Máquinas de coser que salvan vidas
Katmandú, 03 octubre 2017, Amecopress. En el mes de abril pasado se cumplieron tres años del fatídico terremoto que asoló Nepal llevándose la vida de 9.000 personas, dejando cerca de 22.000 afectadas y trayendo como consecuencia la destrucción de cientos de viviendas, templos y ciudades históricas patrimonio de la humanidad. Este pequeño país situado entre dos gigantes económicos como son China e India, ocupa el lugar 146 en la lista de los cincuenta países del mundo con el índice de desarrollo humano más bajo , y alrededor de un cuarto de la población (25,4%) vive por debajo de la línea de la pobreza . Según el Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) el terremoto masivo en abril de 2015 socavó aún más los esfuerzos para reducir la pobreza destruyendo infraestructuras públicas y privadas por valor de miles de millones de dólares y aproximadamente 700.000 personas fueron empujadas a la pobreza mientras que miles más perdieron las oportunidades para tener una vida decente.
Sin embargo, las que sufrieron la peor parte fueron las mujeres. Según las estimaciones de ONU Mujeres y de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), con datos de 2015, de los trece distritos más afectados por el terremoto, aproximadamente 318.000 hogares estaban encabezados por mujeres, 38.000 mujeres tenían alguna discapacidad y 765.000 eran mujeres y niñas sin alfabetizar. Según esta misma agencia de la ONU, en Nepal el nivel educativo de las mujeres es menor que el de los hombres y, a pesar de que la brecha de género se ha reducido en los últimos años, en el grupo de edad de 15 a 49 años más del 40% de las mujeres frente al 14% de los hombres nunca han ido a la escuela.
En este contexto de extrema vulnerabilidad nace en julio de 2015 Danfe, un proyecto de emprendimiento y medios de vida que busca empoderar a mujeres jóvenes de zonas marginales afectadas por el terremoto a través de la confección de tejidos y la construcción de liderazgo. Esta iniciativa comenzó con treinta mujeres jóvenes procedentes de las zonas más afectadas en los distritos de Sindhupalchok, Makwanpur y Kavre, tres de los distritos con más alto porcentaje de tráfico de niñas en el país. El objetivo del proyecto es apoyar a estas mujeres que rondan entre los 18 y 35 años y a aquellas más vulnerables de sufrir situaciones de tráfico proporcionándoles formación técnica en confección de tejidos, clases complementarias de mentoring creativo y empresarial así como oportunidades de empleo. Actualmente ofrecen formación a treinta mujeres dándoles la oportunidad, tras un periodo lectivo, de quedarse formando parte del personal.
Nepal es uno de los países del mundo con niveles más altos de tráfico de seres humanos, especialmente de tráfico de niñas y mujeres. Según los/as especialistas , el tráfico de personas es uno de los peores problemas que enfrenta Nepal y consiste principalmente en la explotación de mujeres, niños y niñas, forzándoles a entrar en la industria del sexo, el trasplante de órganos, la adopción ilegal o el trabajo doméstico. El mayor número de casos de tráfico se produce a través del tráfico de cruce de fronteras desde Nepal hacia India, Bangladesh, Hong Kong y los países del Golfo Pérsico. Se calcula que cada año entre 5.000 y 7.000 mujeres y niñas nepalíes son traficadas para ejercer la prostitución, principalmente a la vecina India para trabajar en fábricas de alfombras, indigencia forzada, trabajo doméstico, granjas de trabajo o construcción de carreteras, entre otros. Concretamente, según el Informe Nacional sobre trata de personas publicado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, 6.100 mujeres y niños/as fueron traficadas desde Nepal durante el periodo de 2015 a 2016.
En estas circunstancias, pequeños proyectos de emprendimiento como este ayudan a las jóvenes de las comunidades a salir adelante y evitar así que fuercen su migración fuera del país o que puedan ser captadas por estas redes. Ofrecerles una salida profesional supone alejarles de la pobreza y extrema vulnerabilidad, impulsando sus capacidades y contribuyendo a mejorar sus condiciones de vida así como las de sus comunidades y barrios en un país donde, según el Informe de avance de Nepal de los Objetivos del Desarrollo del Milenio (MDG), en sus siglas en inglés, el 74.8% de las mujeres se dedican al trabajo doméstico no remunerado.
El reto de la auto-sostenibilidad
Como en todo proyecto de estas características el gran reto que persigue es el de la sostenibilidad, así que una cosa que tienen clara como empresa social es lograr clientes por la calidad de los tejidos y no únicamente por ser una organización social. “En la actualidad el principal objetivo es convertirnos en una empresa auto-sostenible a través del modelo de empresa social que ayudará a incrementar el fondo de donación y el interés generado a partir del cuál se invertirá de nuevo en el desarrollo general del proyecto”, apunta Aaditi Khanal, coordinadora del proyecto.
El impacto logrado por el proyecto se traduce en la seguridad y autoestima logradas en muchos de los testimonios de las jóvenes que trabajan y se forman en su escuela, como el de Pavitra Pyakurel, una joven que perdió su casa tras el terremoto y que ahora poco a poco va juntando dinero para construir su nuevo hogar: “Dafne me ha proporcionado la oportunidad de tener un medio de vida seguro. Ahora mis padres no tienen que preocuparse de nuestra alimentación y con mis ingresos ayudo a que mi hermana pueda estudiar. Las clases que he recibido han cambiado mi vida y ahora veo las cosas con más claridad y, si aparece una dificultad en el camino, la puedo enfrentar con más seguridad”.
Según la Agencia de Naciones Unidas para el empoderamiento y la igualdad de género (ONU Mujeres), las mujeres en Nepal no son reconocidas socialmente como personas activas que contribuyen a la economía y muchas trabajan en el sector informal sin ninguna protección legal ni amparo de la ley. Conscientes de ello, el proyecto les apoya para que logren terminar el ciclo básico de educación, clases semanales de entrenamiento y oportunidades de empleo. Al mismo tiempo pretenden servir de canal para fortalecerlas con nuevas destrezas creativas, desarrollando y potenciando sus capacidades con el fin de alejarles de la alta vulnerabilidad de caer en redes de tráfico de personas y contribuyendo así a romper el perverso círculo de la pobreza. La ropa confeccionada por estas jóvenes se vende tanto en el mercado nacional como internacional y los ingresos obtenidos de la venta son reinvertidos para la formación de las siguientes que se incorporarán al programa.
Lo que está claro es que hoy por hoy el proyecto está contribuyendo directamente a mejorar la situación económica de las familias de estas jóvenes, con el añadido además de la satisfacción de ser ellas mismas las que contribuyan económicamente con su esfuerzo y trabajo diarios: “Mi padre solía cuidar de nosotros, pero después del terremoto era difícil para nosotros alimentarnos. Desde que he comenzado a trabajar mi familia está mejor. Me aseguro de que mi hermano reciba la educación adecuada y mi familia tenga suficiente comida para comer todos los días, apunta Rekha Danwar.
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Fotos archivo AmecoPress, cedidas por Paloma Lafuente Gómez
Pie de foto: Foto: 1) Una mujer perteneciente al proyecto enseña un cartel con la frase: ’I made your clothes’: Yo hice tu ropa. 2) Dos mujeres pertenecientes al proyecto confeccionan un traje que más tarde se pondrá a la venta en la tienda en Patan, Katmandú. 3) Mujeres pertenecientes al proyecto comparten momentos y encuentros donde expresan sus temores, anhelos, vivencias y experiencia de trabajo
Internacional – Mujeres del mundo – Pobreza y género – Cooperación; 03 de octubre. 17. AmecoPress
[1] Fuente: ONU Mujeres y OCHA. Perfil país Nepal. 2015.
Según la encuesta de estándares de vida de Nepal (2010-2011).
Dr. Ram Krishna Timalsena: Cross Border Human Trafficking in Nepal: some considerable issues. National Law College.