Retrasos, conciertos y latas de cerveza

El Orgullo más político de los últimos años concluye con Ciudadanos jugando, una vez más, la carta del victimismo

9 de julio de 2019.

Por Júlia Oller

Sociedad | Madrid | Sexualidades | Homofobia | Manifestaciones | Transfobia | Diversidad



La manifestación estuvo marcada por las protestas en contra de la presencia de la agrupación naranja, que en los últimos meses ha pactado en gobiernos autonómicos y municipales con una extrema derecha abiertamente LGTBIfóbica


Madrid, 09 jul. 19. AmecoPress.- Hacia las 12:20 de la noche, cuando la noche ya se había cernido sobre la capital y el calor daba una tregua a las y los manifestantes, el público coreaba el nombre de Manuela Carmena al paso de la carroza de Más Madrid, que llegaba a la plaza de Colón dos horas más tarde de lo previsto. El 26 de mayo queda ya lejos, pero parece que una parte del electorado sigue en estado de negación y no asume que el nuevo alcalde es el popular Martínez-Almeida. El retraso en la manifestación del sábado, no obstante, no tuvo su razón de ser en quien ostenta el bastón de mando de la casa consistorial, sino en la última maniobra de confrontación de Ciudadanos, inscrita en el marco de lo que viene siendo su estrategia de comunicación política, basada en la provocación y la polémica.

Tras negarse a firmar el manifiesto de COGAM (asociación madrileña por la defensa de los derechos del colectivo LGTB y una de las entidades organizadoras del Orgullo), en el que se pedía, entre otras cuestiones, no pactar con formaciones de extrema derecha que defienden las terapias de conversión, el partido de Albert Rivera -así como el Partido Popular, que tampoco quiso suscribir el manifiesto- fue vetado de la marcha estatal: no podría tener representación oficial en la cabecera ni participar con una carroza propia. En la línea de sus visitas a Rentería y al pueblo de Josu Ternera, con las que lograron gran repercusión mediática e impacto en redes sociales y por las que Ciudadanos se felicita en sus informes internos, una delegación de la formación naranja acudió a la marcha del sábado con una pancarta que no reclamaba más derechos para la comunidad LGTBI, sino que parecía retar a las y los presentes y rezaba lo siguiente: “Al Orgullo, ¡vamos!”.

Como ya sucediera en el Orgullo de Barcelona, manifestantes de todas las edades se plantaron en el asfalto del paseo del Prado para impedir que la comitiva liderada por Inés Arrimadas pudiera avanzar, que se retiró tras dos horas en las que ambos bandos intercambiaron consignas de rechazo. “No puedes pactar con Vox, que quiere quitarnos derechos, y esperar ser bienvenido en el Orgullo”, argumentaba Paula, estudiante de Psicología de 21 años, a la altura de la fuente de Neptuno. Su acompañante, Silvia, de su misma edad, apostillaba que “son muchos años de lucha y no podemos dar ni un paso atrás, porque ha costado mucho llegar hasta aquí”. Sus declaraciones reconocen la labor militante de las y los mayores LGTBI, que este año han protagonizado el Orgullo con el lema “Mayores sin armarios: ¡historia, lucha y memoria!”.

Después de ser expulsada de la manifestación, Arrimadas denunció agresiones físicas contra ella y quienes la acompañaban y acusó a las personas que protestaron en contra de su presencia de “fascistas”. El domingo, Carlos Pérez, senador de Ciudadanos por Cádiz, comparó a la actualmente portavoz de su agrupación en el Congreso de los Diputados con Rosa Parks, histórica figura del movimiento por los derechos civiles de Estados Unidos. Sin embargo, un informe policial, según publicaba El País al filo de la medianoche del lunes, contradice la versión de C’s acerca de los incidentes acontecidos durante la marcha: responsables del operativo han señalado que no se produjeron agresiones físicas y que Ciudadanos no siguió las instrucciones policiales y desoyó sus consejos.

¿El resultado? Al final, las carrozas llegaron a Colón, su destino. Dos horas más tarde de lo programado, pero llegaron. La mayoría de ellas representaban a empresas como Idealista, Vodafone, Red Bull, Control… Quizá el año que viene toque protestar contra la mercantilización de la lucha por los derechos LGTBI, en la que el capitalismo ha encontrado otro nicho de mercado a través del cual enriquecerse.

Los retrasos provocados por el boicot a Ciudadanos repercutieron, asimismo, en lo festivo, y algunos de los conciertos programados para la noche del 6 de julio también empezaron más tarde de lo previsto: la actuación de la Zowi en la puerta de Alcalá, una de las más esperadas, quedó reducida a prácticamente la mitad de su duración, de modo que la artista hispanofrancesa, referente en el panorama del trap español, sólo pudo gritar unas diecisiete veces “la Zowi puta”. A no mucha distancia de allí, en el escenario de la plaza de las Reinas, las Chillers hicieron vibrar con sus versiones de clásicos como “Mujer contra mujer” o “Sueño su boca” a un público entregado. Entre versión y versión, la cantante de este grupo formado íntegramente por mujeres, Rocío Saiz, aprovechó para reivindicar la música hecha por mujeres y la visibilidad lésbica.

Esta edición del Orgullo es la número 41 que se celebra en Madrid y en ella se han conmemorado los 50 años de Stonewall, lo cual significa que ya ha transcurrido medio siglo desde los sucesos que se marcan como el inicio de la lucha por la liberación LGTBI. Apenas un pestañeo. Uno de los tópicos literarios más recurrentes de la historia, desde hace mucho más que un pestañeo, es el omnia mors aequat, que hace referencia al poder igualatorio de la muerte. Su vigencia parece clara, pero quizá no está de más proponer una actualización al siglo XXI que hable del poder igualatorio del incivismo: la noche del orgullo madrileño no albergó horrores, pero sí toneladas de residuos que necesitaron del despliegue de un dispositivo especial de limpieza. Botellines de cerveza, cristales rotos, latas, bolsas, papeles y un sinfín de desechos que ya se vieron durante la final de la Champions, disputada en Madrid el pasado 1 de junio. Si a alguien le quedaba alguna duda respecto a lo que diferencia a personas cisgénero, heterosexuales, gais, bisexuales, lesbianas o trans, puede despejarla: en última instancia, a todos y todas nos cuesta por igual no ensuciar unas calles que, un año más, y pese al largo camino por recorrer, han mostrado que una gran mayoría apuesta por la libertad de ser quienes queramos ser. Qué menos que no llenarlas de 603.350 kilos de basura (según datos del Ayuntamiento de Madrid).

Foto: Archivo AmecoPress, cedidas por Helena G. Hernando.
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Pie de foto: 1) Bandera arcoíris ondea durante la manifestación del Orgullo; 2) Globos arcoíris forman la palabra "LOVE" y un corazón con los colores de la bandera trans; 3) Muchedumbre congregada en la manifestación.
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Sociedad – Diversidad – Manifestaciones – Homofobia – Sexualidades – Transfobia. 09 jul. 19. AmecoPress.

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