Isonomía denuncia la situación de las prostitutas en Castellón
La Fundación para la Igualdad de la Universidad Jaume I de Castellón pide a las instituciones que tomen medidas para dignificar la vida de las prostitutas
Ante los anuncios publicitarios de un nuevo club de alterne abierto en la zona de Castellón, cuyo mensaje identifica a las prostitutas con animales, la Fundación Isonomía y el Grupo de investigación sobre contextos de prostitución de la Universidad Jaume I han denunciado la situación vejatoria que muchas mujeres prostituidas sufren en la provincia. Piden a las instituciones que acaben con la “situación de alegalidad” que se vive en España y a los medios de comunicación, que aún no lo han hecho, que retiren las páginas de contactos.
El último puticlub que ha abierto sus puertas en Castellón se anunciaba estos días colocando pasquines en los parabrisas de los coches de la zona con un mensaje que “animaliza” a las mujeres, explicó Alicia Gil, gerente de la Fundación Isonomía para la Igualdad de Oportunidades de la Universidad Jaume I de Castellón.
La Fundación considera que estos anuncios “incitan a la violencia” y están en contra de la publicidad en la prensa escrita porque a su juicio las secciones de contactos normalizan la prostitución “y la vejación que sufren las mujeres en estos ámbitos, sobre todo, cuando estamos hablando de mujeres traficadas”, a quienes la Fundación distingue de las “trabajadoras del sexo”.
Cambian de local con los ciclos menstruales
La gerente de Isonomía, Alicia Gil, criticó la situación de las prostitutas que trabajan en los locales de alterne de la provincia. “Cada 21 días van rotando, coincidiendo con los ciclos menstruales. Las mandan a diferentes lugares de la geografía ibérica para evitar el paso de fronteras”, explicó.
Por otro lado, lamentó que los consumidores de prostitución sean “nuestros hombres”, pues los “servicios” funcionan desde las 9 de la mañana a las 9 de la noche, y el horario se reduce los fines de semana porque baja la demanda, mientras que el número de clientes se multiplica cuando se organiza en la provincia una feria o congreso de profesionales, a los que acuden, sobre todo, hombres.
Las chicas pueden estar ejerciendo la prostitución “y nadie las molesta” y si se interpone una denuncia, “los clientes salen intocados” y los proxenetas “como mucho” pagan una multa por contratar personal ilegal. Para Gil, “quienes pagan el pato son ellas porque muchas veces son retornadas a sus países de origen donde la situación que vivían era aún peor que la que tenían aquí”.
La responsable de Isonomía denuncia que la parte vulnerable siempre son las mujeres porque “para ser prostitutas nadie les pide permiso de trabajo, pero para dejar la prostitución, sí”, y subraya que no hay programas de reinserción para que estas mujeres puedan dignificar su vida. Alicia Gil resaltó que aunque la policía local y la guardia civil conocen el problema, pero “como la prostitución no es ilegal en nuestro país, sino que es ‘alegal’, quiere decir que no existe.”
Para Isonomía, en la medida en que no se impide la prostitución, se facilita, por eso instan a las instituciones a articular programas de dignificación de las prostitutas en la que se respeten los derechos humanos de las mujeres.
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Autonomías-prostitución; 05 noviembre (07) AmecoPress