemos entre manos si cuando llegamos a puestos de dirección asumimos modelos de gestión caducos contra los que debemos luchar para que no se perpetúen.

La mujer está obligada a defender su identidad de género con valentía y sin complejos. Eso pasa, entre otras cosas, porque la mujer encuentre aliados en los hombres; pero antes deben encontrar la complicidad y el apoyo de las propias mujeres para que el sexo no continúe siendo una trampa mortal en su carrera profesional.


Opinión – Empleo y género – 12 noviembre, 07 (AmecoPress)

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