La revista “Xenia” resalta el papel de las mujeres en la ciencia
Madrid, 09 dic. 09. La Secretaría General de la Igualdad presenta el nuevo número de la revista “Xenia” con la que pretende ofrecer referentes femeninos en el terreno de la investigación y de la ciencia.
La revista, editada por la Unidad Mujer y Ciencia del Junta de Galicia, tiene como objetivo aportar de forma “amable” a la igualdad de género en la ciencia y en el ámbito educativo, así como fomentar la orientación académica y profesional libre de estereotipos de género, ofreciendo referentes femeninos en el terreno de la investigación y de la ciencia.
En este nuevo número Xenia pretende acercar las posibilidades de transformar el mundo que las mujeres tienen desde sus comunidades. Al mismo tiempo medir los avances sociales de este siglo vinculando la innovación científica con la realización plena del principio de igualdad entre las personas y los pueblos.
En la cuarta entrega de Xenia, se reflexiona sobre el hecho de que gran parte de los descubrimientos científicos se escribieron desde el principio de los tiempos en femenino, y sin embargo sus nombres no pasaron a la historia; a pesar de esto, el mundo del conocimiento avanzó gracias a ellas, científicas, labradoras o amas de casa, cuya sabiduría tradicional guarda mucho de ciencia.
La huella de las mujeres en el ADN
Un buen ejemplo de la importancia de las mujeres en el terreno de la ciencia lo podemos encontrar en el reportaje “Mujeres que dejaron huella en el ADN”. En él descubrimos que tras la investigación del ADN hay una larga sombra femenina que va desde el papel del cromosoma hasta los secretos que esconde el Alzheimer.
Una reportaje que nos habla de las siete mujeres que fueron claves en la investigación del ADN, como soy la biofísica Rosalind Elsie Franklin, que tomó una de las imágenes más importantes de la biología, la fotografía 51, una radiografía del ADN que le permitiría la James Watson y Francis Crick desvelar la estructura de la molécula de la vida y estrenar un nuevo y prometedor campo de conocimiento: la genética molecular.
Netti Stevens propuso, a comienzos del siglo XX, que el sexo de los animales estaba determinado por la presencia o ausencia del cromosoma. Barbara McClintock descubrió lo que hoy conocemos como transpotóns y demostró el papel fundamental en el envejecimiento celular de unos pedazos de ADN conocidos como telómeros y centrómeros.
La investigadora Tsuneko Okazaki, la primera mujer que logró dar clases en una universidad japonesa, descubrió los “fragmentos de Okazaki”, unos pedazos de ADN imprescindibles para la reproducción de las células. Otra mujer destacada por sus descubrimientos relacionados con la genética es la alemana Chistiane Nüsslein-Volhard. Sus trabajos sobre el control genético durante el desarrollo embrionario le valieron el Nobel en 1995.
La australiana Elizabeth Helen Blackburn pasará la historia como la descubridora de la Telomersa, enzima responsable de mantener la integridad de los cromosomas y que está relacionada con la reproducción de las células. En la actualidad se estudia en profundidad este aspecto para encontrar soluciones a algunos tipos de tumores.
La belga Christine van Broeckhoven es especialista en enfermedades neurológicas degenerativas, y sus estudios sobre la genética del Alzheimer le llevaron a conseguir numerosos premios.
Mujeres emprendedoras
En el reportaje “Mujeres emprendedoras”, descubrimos que aunque la mayoría de los expertos y expertas que salen de nuestras universidades son mujeres, son ellas las que menos emprenden sus propios proyectos.
De hecho, según datos de la Unidad Mujer y Ciencia, sólo tres de cada diez personas que investigan desde las empresas gallegas son mujeres, mientras que más de ocho de cada diez personas que asumen la dirección de proyectos de investigación en el ámbito empresarial son hombres.
La ciencia de la tradición
Pero una mujer de ciencia no es sólo aquella que hace grandes descubrimientos científicos, también es aquella que logra hacer de la tradición una ciencia y convertirla en un negocio.
De hecho, el saber tradicional de las mujeres, que pasan de abuelas a nietas, y de madres a hijas, tienen mucho de ciencia. Las cocinas son precursoras de la química y, tras los remedios de “meigas” se esconden los secretos de la medicina tradicional. Prueba de eso es la reportaje “La ciencia de la tradición”, donde descubrimos como los laboratorios químicos proceden de las cocinas.
Por ejemplo, el baño María fue inventado por la alquimista María la Hebrea, y los conocimientos de las mujeres sobre tintes, fiado, tejido o blanqueado fueron decisivos para el sector textil.
La dedicación de las mujeres a la agricultura, a la preparación de alimentos o a la alfarería desde tiempos pretéritos las hace firmes candidatas a ser las inventoras de la rueda y del fuego.
Ciencia solidaria
Xenia también incide en la dimensión solidaria de la ciencia. Parte del principio de que “conciencia, ciencia y experiencia es una triada bien útil para ayudar donde más si necesita”.
Las protagonistas de este reportaje, tres cooperantes gallegas en Nigeria, Honduras y Nicaragua, decidieron echar mano de sus conocimientos para intentar hacerle la vida un poco más fácil a la población de los países en vías de desarrollo, sobre toda a las mujeres y a los niños y niñas, por ser ellas y ellos quien más sufren, en propia carne, las consecuencias de la pobreza. Ponen su saber el servicio de un mundo más justo.
Fotos archivo AmecoPress
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Autonomías – Voces de Mujeres - Comunicación; 09 dic. 09; AmecoPress