“La emigración boliviana es más reciente pero tiene mucho que aportar”
Cómo superar los estereotipos de Bolivia en los medios de comunicación españoles, ha sido el tema principal de la charla que han dado estas bolivianas afincadas en Barcelona, dentro del ciclo periodismo y emigración, que organiza la Comisión de Periodismo Solidario del Colegio de periodistas
Giselle García es periodista audiovisual y llego a España hace 4 años. Con su compañero Sergi Sandua ha realizado 2 documentales, uno titulado “Akulliku”, que en lengua quechua significa el acto de masticar coca, sobre el cultivo de esta hoja en comunidades indígenas andinas, y otro sobre Cuba, y el hermanamiento con la ciudad en la que residen, el Prat de Llobregat, la desconocida ciudad del aeropuerto catalán, industrial, rodeada del parque natural del delta del río Llobregat.
Tanto ella como Cecilia, reconocen que no son emigrantes al uso. Las dos vinieron par ampliar estudios o para colaborar en una ONG, pero conocen muy bien la realidad de su país, Bolivia, y la de las personas emigrantes en España. “El primer estereotipo que he notado –subraya Giselle– es que muchos no se creen por mi aspecto, que yo sea boliviana. No entienden que en mi país es muy diverso y también hay personas de pelo rubio y ojos claros”.
Cecilia Aramayo, al contrario, ha vivido alguna situación de discriminación por su aspecto de indígena, como cuando una persona andaluza comentó en su presencia que con tanta emigración la seguridad social no daba abasto. A aquel comentario contestó su marido catalán en plan de sorna: “Sí es cierto hay muchos emigrantes, andaluces, murcianos, árabes...”
Ella explica que llego a Barcelona hace siete años. Tiene un hijo que nació aquí, al que ha puesto el nombre de Inti, que significa sol en la lengua quechua de sus antepasados. “A mi marido le conocí en Bolivia trabajando en una escuela rural, y decidimos venir a Barcelona, por tres años; pero la vida no se programa como las máquinas y aquí sigo, aunque tenemos el sueño de volver allá”.
Cambiar la política de reagrupación familiar
En Barcelona, Aramayo se dedica a coordinar talleres para distintas organizaciones de desarrollo (ONGD) y movimientos sociales sobre la realidad boliviana, inmigración, interculturalidad y género. Forma parte del Comité Catalán de Solidaridad con los Pueblos indígenas de América y trabaja especialmente con mujeres y niños. “Normalmente me invitan para que haga un repaso de la historia del movimiento feminista indígena de mi país. Hablar de la emigración es un capitulo mas de este tema, porque la mayoría de los emigrantes son mujeres que han venido solas, o al fin, han conseguido traer a sus familias, y siguen reproduciendo aquí la cultura patriarcal que las relega al segundo término aunque sean ellas las que traigan le sustento a la casa”.
Precisamente, el hecho de que en la emigración boliviana la mayoría sean mujeres, según Aramayo, es un tema que no está nada estudiado. “Y es importante remarcarlo, las mujeres tanto allá como acá, son las que están levantado las economías familiares, y el nivel de riqueza de nuestro país. Los hombres, en su mayoría, se excusan en que no encuentran trabajo y cuando vienen a España por reagrupamiento familiar, su situación ilegal también les impulsa a quedarse en casa y sobrevivir con lo que ganan sus esposas”.
Para Aramayo, el tema del reagrupamiento familiar se tiene replantear. “Hemos comprobado que muchos casos de violencia familiar entre nuestros compatriotas tiene su origen en esta ley tan discriminatoria. No se puede consentir que faciliten la instalación en España de la pareja del emigrante, o de la emigrante, si después va a tener que depender completamente del trabajo del otro y no va a poder trabajar legalmente y sentirse útiles. Muchos bolivianos que ya traían el machismo desde allá, descargan ahora su frustración mediante la violencia contra sus mujeres”.
Sin embargo, las dos se muestran optimistas y valoran el trabajo que se está haciendo para que haya una integración positiva de las personas emigrantes en el entorno en el que han elegido vivir. “Por suerte, y aunque esto no se refleja en los medios de comunicación españoles, los bolivianos tiene un gran concepto de comunidad y de cooperación, y aunque acaben de llegar, enseguida se integran en asociaciones y organizan actividades entre ellos. Eso facilita que las mujeres no estén demasiado aisladas, incluso aunque estén solas y se relacionan habitualmente con sus compatriotas”.
Para García, al igual que para Aramayo, lo más importante es que la sociedad de acogida entienda y no discrimine a los pueblos indígenas, “no se debería juzgar a nadie por su apariencia o el color de su piel”, y en esta labor, ciertamente, ambas reconocen que “los medios de comunicación no están ayudando nada. “Se suele asociar boliviano a indio inculto, explotado o delincuente”. Ellas han defendido públicamente a los pueblos indios y a su cultura “Los indios no son ignorantes. Su cultura es sabia, y han aceptado las cosas buenas del progreso, como son las tecnologías de las comunicaciones o reconocer los derechos de las mujeres, pero siguen oponiéndose frontalmente a la destrucción de la naturaleza y a la adoración al dinero de las generaciones actuales.
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Fotos: AmecoPress
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Autonomías – Comunicación y género – 7 noviembre, 07 (AmecoPress)