"El 97 por ciento de las mujeres guineanas siguen siendo víctimas de mutilación genital femenina"
Madrid, 11 dic. 18. AmecoPress-. El Espacio de Igualdad Dulce Chacón acogió, la mañana del 11 de diciembre, la charla informativa y de sensibilización “Asilo y refugio por violencia de género: la mutilación genital femenina”, una iniciativa de UNAF por la que se conmemoraba el Día Internacional de los Derechos Humanos y el Día Internacional de las Personas Migrantes. Dirigida a profesionales, a la población en proceso de asilo o reagrupación familiar, así como a la ciudadanía en general, el encuentro contó con la colaboración de personalidades expertas que trataron la ley reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria, abogando por la inclusión de la perspectiva de género como factor determinante.
El derecho de asilo es el “derecho de toda persona a buscar protección fuera de su país cuando huye de un conflicto o de una persecución que pone su vida en peligro por su raza, religión, género, orientación sexual, grupo social, nacionalidad u opinión política”.
Así lo explicó Juan Valterra, subdirector adjunto de la Oficina de Asilo y Refugio, quien esclareció que los elementos por los que se determina una solicitud de protección internacional se sustentan en el temor fundado correspondido a la credibilidad del mismo, así como al factor persecución como indicio “serio” de que la persona solicitante ha sufrido o sufrirá tal acoso.
Su función, relativa a la mediación con las personas migrantes, se traduce a la tramitación de solicitudes de protección internacional en España, las cuales ponderó con un impetuoso acento de crítica.
Si bien en su definición se incluye el elemento de género, Valterra hizo alusión a la necesidad de introducir nuevas directrices que mejoraran dicho enfoque a la hora de examinar las solicitudes.
“Aunque la Ley de Asilo menciona al género, no se hacía una referencia al mismo como motivo de protección. Fue con el Convenio de Estambul cuando se obligó a adoptar medidas necesarias para que la violencia contra las mujeres se estableciera como factor de protección”, aseguraba.
No obstante, a día de hoy son muchas las solicitudes rechazadas por no considerar que las mujeres en países como África o Siria se encuentran en una situación de vulnerabilidad o peligro mayor que los hombres por el simple hecho de serlo.
Entre los motivos, se establece que muchas de ellas no lo imponen como preponderante a la hora de presentar la solicitud o porque provienen de un país donde la razón caótica de guerra invisibiliza su propia vivencia personal.
Además, también se dan casos en los que, al ser mujeres con estudios o condiciones económicas favorables, no se presta su debida atención, así como otros en los que ante la razón tardía de presentar un expediente de agresión sexual, se pierde el tiempo de solicitud.
“Hay que tener en cuenta que, para otorgar la protección, no basta únicamente con un motivo de persecución, sino que éste esté vinculado causalmente. En el caso de las mujeres, se dan problemas a la hora de establecer el género como nexo causal”.
Ante esta situación, Valterra protagonizó una serie de propuestas que aumentaran el condicionante de género como motivo sensible a la concesión.
En lo que a garantías se refiere, exigió que en las entrevistas a mujeres -como método de validación de su solicitud- éstas fueran realizadas por funcionarias del mismo sexo. De este modo, la confianza se agrandaría.
Además, en casos en los que la entrevista se realice a un matrimonio, éstas deberían hacerse por separado para asegurar la lealtad de los argumentos. Y en casos en que la solicitante no vaya acompañada de una asistente letrada, se concederá la protección internacional por motivos de género.
A sus argumentos se sumaron los de Lucía Muñoz Blanco, abogada del área de acogida e intervención de la ONG Rescate, por los que afirmaba que “el género es una de las razones reconocidas en la ley de asilo de nuestro país, pero muchas veces pasan desapercibidas”.
En su discurso justificó que, aunque la protección de muchos países condenara legalmente la mutilación genital, la trata de seres humanos, los matrimonios forzosos u otras prácticas similares, esto no significaba que fuera una protección adecuada por parte de dicho gobierno.
En país de Guinea, la mutilación genital femenina está prohibida, "pero el 97% de las mujeres siguen siendo víctimas de esta práctica. La ley no es suficiente y el gobierno no otorga una protección efectiva”, denunciaba.
Por ello, reclamó que no sólo deben existir leyes, sino una efectividad en las políticas sociales y estatales que abordaran todos estos ámbitos y esferas.
Además, recalcó también la necesidad de que, a modo de prevención para evitar generalidades, las solicitudes se analizaran caso por caso.
Patricia Fernández, abogada de la Fundación La Merced Migraciones, presentó a continuación las labores que dicha organización lleva a cabo para la sensibilización social ante tales situaciones.
Entre ellas, se encuentra el Taller sobre infancia, mutilación genital y protección internacional, por el que se comprometen a la solidaridad de responsabilidades relativas a este ámbito.
“La mutilación genital femenina afecta a las niñas en su edad de infancia, por lo que las razones para otorgar la protección internacional son, que en caso de retorno al país de origen, las mismas corren riesgo de mutilación, de ser víctimas de violencia de género, de trata y/o explotación sexual, de estigmatización de rechazo social o de persecuciones personales”, explicaba la abogada.
Por ello, la fundación basa su objetivo en ofrecer la mejor respuesta posible a las necesidades de menores en proceso de integración, aunando en su actividad varias labores de prevención:
– Imponer la primacía del interés superior del menor como principio rector y fundamental.
– Adquirir y aplicar herramientas para realizar una adecuada identificación de las niñas víctimas como posibles solicitantes de protección.
– Incluir mecanismos para una correcta comunicación e intervención con los y las menores.
– Ser consecuentes y rigurosos en el desarrollo de competencias y responsabilidades.
– Cooperar con la labor de otros agentes y el "trabajo en red" desde la solidaridad de responsabilidades.
“Nos queda mucho por construir en el ámbito de protección a la infancia. La humanidad debe a las niñas lo mejor que pueda darle. La vida por encima de las fronteras”, concluía.
Foto: Archivo AmecoPress.
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