Explotaban a más de 1000 mujeres, en Málaga, Córdoba y Almería

Tras las denuncias de las mujeres prostituidas, se desarticulan dos redes de trata

11 de enero de 2010.

Por Maria Pereira

Estado Español | Prostitución | Madrid, Agencias | Trata



La Policía detiene a medio centenar de personas que las obligaban a prostituirse en diversos clubes y a distribuir droga entre los clientes


Madrid, 11 ene. 10. AmecoPress.- Procedían de Brasil y Europa del Este. Trabajaban de sol a sol, sin papeles y estaban obligadas a vender droga para aumentar las ganancias de sus jefes. Hasta que dijeron basta. Varias denuncias anónimas de prostitutas pusieron a la policía en la pista de dos redes de explotación sexual asentadas en clubes de alterne de Andalucía, algunos radicados en Málaga y Torremolinos, por los que, según las sospechas policiales, pudieron pasar más de mil mujeres.

La Policía Nacional ha detenido a medio centenar de personas acusadas de integrar dos redes de explotación sexual que operaban en Málaga, Córdoba y Almería, gracias a las denuncias de varias de sus víctimas. Las personas arrestadas podrían haber explotado a más de 1.000 mujeres, a las que obligaban a consumir drogas y distribuirlas entre sus clientes, según fuentes policiales.

Las denuncias de algunas de las víctimas de dos redes de explotación sexual permitieron a los agentes policiales desarticularlas y arrestar a 50 personas, entre responsables de la organización, el dueño de los locales, los encargados, las mamis y los porteros. Uno de los grupos desarticulados actuaba en tres clubes ubicados en Málaga, Torremolinos y Córdoba, mientras que la otra red operaba en Almería.

En el primero de los casos, la investigación comenzó en las comisarías de la Policía Nacional de Málaga y Córdoba gracias a las denuncias de varias mujeres que manifestaban ser víctimas de una organización que las obligaba a prostituirse. Las primeras pesquisas evidenciaron que dicho grupo era el responsable de la administración y control de tres clubes en Málaga capital, Torremolinos y Córdoba, cuya actividad era ocultada por los dirigentes a través de un complejo entramado mercantil.

Los agentes averiguaron que las mujeres que ejercían la prostitución en estos clubes eran obligadas a rotar entre los mismos por periodos de tres semanas. Además, debían atenerse a determinadas normas en cuanto a vestimenta, horario de trabajo con jornadas superiores a doce horas durante seis días cada semana, y un pormenorizado control del precio, duración y número de servicios sexuales.

Las víctimas estaban obligadas a rotar en estos locales en periodos de 21 días, trabajaban jornadas superiores a las 12 horas durante al menos seis días a la semana y debían atenerse a las estrictas normas de los establecimientos, en cuanto a la vestimenta y un pormenorizado control del precio, duración y número de servicios sexuales. Pero las vejaciones no acababan ahí. Conocida la demanda de estupefacientes por parte de los clientes, la red exigía que las meretrices hicieran las veces de ‘camellos’ y vendieran cocaína y heroína.

Obligadas a vender droga

Pero su particular tortura tampoco acababa ahí. También tenían que vender droga a sus clientes y en ocasiones les obligaban a consumirla para permanecer activas. Además, los beneficios de esta venta se los llevaban de forma íntegra sus jefes. Así, también se detuvo a tres proveedores de droga y se intervinieron numerosas dosis de cocaína y heroína preparadas para la venta, instrumentos de pesaje y dinero en efectivo. Los agentes registraron los tres clubes, así como cuatro domicilios particulares y la sede social de las tres sociedad mercantiles.

La segunda de las redes desarticuladas por la Policía Nacional actuaba en Almería, donde se detuvo a 12 personas dedicadas a la explotación sexual de mujeres. Se han practicado siete registros en los que se han intervenido más de 4.000 euros, 7 gramos de cocaína, ordenadores y diversa documentación. Sus víctimas, procedentes de Sudamérica y del Este de Europa, llegaron a España con intención de ejercer la prostitución. Cuando llegaron a nuestro país, los encargados de las casas de citas donde iban a trabajar les obligaron a consumir sustancias estupefacientes y a distribuirlas entre sus clientes.

Las mujeres debían permanecer en las casas de alterne las 24 horas del día y sólo podían salir a la calle durante dos horas y con autorización previa. Además, debían pagar 20 euros por el uso de una cama litera que era compartida con otras diez chicas y únicamente percibían el 50% del importe que cobraban por los servicios.

El resto del dinero era para los encargados, quienes también las amenazaban para que se sometieran a la voluntad de sus clientes. Asimismo, los responsables de la organización recibían los beneficios íntegros que obtenían al obligar a las mujeres a vender estupefacientes a la que eran obligadas.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, agradeció ayer el valor de las delatoras y recordó que la ley protege a las mujeres prostituidas en situación irregular que vencen el miedo y denuncian su explotación. En concreto, les puede permitir el estatus de testigo protegido, les facilita el permiso de residencia en España o la repatriación a sus países si lo requieren.

Foto: Archivo AmecoPress

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