"La infancia sufre las consecuencias de la emigración"
Andreea Elena Sminchise, es una periodista rumana que ha visitado Barcelona, invitada por la Comisión de Solidaridad del Colegio de Periodistas, para hablar de cómo se vive y se trata la emigración hacia España, de cada vez más mujeres y hombres de su país. Rumania ha pasado a ser el segundo país del que proceden los emigrantes que se han establecido en el estado español en los últimos años. Para Sminchise, tanto los medios de comunicación españoles como rumanos tratan la emigración de manera sensacionalista, desde la óptica de la delincuencia y no les interesan los problemas verdaderos que viven los emigrantes.
Esta joven periodista de 25 años, nacida en Cimpulung Muscel (Rumanía), puede hablar con conocimiento de causa de los efectos de la emigración, ya que su propia familia se ha visto obligada a seguir ese camino. Desde hace tres años, sus padres, su hermano y su cuñada viven y trabajan en Castellón, mientras ella ha preferido seguir en Rumanía en donde vive con su novio. Licenciada en Periodismo por la Facultad de Periodismo de la Universidad Ovidius de Constanta. Sminchise ha sido redactora de varios diarios y habla muy bien español, “lo aprendí hace años por mi cuenta”, explica.
Está especializada en temas sociales e infancia, aunque se considera una reportera “todo terreno”. Actualmente, en el periódico en el que trabaja Jurnalul Nacional, tiene la responsabilidad de una sección de investigación sobre niñas y niños desaparecidos. Hace un año fue muy elogiado un reportaje suyo sobre la emigración rumana en la comunidad valenciana.
La mesa redonda que ha participado esta periodista rumana ha sido una más de las que se han hecho y se harán en la sala de actos del Colegio de periodistas, perteneciente al Ciclo: Periodismo y emigración. Dos visiones. El caso de Rumania, ciclo que acabará en octubre y en el que se trata de aproximar la visión y los problemas de periodistas procedentes de países que envían muchos emigrantes y reflexionar junto a periodistas locales, sobre las causa de este flujo migratorio y, por lo tanto, analizar también las causas que provocan la emigración y de como informan los medios de comunicación, tanto de los países de origen como los de acogida.
Para Sminchise, el aumento continuo de emigración rumana a Alemania, Italia y a España, ha beneficiado más a los países de acogida que a su propio país, aunque reconoce que el nivel de vida ha subido y que “hay una fiebre de consumismo, pero también han aumentado los problemas entre la infancia, niños y niñas que viven sin sus padres, y también entre la adolescencia, jóvenes que tienen mucho más dinero para gastar y ninguna autoridad que les refrene”.
Desmitificar el paraíso
Su tarea, al igual que la de tantos colegas suyos, es informar de que lo sus compatriotas se van encontrar si emigran. Ella escribe sobre España, intentando concienciar que nuestro país no es el Dorado: “no se van al paraíso, y si ven a alguno que vuelve con grandes coches y apariencia de éxito, tienen que pensar que seguro que todo eso no lo han conseguido legalmente”. Por otro lado, asegura que todos los medios buscan el sensacionalismo. A su juicio, “en España, se esta difundiendo una imagen de los rumanos como delincuentes, no interesa hablar del altísimo porcentaje de personas que trabajan y se han integrado”. Su periódico envió durante un tiempo a corresponsales a varios países para averiguar como vivían los rumanos: “hay mucho desconocimiento por ambas partes del papel y de la realidad de la emigración”.
Para ella no ha significado demasiado avance la integración de su país en la Unión Europea. De momento cree que solo ha favorecido a las grandes empresas, porque el transito libre entre países todavía está controlado y hay moratorias para aplicar las leyes. “Rumania no puede competir con otros países, el salario medio es de unos 150 euros mensuales, y sin embargo los precios han subido enormemente. Muy pocos pueden permitirse comprar una casa. Hay más trabajo porque se han instalado empresas, pero es difícil salir de la pobreza, el crecimiento económico es muy lento”, subraya.
Reconoce que el cambio más importante respecto a sus colegas más mayores es sentirse libre de escribir lo que le parezca y como le parezca, “siempre teniendo en cuenta la línea editorial del periódico en el que trabajo, por supuesto”- aclara. La falta de censura y de autocensura ha supuesto desde hace 17 años hasta ahora, un cambio total: “aunque mi periódico pertenece a un político conocido, a mi nadie me dice lo que tengo que escribir. Eso no quiere decir que los medios no respondan a intereses particulares o políticos. Ese es otro tema”.
Quizás por su edad, o por su profesión, ser periodista en Rumania, es todavía formar parte de una clase privilegiada. Andreea Elena Sminchise afirma no haber sufrido ninguna discriminación como mujer: “al contrario, me han apoyado mucho”, dice. De momento, tiene muy claro que no necesita organizarse ni con sus compañeras, ni con los compañeros del trabajo, sindicalmente, “en nuestra profesión no hay tradición de asociacionismo -se justifica- pero también es verdad que mas de la mitad de los periodistas en activo somos mujeres, y muchas tienen cargos de responsabilidad. No creo que nadie les impida el acceso a ser jefas, mi propia directora es una mujer. Entre 300 empleados, la mitad son mujeres y habrá unas 30 jefas”.
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Fotos: AmecoPress
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Autonomías- Situación social de las mujeres; 29 junio, 07 (AmecoPress)