María Elena Moyano, símbolo de lucha por la dignidad y la batalla contra el miedo al terrorismo en Perú

11 de marzo de 2008.

Por Bonnie Rodríguez

Madrid | Internacional | Derechos humanos | 8 Marzo





A principios de los años 80 la organización terrorista peruana Sendero Luminoso, estaba focalizada en las zonas rurales, como Ayacucho y Huancavelica, luego se desplazó a las zonas rurales del centro del país, como Huancayo, atacando principalmente a las asociaciones locales de ayuda social. Pero al finalizar la década, Sendero Luminoso se sintió con la suficiente fuerza para asediar la ciudad de Lima, y sus principales objetivos fueron los barrios populares de San Juan de Lurigancho, Huaycán y el conocido distrito Villa El Salvador, donde una de las principales líderes era María Elena Moyano.

María Elena, Michel Azcueta y el Príncipe Felipe en la entrega del Premio Príncipe de Asturias

María Elena Moyano fue presidenta de la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (Fepomuves), una de las organizaciones más importantes de Perú y posiblemente de América Latina, según la socióloga y feminista Virginia Vargas. Más tarde fue teniente alcaldesa de Villa El Salvador. Fue entonces cuando Sendero Luminoso dirigió sus ataques hacia ella.

El informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación indica que, entre los años 1980 y 2000, murieron y desaparecieron 69.280 personas entre hombres y mujeres; un 79% vivía en zonas rurales y un 56% eran campesinos y campesinas, lo que evidencia la relación de la pobreza, la exclusión social y la probabilidad de ser víctima de la violencia. Así mismo, el 75% tenía como lengua materna el quechua u otras lenguas nativas.

Según Virginia Vargas, las organizaciones de mujeres se convierten en un obstáculo para Sendero Luminoso principalmente por tres razones: por su carácter democrático, por la clara distancia que marcaron con el uso de la violencia y el terror, y por su poder de organización para combatir las adversas circunstancias de la crisis económica del país.

Giulia Tamayo, abogada feminista de origen peruano y coordinadora del programa de Acción e Información Pública de la Sección Española de Amnistía Internacional, considera que los movimientos de mujeres de la década de los 80 unieron tres vertientes: mujeres del ámbito popular, mujeres políticas y mujeres que trabajaban en academias y en instituciones. “Creamos un espacio en donde confluimos, se crearon vínculos muy intensos entre las miembros de las diferentes organizaciones, entre las que estaba Fepomuves”.

“Los movimientos de mujeres aprendieron a reivindicar su autonomía, a no actuar supeditadas o sometidas a ningún tipo de poder. Defendieron los derechos de las mujeres en beneficio de la defensa de la vida, por eso los movimientos de mujeres estorbaban a las organizaciones terroristas”, agrega Tamayo.

La abogada describe a Maria Elena como alguien capaz de llegar a través de la palabra a todas las personas, a muchos espacios. “Ella era una mujer de muchísima fuerza, que se podía comunicar con la gente del pueblo más sencilla y más humilde, y construir de la nada iniciativas contra el maltrato de las mujeres, para conseguir alimentos, para generar empleo. Cuando sentimos el peligro muy de cerca, tratamos de convencerla de que se fuera a España, pero siempre decía que tenía que estar donde la gente la necesitaba”.

Durante una fiesta popular, un grupo de terroristas aparece y echa a todo el mundo. Atrapan a María Elena y la disparan en el pecho y en la cabeza, luego la arrastran hacia la salida y dinamitan el local, causando heridos graves entre las personas asistentes.

La muerte de María Elena “rompe el miedo, incluso en su lucha contra la violencia a la mujer, ella declaraba que había que vencer el miedo hacia los maridos que maltratan, y con esa misma radicalidad sostenía que las mujeres no se someterían a nadie que pretenda controlar el país con el miedo”, concluye Giulia Tamayo.

Con motivo de la celebración del Día Internacional de las Mujeres, el pasado 8 de marzo, Madrid ha acogido distintos actos para recordar su figura y su lucha.


Fotos: AmecoPress


Internacional – Derechos humanos – 8-Marzo – 11 marzo, 08 (AmecoPress)

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