Yo con las feministas de mierda, siempre

29 de septiembre de 2015.

Por P. C.

Madrid | Opinión | Feminismo | Movimiento feminista





Madrid, 29 sep. 15. AmecoPress/ EL PEDESTAL.- A mi, el feminismo, me hizo libre, consciente de los no límites de mi placer y de mi cuerpo, me ayudó a entender el mundo, a quitarme la culpa, las dependencias emocionales, los castigos por no poder llegar a ser quien no existe, a salirme del rol de cuidados y de todo lo que ya sabemos.

El feminismo me dijo que dejara de juzgarme, me saco de la prevención y del miedo para educarme en el gozo, me enseñó a frotarme el corazón y el coño para conseguir disfrutarme.

Y resulta que sin darme cuenta estoy más pendiente del filtro de algunas “compañeras” que se construyen sus identidades a través de posiciones de poder, que del mío propio ¿Pero qué dinámicas de mierda estamos reproduciendo? ¿Quiénes nos creemos para decidir lo que vale y lo que no en las otras? ¿Quién nos ha subido a ningún pedestal para ser jueces de línea? ¿Desde qué posiciones de poder nos atrevemos a juzgar y sentenciar al resto?

Total, que si no te corres a chorros, no tienes orgasmos exclusivamente estimulándote el clítoris, tus fantasías no pasan la censura de la inquisición, no usas la copa de luna, no te has deconstruido, construido, deconstruido, construido, deconstruido y vuelto a construir la estética, los modelos de amor, el género, los comportamientos, la relación con tu reglote,… si no tienes un grupo nomixto, un grupo de autodefensa, una comisión de feminismos en cada maldita asamblea en la que te salga del coño participar y no has encontrado las 7 bolas de dragón colocadas por Simone de Beauvoir antes de morir, ERES UNA FEMINISTA DE MIERDA.

Lo siento, pero yo ya necesitaba escribir esto. Renuncio al carnet de feminista, lo rompo en mil pedazos y cuando consiga superar una frustración que arrastro de dos años y correrme en squirting, lo haré también sobre él.

Porque tener que modificar mi vida, mis tiempos, mis deconstrucciones y mis formas de follar para que ciertas señoras me otorguen el estatus de feminista, directamente, ME SECA LA VAGINA.

Muerte a la policía del feminismo y del activismo. Casi que si me apuras, muerte al activismo también ya de paso. Prometo que voy a poner todo mi empeño en destruir lo que me quede de pedestal, ¿Para qué voy a hacerme las pajas en el ego pudiéndome tocar en la parte de atrás del autobús? La política no se hace desde ahí.

Estoy harta de estar pendiente de que no penséis que la cago. De dar poder al criterio de personas en las que, además, la autocrítica brilla por su ausencia. Habéis convertido un discurso en un producto de consumo y os dedicáis a verificar subjetividades pseudorevolucionarias según los criterios que salen de vuestra santa chochetada, todo esto a precio de follower, claro.

Porque además siento que toda esa vigilancia sobre el resto se ejerce desde unos roles de poder que sólo son mierda, mierda que huele muy mal.

¿Qué coño hacemos citando a Butler, Foucault o a Goldman para explicar como empoderarse, desde nuestra casa? Compañeras, que mientras nos hacemos pajas con los femipuntos, los femiartículos, los femituiters, las femimanis, los femicomunicados y las femimovidas, hay mujeres allá afuera que ya se están follando la empoderación y el mundo es suyo, sin títulos ni hostias.

Total, que renuncio a todos los honores y al estatus que proporciona el carnet de oro y me reivindico como feminista de mierda: Porque uso tampones, reproduzco machismos, lloro con las bodas y las pedidas de mano, me equivoco, consumo cultura mainstream, me cuesta meses superar rupturas, me encanta pintarme las uñas y ponerme una mascarilla los domingos, tengo amigos machirulos, los quiero y los acompaño en todos sus procesos como me acompaña mi gente en los míos propios, soy una porquería de tía cis, me aburre y me irritan los juegos de ego y poder por dominar un ideario que, al fin y al cabo, nos salva la vida a todas y porque soy capaz de correrme solamente con penetración. Incluso con penetración por el culo. No voy a liderar luchas que no sean la mía propia por mejorar cada día.

De quien diga lo contrario, me fío tres cagaos.

Se acabó la expropiación de mi autonomía, se acabó el ceder a otras la potencia insurreccional de mi cuerpo.

Joder. Qué gustazo.

Foto: Archivo AmecoPress.


Opinión – Feminismo – Movimiento Feminista. 29 sep. 15. AmecoPress.

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