Cuba: Violencia y cultura, "tiene que haber otro modo"

29 de diciembre de 2010.

Por Dixie Edith

Internacional | Violencia de género | Exposiciones | Espectáculos | Debates | La Habana, Cuba.



Tendencias de la representación de la violencia de género en el arte cubano contemporáneo


La Habana, 29 dic. 10. AmecoPress/SEMlac.- ¿Cuáles son las tendencias de la representación de la violencia de género en el arte cubano contemporáneo? ¿Quiénes marcan el cambio? ¿Ese tratamiento es solo un reflejo de la realidad o implica también una toma de partido, una postura, un posicionamiento ético y crítico?

Con interrogantes como esas, a modo de provocación, dio inicio el panel matutino del Coloquio Tiene que haber otro modo. Violencia y Contraviolencia de Género en las artes, que sesionó el pasado 16 de diciembre, en la sede de la capital de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

El Coloquio, que incluyó encuentros con creadoras y creadores, proyección de audiovisuales y una propuesta desde las artes plásticas, cerró en La Habana la Jornada por la No Violencia contra la Mujer, que organizó el Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR), con el apoyo de la UNEAC y la Consejería Cultural de la Embajada de España, entre otras instituciones.

"Es una apuesta por ese otro modo de ser y entender las relaciones entre hombres y mujeres, así como un reconocimiento a la necesidad de desmontar, desde los relatos culturales, los supuestos simbólicos sobre los que se sostiene la violencia de género", explicó Helen Hernández Hormilla, periodista y una de las organizadoras.

Con esa intención de reflexionar acerca de la creación artística y cultural y su capacidad para proyectar y deconstruir la violencia de género dentro del contexto cubano contemporáneo, el evento hizo converger a quienes producen las artes y a quienes las evalúan, además de personas de otros espacios y sensibilizadas con el tema.

Panel vertiginoso

Con la conducción de Danae Diéguez, profesora de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual, del Instituto Superior de Arte (ISA) y otra de las organizadoras del coloquio, la mesa ¿Re-produciendo discursos? Representación de la violencia y la contraviolencia en las artes propició un recorrido crítico, aunque veloz, por manifestaciones como la literatura, el teatro, los audiovisuales y la música.

La escritora y crítica literaria Zaida Capote Cruz, especialista del Instituto de literatura y Lingüística de Cuba; el dramaturgo y crítico teatral Norge Espinosa; la periodista Lirian Gordillo y la psicóloga Sandra Álvarez, conocida por su blog Negra cubana tenía que ser, evaluaron el reflejo de la violencia en esas manifestaciones, de acuerdo con sus respectivas experiencias de investigación.

Capote Cruz especificó que prefería "hablar de violencia contra la mujer", y en ese sentido evaluó cómo esta se admite en la literatura cubana contemporánea como algo natural, un fenómeno social del cual la mujer no puede escapar y donde ellas no solo son victimizadas, también se inmolan.

"Un grupo de mujeres suicidas, locas, pueblan la literatura cubana. Las mujeres suelen morir para salvarse", detalló, ejemplificando con casos como el de las Ofelias, de la escritora Aida Bahr.

"Los modos más frecuentes de responder a la violencia en literatura son actos más violentos. Nos quedamos en la denuncia o respondemos con más violencia. La bondad no suele producir buena literatura", sentenció Capote Cruz.

Espinosa, por su parte, argumentó que la violencia ha estado en toda la historia del teatro cubano, muchas veces expresada mediante elementos de farsa y humor.

El especialista destacó, especialmente, el trabajo que están haciendo actualmente compañías teatrales como El Público, Argos Teatro o El Ciervo Encantado, en busca de otros modos de provocar en las audiencias otras formas de tomar conciencia frente al fenómeno.

Por su parte, Lirians Gordillo abundó en cómo los videos clip cubanos perpetúan la ideología patriarcal, el racismo y la violencia simbólica, con todos los riesgos que implica el hecho de que en la isla, a diferencia de otros países, estas propuestas no son meras acciones comerciales, sino obras artísticas en sí mismas.

"El video clip no está reproduciendo siquiera los atisbos de ruptura de los roles de género que se van observando, poco a poco, en la sociedad cubana. Los estereotipos son como leyes básicas del clip cubano", reflexionó.

A juicio de la periodista, que realizó su tesis de grado sobre el tema del clip cubano, estos productos están mediados por muchos factores: la cadena comercial, las rutinas productivas, los propios artistas, las letras de las canciones y los intereses, ideologías profesionales y éticas de los realizadores.

Como ejemplo de una propuesta desde la contraviolencia, Gordillo mencionó "El Revólver", de Alejandro Gil, sobre un tema del cantautor Gerardo Alfonso. En el otro extremo situó a "Nalgas", sobre una canción del dúo Buena Fe, cuyo uso del cuerpo femenino como objeto alcanza extremos escandalosos.

La psicóloga Sandra Álvarez ahondó en los modos de ver la violencia desde el rap y la cultura hip hop. "La violencia contra las mujeres no es bien vista en este ideario, pero sí se promueve entre hombres, como vía para erradicar la violencia contra ellas: "A las mujeres no se les golpea, golpéame a mí", reza un estribillo de una canción de rap citado por Álvarez.

La psicóloga también explicó que el tema está atravesado por otras problemáticas, como el racismo.

Propuestas

Para la investigadora Isabel Moya, a cargo de la cátedra de Género y Comunicación del Instituto Internacional de Periodismo y moderadora de otra de las mesas del coloquio, actualmente coexisten en la isla productos culturales muy interesantes, junto a otros estereotipados, que construyen una versión de la vida cotidiana con carácter caricaturesco, no educativo.

Según Moya, para tener éxito en la empresa de visualizar o sensibilizar frente a la violencia de género, es imprescindible expresar con claridad necesidades vivenciales de la audiencia, sin disminuir el rigor estético o el nivel del lenguaje.

Para Capote Cruz, por su parte, el estudio del tema conlleva un compromiso ético porque la vida demuestra que "la violencia es más productiva para el arte que la amabilidad y la bondad", y hay que ser conscientes del problema y estar comprometidos para poder cambiarlo. Con ellas coincidió Espinosa. Para el crítico teatral, lo más positivo del día fue haberse reunido "para compartir ideas, y aprender cómo manejar estos temas en nuestros discursos y también en la vida nacional.

"El silencio es el primer crimen de la violencia de género y ese tema debe articularse en la vida cotidiana, más allá de campañas. Sensibilizar no significa solo advertir, sino incorporar", sentenció.

"Es necesario hacer sinergia entre la representación cultural de la violencia y las políticas públicas; salir de la academia y llevar el tema a otros espacios", reflexionó Danae Diéguez.

En ese sentido, quienes participaron del coloquio coincidieron en la necesidad de espacios de debate especializado, pero también de denuncia en los medios de comunicación, para terminar con los dobles raseros de las políticas culturales en las que, muchas veces, el discurso teórico va por un lado, pero la realidad de lo que se proyecta o visualiza va por otro.

"Todo lo que se haga a favor de la erradicación de la violencia es un paso de avance en nuestros objetivos" sentenció Gabriel Coderch, de OAR.

Espacios múltiples

El Coloquio "Tiene que haber otro modo. Violencia y Contraviolencia de Género en las artes" incluyó la proyección del cortometraje Veinte años, de Bárbaro Joel Ortiz y un sugerente diálogo entre creadores y creadoras, moderado por la periodista Isabel Moya.

Con el título "Violencia de Género ¿Dónde convergen las miradas?", artistas de diversas manifestaciones, como la narradora Laidi Fernández de Juan, la cineasta Marilyn Solaya, la cantante Miriela Moreno, la artista plástica Ileana Alonso y la escritora y dramaturga Agnieska Hernández compartieron sus experiencias en el tratamiento de la violencia desde la creación.

Paralelamente, la Sala Caracol de la UNEAC proyectó una muestra de audiovisuales que abordan la violencia desde el documental y la ficción y el espacio Ver Para Creer, que coordina en la UNEAC la realizadora Magda González Grau, y tuvo como invitada a la documentalista cubana Belkis Vega.

El evento incluyó la presentación del volumen En primera persona, realizado por SEMlac y publicado bajo el sello editorial del CENESEX, una compilación de cuarenta y nueve entrevistas a mujeres cubanas de distintas profesiones, edades y experiencias.

Desde la plástica, incluyó la propuesta de la Exposición Interna cognición, en la cual participaron artistas como Ileana Alonso, Aimee García, Cirenaica Moreira, Ángel Alonso y Lisandro Isabel García.

Foto: SEMLac

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Internacional – Cultura – Violencia de género – Espectáculos – Exposiciones – Debates. 29 dic. 10. AmecoPress.

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