Las empleadas del hogar insisten en dejar de ser "especiales" para ser "generales"

10 de febrero de 2011.

Por Silmar Jiménez

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Continúan sin noticias concretas sobre el cambio de régimen y optan por el cooperativismo y la acción conjunta para hacer frente a la situación


Madrid, 10 feb. 11. AmecoPress. Sin tenerlo fácil se mantienen en pie de lucha para lograr sus reivindicaciones. Organizadas y, representadas por diferentes entidades que las agrupan, intentan que quede claro que lo que buscan es la protección que tiene y merece cualquier persona trabajadora.

“La pelea de nosotras no es en contra del empleador, es en contra del sistema, es el sistema el que no funciona, para esto hay que concienciar a los empleadores sobre la importancia de que su empleada esté bajo Régimen General, que esté protegida” dice Graciela Gallego, presidenta de Servicio doméstico activo, Sedoac.

Esta aseveración la hace porque considera que debe de crearse conciencia en las personas con respecto a las empleadas del hogar. “Somos seres humanos que nos merecemos los mismos beneficios de los que goza cualquier trabajador”, asegura.

Y es que en los tiempos actuales todavía existen este tipo de colectivos cuyos derechos se encuentran vulnerados ya que trabajan en circunstancias de precariedad y sin ninguna garantía de futuro.

Sin respaldos

Las condiciones laborales de las empleadas del hogar se suscriben a un real decreto que data de 1985, lo que las coloca en un régimen especial que “precariza” a estas trabajadoras. Se busca entonces que este Régimen Especial sea integrado al Régimen General de la seguridad social, lo cual no les garantiza mayores beneficios -sus condiciones laborales no se equipararán a las del resto de las personas trabajadoras- obtendrán un poco más de lo que ya tienen, pero sólo un poco.

Lo que se pide es “derecho a contratación, a dos pagas al año, prestación por desempleo, cotizar en la Seguridad Social, bueno como todo trabajador normal”, comenta Graciela Gallego.

Aunque gracias a acuerdos entre gobierno y sindicatos se ha logrado que se establezca la remuneración por su trabajo, que cobren al menos el salario mínimo interprofesional de 641,40 euros al mes, todavía falta que aprueben otras solicitudes como la cotización por accidente de trabajo y enfermedad profesional. Para ellas es importante sobre todo, tener un apoyo en lo que se refiere a las enfermedades profesionales.

“Aquí hay personas de 30 o 35 años con las manos destrozadas, la espalda destrozada, y a nosotras no nos pueden ver esas enfermedades profesionales, ni tenemos derecho a baja por este tipo de problemas”, dice Graciela.

Según datos del Instituto nacional de estadística (INE), en su Encuesta de población activa (EPA) en España hay aproximadamente 700 mil trabajadoras domesticas, casi el 70 por ciento de las mismas son mujeres inmigrantes y se mueven dentro de tres modalidades; las internas que viven en su sitio de trabajo, no disfrutan de vacaciones y solo gozan de un día libre a la semana; las externas que no duermen en su sitio de trabajo pero que cumplen un horario y las externas que cobran por horas.

De entre este colectivo, las empleadas internas son quienes se encuentran en peores condiciones. Estas mujeres no tienen clara la duración de su jornada de trabajo que en muchos casos excede la media de 40 horas semanales, aunque haya terminado su jornada laboral, muchos empleadores siguen contando con sus servicios por el mero hecho de que viven dentro de su casa. No gozan de pagas extras por estas horas ni por ningún concepto. Al integrarse en el Régimen General, quienes realizan este tipo de trabajos podrán cotizar desde la primera hora trabajada.

Otro dato de importancia es que de este colectivo, solo el 50 por ciento aproximadamente cotiza en la Seguridad Social, lo cual indica que la mayoría de estas mujeres no dispondrá de respaldo para el futuro.

Organizadas y con esperanza

Las empleadas del hogar siempre han sido vistas como un colectivo de bajo nivel, no obstante la realidad es otra. La mayoría de estas mujeres (y ahora hombres) son personas con formación universitaria y en el peor de los casos con formación profesional, aun y cuando hay muchas que solo tienen un nivel educativo de bachillerato.

Este factor hace posible que no se queden esperando que lleguen los beneficios, se organizan, se preparan, dan talleres de empoderamiento, se informan. Una solución que hemos encontrado, momentáneamente, es organizarnos en cooperativas, afirma Graciela Gallego con lo cual “ya cotizamos normalmente bajo régimen general y estamos trabajando, pero para la sociedad es difícil asumir el término cooperativa para las empleadas del hogar, como pioneras entendemos que es un trabajo duro y largo pero claro que en cuestión de poco tiempo ya las cooperativas serán algo normal” dice.

Graciela Gallego indica, que por otro lado, hay un tema sensible en cuanto a las empleadas domésticas: muchas de ellas, cuando terminan con sus jornadas de trabajo o en su día libre, el único esparcimiento que tienen es sentarse en la banca de un parque.

“También tienen problemas personales y se les suele ver llorando en los locutorios mientras hablan con sus familias por teléfono, se trata de un problema delicado, cuando se acercan por Sedoac intentamos conversar con ellas y que nos den la confianza de desahogarse porque comprendemos que llevan una carga. Nos preguntamos ¿cuántas más están por ahí? ‘secuestradas’ que no las dejan salir de su lugar de trabajo, o que sus maridos tampoco las dejan salir o que salen de una casa y solo tienen el domingo libre y ese día lo dedican a trabajar para su marido. Se trata entonces de velar por la salud tanto física como mental de las empleadas del hogar”.

Asimismo, la intención de las organizaciones es la protección integral de la empleada del hogar.

Respuestas

Siguen esperando respuesta por parte del gobierno pero aún no obtienen nada. Sin embargo el compromiso de las mujeres que están al frente de las organizaciones que agrupan a las trabajadoras domésticas es seguir en la lucha por las reivindicaciones.

Fotos AmecoPress

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Pies de foto: Graciela Gallego, presidenta de Sedoac

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Economía – Legislación y género – Empleo y género – Mujeres inmigrantes; 10 febrero (11); AmecoPress

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