“Granjero busca esposa” recupera roles sexistas que triunfan en pantalla
Granjero, término ya de por si poco actual, busca esposa. Parece lógico que cientos de candidatas se ofrezcan para conseguir a uno de estos hombres, pues están bien colocados y son emprendedores, luchadores, cariñosos, familiares y amantes de la fiesta. O así reza la página web de su programa. Historias de desconocidos vistas con condescendencia en muchas pantallas de nuestros hogares, que parecen resumirse a mujer desesperada busca una vida estable en un pueblo del que, curiosamente, muchas otras mujeres emigraron.
El programa “Granjero busca esposa”, de Cuatro, consiguió un 11 por ciento de cuota de pantalla, con una media de 2 millones de espectadores. Eso, a pesar de tratarse de un reality show que convierte a las mujeres en un mero instrumento. “Desde la perspectiva de mujer se plantea la vuelta a las tareas reproductivas: ser esposa para ser madre, y con ello repoblar el medio rural, conseguir que los hombres no lo abandonen también”, ha destacado Mª Luisa Pérez San Gerardo, miembro de la Comisión Ejecutiva de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos y presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) de Castilla y León. “Eso es lo que queda en la mente de muchos ciudadanos y ciudadanas; esto es lo que muchas mujeres rechazamos, porque nuestras necesidades, demandas, aspiraciones, inquietudes… no se reducen, en modo alguno, a buscar marido ni a hacer de agentes repobladores”.
“Se hace necesario recordar el esfuerzo de muchas mujeres, soportando dobles y triples jornadas de trabajo, para llevar –superando importantes obstáculos- su propia explotación agraria; es manipulador no tener en cuenta su afán emprendedor en actividades turísticas, artesanales, gastronómicas, etc.” ha manifestado Pérez.
“En estos programas no se trata de ofrecer relaciones humanas, si no sólo de vender el morbo y la falta de dignidad”, señala Carmen Quintanilla, presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER). Y defiende el papel de las mujeres en el campo. “La mujer quiere apostar por su propia historia. En el medio rural hay mujeres emprendedoras, son luchadoras”. Se sorprende de que los hombres que protagonizan el asunto se presenten como prósperos ganaderos y agricultores. “No entiendo porqué estos hombres tienen que buscar una mujer en un programa de televisión”.
Pérez continúa: “Me parece alucinante. Tienen una caja de cartas con los currículos y comentarios de las mujeres, y el hombre va eligiendo. Me dejó absolutamente anonadada”. Recuerda aún más abochornada “La presentadora le decía: -“estas son sus chicas”-. Que esto se emita…”.
No sólo la presentadora. Uno de los participantes manifiesta en un momento del programa: "He tenido amigas, pero quería ampliar el coto de caza". Quintanilla enseguida se opone: “Las mujeres no somos ganado”. A continuación a una de las candidatas a las que rechaza lo único que se le ocurre decir es: “Las ha elegido a ellas porque son más guapas que yo”. Y remata: “Yo pensaba que era el hombre de mi vida, pero como no lo es, me tengo que aguantar”.
¿Es esto un reflejo de nuestra sociedad, de los roles de hombre y mujer? “No lo es. Refleja a determinadas personas, en todo caso”, señala Pérez. Se muestra especialmente molesta con la imagen que se da del medio rural: “Es un espectáculo que, visto por amplias capas sociales que viven fundamentalmente en las ciudades, contribuye a trivializar y estereotipar una profesión y a unos profesionales que lo que sí precisan es que se valore la función social y económica que cumplen.”
Imagen de Maria Luisa Pérez, cedida por ella.
Medios de Comunicación-Televisión y Radio; 20 enero (09) AmecoPress