No queremos ser valientes, queremos ser libres
Madrid, 21 de noviembre de 2017, AmecoPress. Una chica de 18 años está siendo cuestionada tras haber denunciado una violación grupal. Se juzga su comportamiento previo y posterior a la agresión, su vida privada: a ver si se ha hundido tras sufrir violencia. La vida de los agresores solo aparece en los medios de comunicación para legitimarlos y mostrar su adaptación y su “simpatía”, pero que en su vida anterior los agresores hablaran repetidamente de que se estaban preparando para violar a una mujer no lo admite el juez como prueba, ni importa que haya sobre ellos una denuncia por otra violación. En definitiva, un contexto en el que los agresores se sienten impunes y todas las mujeres cuestionadas. Pero también, un contexto en el que miles de mujeres, ‘una manada feminista’, salió a las calles de Madrid y varias ciudades del Estado español para gritar: ‘Tranquila hermana, aquí está tu manada’.
Había que decirlo alto y claro: “yo sí te creo”. La convocatoria circuló por las redes sociales bajo el lema “la manada somos nosotras”. Frente al Ministerio de Justicia las asistentes mostraban su indignación ante el cuestionamiento al que son sometidas las víctimas de violencia sexual y por tanto, todas las mujeres.
Conviene recordar que las violaciones son mucho más habituales de lo que socialmente se admite. Que se dan en todos los ámbitos y circunstancias. Y que siguen siendo un delito en el que la víctima se ve cuestionada. “Una violación, y el consiguiente juicio y tratamiento social son un reflejo de la historia de las relaciones entre hombres y mujeres y un reflejo social, simbólico, material, jurídico, mediático etc., de la posición de mujeres y hombres en una sociedad dada”, sostiene Beatriz Gimeno en un artículo publicado recientemente.
El tratamiento de la supuesta violación múltiple que se juzga estos días ha sido lamentable en distintos medios, que han recogido testimonios de amistades y familiares de los enjuiciados, presentándolos como “buenas personas, incapaces de hacer daño” y valoraciones acerca de la reacción de la víctima que “no se resistió”.
También ha sido tremendamente ilustrativo de cómo se abordan las violencias que sufren las mujeres por el hecho de serlo el que el juez admitiera un informe de un detective privado que ha seguido a la agredida, contratado por la defensa de los violadores en el que parece, que relata la “normal vida” que lleva la joven.
“Es decir, que además de violada tienes que quedarte traumatizada para el resto de tus días, encerrarte, meterte a monja”, cuestiona Inés, una estudiante de 22 años que asistió a la movilización del viernes en Madrid. “Es alucinante, ellos se adjudican la capacidad de dictar cuál es el comportamiento adecuado que debes seguir cuando te violan, lo que te da derecho a denunciar y ser creída o no. ¿Y si fuera puta, o infiel, o le gustaran las relaciones abiertas, o bisexual…..están diciendo que entonces habría permiso para violarla? ¿Qué quieren decir con la admisión del informe?”
Para Almudena Grandes se trata de “un acto de violencia sobre las mujeres". En una opinión vertida en distintos medios de comunicación la escritora insiste: "Está transmitiendo a la sociedad que, para ser creída, respetada, una mujer violada debe seguir sufriendo después de haber sufrido". De este modo "una presunta decisión técnica se convierte en un acto de violencia sobre las mujeres. Uno más", argumenta Almudena, después de recordar que "la violación es un delito", con independencia de "la condición moral de la víctima, sus costumbres, su conducta, son factores tan irrelevantes aquí como en cualquier otro crimen".
Pero para el juez y para los que sostienen que los presuntos violadores son unos “chicos normales y majos”, no es relevante que ellos hubieran enviado mensajes como este: “Tengo reinoles tiraditas de precio. Para las violaciones”. “Hay que empezar a buscar el cloroformo, los reinoles, las cuerdas… para no pillarnos los dedos porque después queremos violar todos”. “Violaría una rusa que vea despistada y palizón a un niño de 12 años inglés. 2-0 y pa casa”.
Sin embargo, además de la reprochable conducta de determinados periodistas, opinadores y jueces, entre otros, lo cierto es que la respuesta feminista ha sido contundente y clara. En redes sociales, en prensa, radio, televisión, cada día aparecen análisis, reflexiones, posicionamientos en los que se denuncia el cuestionamiento permanente que sufren las mujeres, se comparten testimonios y sobre todo, se muestra una tremenda solidaridad con la víctima. Una correntada que inundó las calles de Madrid el viernes y que no parece estar dispuesta a detenerse.
Foto archivo AmecoPress
Sociedad – Campañas – Violencia de género – Violencia sexual – Movimiento feminista; Madrid. 21 de noviembre. 17. AmecoPress.