Querida Rosa Peris: “En el camino nos encontraremos”
Madrid, 24 ene. 10. AmecoPress.- Parafraseando a Miguel Hernández, poeta de tu tierra luminosa, festiva y a la vez profunda: “llego con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida”…
La del amor
Permíteme Rosa que te declare mi amor, o mas bien mi querer que es mas consciente, mas reflexivo, mas vivido, mas producto del día a día, es decir menos arrebatado y visceral.
Y, te quiero porque a pesar de ser tan joven te has podido escapar de pertenecer a la generación de “las y los jóvenes canallas”, que nos han precedido. Y me explico.
Nosotras, la generación a la que yo pertenezco fajadas, la mayoría, en la clandestinidad, con ascendencias marxistas leninistas exacerbadas, poseemos una conformación de pensamiento y comportamiento entre hippy y romántico.
Aunque en tu cena de despedida una de las compañeras intervinientes dijo que las mujeres no deberíamos hablar mal las unas de las otras, nosotras lo hacemos con mucha frecuencia, casi como ejercicio gimnástico, pero luego tenemos mala conciencia, como si hubiéramos traspasado uno de los mandamientos de la ley de las mujeres. Comulgamos con unas ideas “cuasi religiosas” de gran profundidad, hasta el punto de quitarnos a veces el sueño.
Nuestro largo caminar por el movimiento feminista, nos ha obligado a cambiar nuestras convicciones marxistas y si algo nos ha enseñado el feminismo es que “el fin no justifica los medios”.
Y te quiero por tu elegancia. Mi madre, como buena gallega, se equivocó al decirme que si no eres alta y esbelta no puedes ser elegante. “Hija, ya que no puedes ser elegante has de ser extravagante”. Se equivocó de plano. Por que tú eres la persona más elegante que he conocido. Elegante en lo físico, elegante en tu comportamiento y estoy segura que elegante en tu pensamiento. Por una vez, y sin que sirva de precedente, se equivocó mi madre.
Y te quiero porque has sabido comprender el complejo mundo de las mujeres, de las asociaciones, de los colectivos de mujeres, con nuestras penas y alegrías, con nuestras pequeñas ruindades, con nuestros grandes propósitos...
Ahora, a toro pasado, me hubiera gustado conocerte con mas cercanía, pero mi timidez siempre me lo ha impedido. No podré incluirte en mi próximo libro “Amigas”, compuesto por relatos cortos y circulares, en donde cada una de ellas da la mano a otra hasta surgir una nueva historia.
Mi padre me decía: “Si quieres saber como es Juanito dale un carguito”. Y en esto tenía razón. Utilizando el lenguaje de mi infancia “no eres nada creída”, vamos que no se te ha subido el carguito y lo has utilizado con firmeza, pero a la vez con ecuanimidad. Has dado a cada cual lo que se merece. Todas hemos sido escuchadas, comprendidas y satisfechas en la medida que nos correspondía. En esto hay unanimidad.
A partir de ahora, espero que en tu partido se empiece a hablar del “Talante Rosaperis”. Esto si que es un buen talante, implementado con un estupendo talento. Tu partido con 10 personas, no mas, de tu talante, ganaría las elecciones por goleada.
La de la muerte
Aquí me voy a poner un poco friqui. “Algo se muere en el alma, cuando una amiga se va”. Te vamos a echar mucho de menos y te lo digo de corazón. Eso de poder llamar a tu secretaria y al poco tiempo recibir respuesta, para bien o para mal, no tiene precio. Y esas charlas en las que mezclábamos las peticiones con las preocupaciones cotidianas y personales, aderezadas con el cafecito de la tarde, de las que todas hemos sido participes, son insustituibles.
La de la vida
Larga vida te queda por delante. En la política, espero que tu labor intachable sea recompensada como se merece.
Aunque lo “particular” también es político, en lo cotidiano, y después de haber superado las controversias e imprevistos que nos da la vida, te predigo, como buena “meiga” que soy, una gran satisfacción y una “razonable felicidad”.
Por ultimo Rosa, estoy segura, que aunque a mi ya no me queda mucho trecho: “En el camino nos encontraremos”
* Cristina P. Fraga es Directora de AmecoPress.
Fotos: Archivo AmecoPress. Encuentro Iberoamericano en Cartagena de Indías.
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Opinión. 24 ene. 10. AmecoPress