‘Migrar es un gesto político’
Madrid, 21 junio. 19. Amecopress. Helia del Rosario presentaba hoy los resultados del estudio ‘Mujeres migrantes y participación: tejiendo un entorno favorecedor desde su posición de sujetos políticos’. Lo hacía dentro de una jornada, organizada por Alianza por la Solidaridad, con la que se ha cerrado el proyecto: “Fortaleciendo capacidades de las mujeres migrantes como sujetos políticos a través de la participación y alianzas para una ciudad libre de todo tipo de violencias y discriminación”. De fondo, una conclusión: migrar es un gesto político, un acto de rebeldía.
El diagnóstico se ha elaborado a partir de entrevistas con mujeres migrantes y teniendo en cuenta tres enfoques: el de derechos humanos, el de género y el de la interseccionalidad que permiten analizar categorías y ejes como género, raza, clase, sexualidad, edad, situación administrativa, ente otras, generando así una visión más amplia y compleja sobre la realidad de las mujeres migrantes.
“Nos hemos centrado en identificar, en un diagnóstico, los distintos obstáculos y barreras que las mujeres migrantes encuentran para hacer efectivo su derecho a la participación, a su vez se han recogido las distintas estrategias que crean para sortearlas. Así las mujeres migrantes desde sus distintas experiencias, vivencias, realidades, fortalezas y construcción de espacios nos muestran los distintos modos de vivir y entender la participación”, expresaba una de las coordinadoras del informe.
Los obstáculos a que encuentran las mujeres migrantes a la participación política son diversos. Por un lado, la precariedad laboral y la situación de irregularidad en el que muchas de ellas se ven obligadas a vivir. “El miedo es un obstáculo a la participación”. Existen también “barreras idiomáticas”, que impiden la comunicación. Un tercer impedimento tiene que ver con prejuicios racistas y culturales. Los testimonios evidencian la persistencia de situaciones de discriminación cotidiana que hacen que las mujeres “no se sientan reconocidas”.
Helia del Rosario ha compartido una crítica a los “planes de integración” –bastante parados en estos momentos, por otra parte-, sobre todo por el enfoque de la integración, con el que se está lanzando un mensaje de que tiene que “asimilar” la cultura a la que llega y “adaptarse” a ella. Para la experta en migraciones, género y Derechos Humanos, la “integración requiere de “bidireccionalidad” que “implica interacción”.
“Tengo que explicar todo el tiempo que mi hija es española, nació aquí”, explica una mujer boliviana que reside en España hace 12 años. “Me siguen preguntando por qué llevo velo, después de 25 años viviendo en España”, asegura una mujer de origen marroquí. Son ejemplos de la exposición cotidiana a estos prejuicios culturales que afectan a las mujeres migrantes.
Otro de los obstáculos a la participación que menciona el informe son los horarios, muy vinculados a la precariedad laboral. “Un ejemplo son los espacios de igualdad, que ofrecen actividades muy interesantes, pero a horarios muy complicados para las mujeres migrantes”, argumentaba Helia del Rosario, para llamar la atención sobre el hecho de que muchas de estas mujeres participen en actividades relacionadas con el baile y el folclore y acudan a las iglesias, porque allí encuentran apoyos.
La temporalidad e inestabilidad del proceso migratorio también se traduce en fluctuaciones en el proceso de participación de las mujeres migrantes. A esto se suma la necesidad de valorar la experiencia en participación política previa de las mujeres cuando llegan a España, así como visibilizar los trabajos que realizan, en lugar de “ofrecerles una agenda de actividades amplias que nosotras coordinamos”.
Propuestas
En cuanto a las propuestas, el informe las presenta en tres bloques: nacionales, locales y para el tejido asociativo.
En cuanto al primer bloque, el informe apuesta por el cambio de la actual ley de extranjería y por el reconocimiento de la normativa internacional en materia de derechos políticos. “No se justifica que personas que residimos en España no tengamos derecho a elegir y ser elegidas”, ha dicho Helia del Rosario. También hay que apostar por el reconocimiento de derechos laborales, que se conseguiría entre otras cosas con la ratificación del Convenio 189 de la OIT.
Desde el punto de vista local, el diagnóstico propone realizar campañas de sensibilización y formación del funcionariado público. Y diluir la visión de mujeres migrantes como “usuarias o beneficiarias” de ayudas sociales.
Las asociaciones migrantes se han convertido en espacios que sustituyen o complementan los recursos que no llegan a las mujeres migrantes y en gran medida por una gran labor de voluntariado activista. Estas asociaciones llevan a cabo su valiosa tarea sin recursos económicos o con recursos limitados, a pesar de suplir las lagunas del Estado de Bienestar. Por todo ello, deben ser reconocidas como agentes de transmisión de información, mediación y acompañamiento de las mujeres migrantes, principalmente aquellas que son gestionadas por las propias mujeres.
“Desde la autocrítica, hemos de reconocer que a veces no logramos llegar a las mujeres migrantes ni ofrecer la información adecuadamente”, aseguraba Helia.
La participación política no se plantea simplemente como participación en los procesos electorales. Urge preguntarse y plantearse: ¿Qué es la política y cuál es el modelo de política que queremos? Así se planteaba en el debate planteado en la jornada. “Migrar es un gesto político”, decía una de las participantes. “Es una rebelión, estamos eligiendo romper reglas”. Por tanto, es necesario ir más allá de lo establecido y comprender que “somos agentes que estamos transformando esta sociedad”.
Fotos archivo AmecoPress
Política – Mujeres inmigrantes – Estudios de género –Movimiento feminista; 21 de junio. 19. AmecoPress