IV Jornada “El mandato cultural de la virginidad y sus consecuencias para la salud”
Madrid, 16 oct. 18. AmecoPress-. El Salón de Actos Ernest Lluch acogía la mañana del 16 de octubre la IV Jornada Culturas, Género y Sexualidades: “El mandato cultural de la virginidad y sus consecuencias para la salud”. En ella, se denunciaban aspectos relativos a la virginidad como mandato y se promulgaban una serie de objetivos caracterizados por la generación de un espacio sexual saludable, la desmitificación de estereotipos subyacentes a la virginidad y la formación en competencias interculturales en cuanto a educación afectivo-sexual.
El tema principal que protagonizaba la jornada consistía en la interpretación de la virginidad como concepto construido por una sociedad patriarcal, una concepción que se impone como mandato a las mujeres y que vulnera sus derechos sexuales y reproductivos.
En esta línea, se llevaron a cabo una serie de charlas que dejaban ver la importancia de desmitificar los estereotipos relativos a la virginidad y la necesidad de erradicar las prácticas que suceden de la misma, como son los test de virginidad o la reconstrucción del himen.
La jornada, por tanto, contó con la presencia de distintas profesionales y expertas que establecían que el cumplimiento de dicho mandato desembocaba en múltiples formas de violencia de género, como son los crímenes de honor, la violencia sexual a menores, los matrimonios forzados, la mutilación genital femenina o la violencia psicológica, entre otras.
Ana María Pérez del Campo, secretaria de Unión de Asociaciones Familiares (UNAF), junto con Estrella González Rodríguez Prado, directora general de integración y Atención Humanitaria del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, daban inicio a la jornada.
En su discurso, promulgaron la necesidad de imponer una intercomunicación entre las organizaciones sociales y el poder gubernamental para lograr un mundo “gobernado por el género humano”.
Tras la introducción, se dio paso a Charo Altable Vicario, terapeuta en Psicosíntesis y experta en Coeducación Emocional y Sexual, Relaciones de Paz y Prevención de la Violencia.
En su charla, titulada “La virginidad como mandato cultural del patriarcado y sus consecuencias en la construcción de la sexualidad humana”, Altable denunciaba que, actualmente, el concepto de virginidad está arraigado al pensamiento de “agrado”, que desemboca en una ley de obediencia de las mujeres hacia los hombres.
“La virginidad hace de la mujer un objeto de compra-venta que estereotipa a los hombres como poderosos”, continuaba.
Además, establecía que siempre se ha llevado a cabo una clasificación de las mujeres en distintos estereotipos y categorías, como las de mujer fatal, arpía, virgen, prostituta, etc, “ adjetivos que desvalorizan a las mujeres, a la par que se convierten en la base de otros desprecios que configuran la base de la violencia machista”.
Con todo esto, Altable quiso dejar ver que el mito de la virginidad sigue vigente. “Se sigue teniendo el concepto de que a cierta edad ya no es normal ser virgen, sobre todo entre adolescentes”.
En esta línea, hacía referencia también a la dicotomía existente entre los conceptos virgen-prostituta. “La mujer virginal será admirada por los hombres y el hombre la hará suya, será una mujer de verdad. La otra, será la mujer perfecta para sus fantasías”.
Por todo ello, Altable urge a la necesidad de imponer una real educación afectivo-sexual y propone un programa extenso en coeducación que advierta de ideas previas sobre amor y sexualidad, el deseo masculino y femenino, la defensa y respeto del espacio propio y ajeno, así como otras materias relativas a la coeducación sentimental o el desarrollo erótico.
“Los cambios necesarios son una sociedad justa, igualitaria y sana”, concluía.
Isabel Serrano Fuster, ginecóloga experta en Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos, se unía a las críticas con su ponencia “¿Existe el himen? Evidencias científicas que desmontan el mito de la virginidad”, con la que aportaba una serie de datos anatómicos que derribaban tal pensamiento.
En ella, denunciaba que, a día de hoy, continúa la creencia que asocia el estado del himen con la virginidad. “El himen es algo que se desarrolla a lo largo de la vida que no ocupa más que unos pocos milímetros formando una membrana y que, desde el momento en el que nace, está en proceso de desaparición”.
Además, establece que es un error mezclar permanentemente los conceptos de virginidad, himen, honor, castidad o pureza. “Esto tiene poco que ver, el himen es una parte de nuestra anatomía, la virginidad es una construcción social, y el resto tiene que ver con ideas religiosas y culturales”, añadía.
A su discurso se sumaba la denuncia de prácticas como los test de virginidad. “Desde la perspectiva de los derechos humanos, el test es una forma de discriminación de género, violación de los derechos fundamentales de las mujeres y, cuando se realiza sin consentimiento, un tipo de agresión y violencia sexual”.
Por ello, Serrano incidía en la necesidad de eliminar este aspecto tan común en países africanos o en colectivos de etnia gitana, alegando las múltiples consecuencias que tiene para la salud de las mujeres, ya no sólo físicamente, sino también para su vida psicológica y social.
Además, hizo también referencia a la reconstrucción del himen, práctica a la que acuden muchas mujeres para simular que siguen siendo vírgenes, ya sea por miedo u opresión.
“En las culturas conservadoras, la presencia de himen sin ruptura en una mujer se representa bajo el mito de la virginidad como fuente de orgullo y honor para los dominadores y fuente de sometimiento y sufrimiento para las dominadas”, señalaba.
Por sus connotaciones étnicas y sociales, la discriminación que conlleva y por atentar a los derechos fundamentales de las mujeres –en concreto al de integridad física, autonomía y dignidad- hay que evitar dichas intervenciones e implantar “una adecuada educación sexual”, recalcaba.
“El mercado de la virginidad” fue otra de las charlas que protagonizaron la jornada. De la mano de Isabel Menéndez Menéndez, doctora en Filosofía, licenciada en Periodismo y experta en Estudios de las Mujeres, Feministas y de Género, se hizo referencia al mercado de la virginidad como un espacio de compra-venta de la misma.
“La virginidad como obligación, aunque no sea igual de opresiva en unas ciudades u otras, se trata de una idealización del himen entendido como símbolo representante del honor de esa mujer, un honor familiar y no tanto suyo propio”, añadía en su discurso.
Calificándola de mito, denunciaba también que la virginidad de las mujeres se relaciona directamente a relaciones heterosexuales, poniendo de subalternas a otros tipos de relación sexual no hegemónicos.
Por último, finalizaba su participación refiriéndose al concepto de biopolítica neoliberal.
Menéndez relacionaba este concepto con la estética, la fertilidad y la sexualidad, alegando que la biopolítica “convierte el cuerpo en un espacio simbólico domesticado mediante técnicas disciplinarias”, es decir, poniéndolo al servicio de un modelo o canon de belleza. “Nadie se opera para parecerse a mujeres de mundos subalternos”, añadía.
“Es importante ver cómo la cirugía estética actúa como contraposición entre feminismo y patriarcado, una confrontación que debe desaparecer, pues sitúa una idea de normalidad física y, por tanto, lo que no está en ese canon es lo desviado”, finalizaba Menéndez.
Bárbara Tardón Recio, doctora en Estudios Interdisciplinares de Género y experta en Derechos Humanos y Violencia Sexual; Soumaya Naamane Guessous, doctora en Sociología; y Rosalía Vázquez, presidenta de la Asociación Mujeres Gitanas Alboreá; concluían la jornada con la charla “Virginidad y Derechos Humanos: violencias asociadas al mandato de la virginidad”.
En ella, se plantearon preguntas de urgente respuesta: ¿qué relación hay entre el mandato de la virginidad y los derechos humanos?, ¿qué obligaciones adquiere el Estado para combatir esos mandatos?
“El concepto de virginidad es un concepto derivado al control de la libertad de las mujeres, el control de sus cuerpos”, afirmaba Tardón Recio, dando respuesta al primer interrogante.
Con ello, alegaba que la virginidad, y más concretamente su mandato, suponían una forma simbólica de violencia machista porque en base a ella se desarrollan otras formas de intimidación y agresión que afectan a los derechos de las mujeres.
“Desde el momento que aceptamos que se vulneran derechos humanos, sabemos que los estados tienen una serie de obligaciones para combatirlo”, continuaba.
En esta línea, Tardón incide en cuatro grados de responsabilidad del Estado a la hora de combatir este aspecto: prevención de toda forma de vulneración de derechos y violencia, asistencia a las víctimas y familiares, sanción de los responsables y reparación íntegra de los derechos de las víctimas y supervivientes de este tipo de violencia.
“Tenemos que romper el silencio, nombrar para politizar”. Con esta frase, daba fin a su participación denunciando la falta de políticas públicas y de protocolos que regulen y prevengan esta situación. “O rompemos el silencio y pasamos a lo práctico, o el mandato de la virginidad seguirá vigente”.
Por último, Rosalía Vázquez, aportaba una serie de declaraciones que visibilizaban la situación actual del colectivo gitano.
“Cuando una mujer es ignorante, no tiene las herramientas necesarias para avanzar. En la época de la dictadura, a nosotros nos obligaban a vivir fuera de los pueblos porque en el código se establecía que no podíamos estar más de 24h en ellos, al igual que se nos impedía asistir a la educación”.
“Las familias nos uníamos y no pensábamos en quitarnos esa cultura, pero ahora los tiempos han cambiado”, continúa.
Con su discurso, Vázquez defiende la necesidad de una formación de excelencia que cuente con las herramientas necesarias para “dar el salto”.
“Si logramos mentalizar a las mujeres a que se formen y entren en batalla, podremos conseguir nuestros propósitos y ya las dueñas seremos nosotras”, concluye.
Esta jornada ha formado parte del Programa de Promoción de la Salud Sexual con Población Migrante de UNAF, subvencionado por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social y en cofinanciación con el Fondo de Asilo, Migración e Integración.
Foto: Archivo AmecoPress.
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