La población femenina es la gran olvidada en los procesos migratorios

8 de marzo de 2008.

Por Argelia Villegas López

Madrid | Estado Español | Mujeres migrantes | 8 Marzo



Las mujeres migrantes en España asumen el 88% de trabajos domésticos y no cualificados


Marina recorre toda la ciudad diariamente para llegar a su trabajo; tarda aproximadamente una hora y media. De baja estatura y larga cabellera oscura, traslada a sus tres trabajos el carrito con su hija de cinco meses. Es de origen boliviano y su historia refleja la de miles de mujeres de origen latinoamericano que han migrado a España y representan un punto clave de transformación de sus países de origen y los de llegada.

“Yo ya sabía en lo que iba a meterme. Es pesado llevarla a todas partes, pero mis jefas me entienden. Yo quería ser madre, tener a mi hija. Cada vez que la veo me siento más fuerte, segura, y por ella estoy aquí trabajando”, expresó a AmecoPress Marina, madre soltera de 27 años y origen boliviano.

La realidad de Marina engloba las de miles de mujeres latinoamericanas que como ella migraron a España, desinformadas y desorientadas por la falsa ilusión que causa mitificar “el sueño europeo”. “Aquí tenía a dos primas mías que siempre me contaban que en Madrid todo era fácil, que los euros llegaban a montón, y cuando llegué aquí y me di cuenta de la verdad ya no pude dar marcha atrás”, cuenta Marina quien sin ningún apoyo ha sacado adelante a su hija. .

La mayoría de mujeres que han migrado a España son jóvenes, de entre 25 y 35 años de edad: El 15% tiene entre 20 y 24 años, mientras que el 13% entre 25 y 29, por lo cual es una población en edad reproductiva y productiva, señala el estudio “Revisión a la inmigración femenina en España” presentado por la Fundación Directa.

Más de la quinta parte de ellas vive en Madrid

A partir de la década de los noventa, el número de las migraciones hacia España se multiplicó por siete, en esa etapa el número de mujeres pasó de 269.087 a 1.928.697, el 21% del total femenino, más de la quinta parte de mujeres migrantes, vive en Madrid. “Quise tener a mi hija, su padre todo el tiempo borracho en Bolivia, vino y no se adaptó, yo decidí quedarme aquí y seguir adelante”, continua la entrevistada quien trabaja en tres pisos madrileños como limpiadora y que aún no logra obtener su documentación que le permita vivir en España con garantías y derechos de cualquier trabajadora.

“Todavía no me dan los papeles, mis jefas no me quieren hacer contrato, pero en eso estoy ahora. Cuando la niña esté más grande, voy a ver si puedo tramitar la residencia pues ella al nacer aquí es española y eso puede ayudarme”, explica Marina. Y es que la capital española demanda un alto porcentaje de fuerza laboral en el servicio doméstico, de limpieza y cuidados a niñas, niños y personas mayores.

El 88% de este tipo de empleo lo asumen las mujeres migrantes, del cual el 57% lo absorben las de origen latino, según datos del estudio presentado el año pasado y que revela datos significativos respecto a la migración femenina en España.

De largas cabelleras oscuras y pieles morenas, las mujeres migrantes latinoamericanas son quienes de forma mayoritaria ocupan el transporte colectivo de Madrid. Muy temprano o muy tarde por la noche, son ellas quienes ocupan trenes, autobuses y vagones de metro en las horas punta, las siete o las ocho de la mañana, y también por la noche cuando regresan a sus hogares.

Marginadas a trabajos no cualificados

“Llevo cinco años cuidando a Inés y Pedro, desde que llegué de Cali estoy con ambos, son mi familia”, explicó Adriana de 29 años de edad y originaria de Colombia, licenciada en arquitectura. “No puedo trabajar de lo mío porque debo convalidar el título, aquí no son válidos mis estudios como arquitecta, yo sueño con desarrollarme en mi profesión, pero es difícil convalidar estudios. ¿Cómo hago para estudiar y trabajar?; aquí todo es muy caro, los horarios no te dejan y tienes que dividirte”, detalló. Adriana migró sola y actualmente tramita la reagrupación familiar de sus padres que aún residen en su natal Cali, ciudad de la costa colombiana.

“Extraño mi tierra…el mar, la gente, mi vida allá, pero por ahora quiero continuar aquí, por eso traigo a mis padres, ya no quiero estar sola” acotó la entrevistada. El régimen de extranjería que actualmente se aplica en España contempla la posibilidad de la “reagrupación familiar” y permite a las personas migrantes reunirse con sus familiares en este país si acreditan tener un trabajo estable, un salario que permita mantener a sus familiares, pues a quienes llegan sólo se les concede un permiso de residencia.

Quienes tienen hijas e hijos, se les exige además que vivan en una casa amplia y en buenas condiciones para poder reunirse con su familia, así como un salario óptimo que garantice una adecuada manutención de las y los pequeños.

“Soy camarera y apenas me pagan 1,200 € al mes. Tengo dos hijas en Perú y quiero traerlas, pero las leyes te piden cosas que en la realidad no existen. Ahora, como está el empleo aquí, nadie quiere pagar más de lo que gano, los alquileres son muy altos; así no puedo traer a las niñas”, consideró Susana, de 34 años y origen peruano. Los requisitos de reagrupación familiar son incompatibles con las realidades laborales de las mujeres migrantes, incluso al tener un trabajo que les garantice una cantidad económica que les otorgue el permiso de traer a su familia.

“El siguiente problema es el tiempo para el cuidado y readaptación a su nuevo entorno de quienes acaban de llegar, pues las mujeres migrantes trabajan hasta 60 horas semanales”, sostiene el estudio de la Fundación Directa, una de las investigaciones pioneras en su tipo, pues pese a que las mujeres latinoamericanas destacan en todas las cifras realizadas existen pocas investigaciones dirigidas hacia esta población.

El nuevo color de España

“En poco tiempo la población femenina migrante ha transformado de manera relevante la sociedad española, pues son ellas quienes representan el punto clave al momento de migrar, ellas inician la cadena migratoria y muchas veces son quienes deciden el futuro familiar”, explicó Paula Castello, quien desde hace cuatro años investiga los vínculos entre migración y relaciones de género en el contexto ecuatoriano, y también estudia la maestría de género, sociedad y políticas públicas por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

“Ana cuida de mi niña, la conoce desde que nació y sabe todo lo que le gusta; es como su segunda madre. Nos hemos apañado para combinar mi trabajo con sus horarios, pues además de cuidar a Leonor limpia dos pisos”, declaró María, madrileña de 43 años a AmecoPress al detallar la relación que se ha tejido desde que Ana de nacionalidad ecuatoriana se ha hecho cargo del cuidado de Leonor, su pequeña de cuatro años.

Mientras las mujeres latinoamericanas han llegado a ocupar puestos laborales en sectores de servicio doméstico, cuidado de familias y personas ancianas, sus compañeras españolas se incorporan de forma masiva a empleos fuera de casa.

Las mujeres de origen ecuatoriano representan en España el 8,6% de la población inmigrante frente a una media de 9,27% de los ecuatorianos, la presencia de las inmigrantes ecuatorianas es estable, y aunque son menos ellas destacan por absorber más horas de trabajo y cuidado de la familia. Las mujeres latinas tienen puentes también entre sus países de origen y España, con llamadas telefónicas, envíos de dinero, cartas, juguetes y carencias materiales que no pudieron comprar estando con sus familias.

“Leonor es una hija para mi. . . En Ecuador dejé a mis dos niños. Quiero traerlos, por eso estoy ahorrando, pero me falta mucho. Les mando juguetes, los llamo todos los días… Pero las leyes de extranjería me exigen mucho, que tenga sueldo bien pagado, una casa grande para los dos…te exigen mucho, una como madre soltera y el desempleo tan fuerte en España, ¿cómo se le va a hacer?”, expresó Ana.

“En realidad no conocemos a las mujeres que han llegado a nuestro país, no sabemos de dónde vienen, cómo viven, en qué trabajan”, explicó María Ángeles Sallé, encargada de difundir y presentar el estudio Revisión femenina en España.

Entre los matrimonios mixtos, mujeres extranjeras casadas con españoles, destaca la población femenina colombiana, mientras que el registro que arrojó el estudio de porcentaje de mujeres latinoamericanas en España se divide entre el 60% de América Central y 53% proviene de América del Sur.

Las que presentan mayores niveles de estudio son las que proceden de Europa del Este con un 18%, seguidas de las latinoamericanas, mientras que las menos formadas son las de origen africano en un 28%. Respecto a representación de la fuerza laboral, las mujeres inmigrantes tienen un peso del 60% sobre sus compañeras españolas, aunque éstas también representan una elevada tasa de desempleo.

Colombianas y dominicanas mayoritarias

Mujeres colombianas y dominicanas son las que conforman la población más numerosa, así como africanas y latinoamericanas son las que han aumentado la tasa de maternidad en España, la más baja de Europa. Con su especial acento caribeño, Ibe de 30 años y origen dominicano explicó: “tengo mis dos hijos españoles, nacieron aquí, los educo con mis valores, cultura, aquí los hijos se comportan igual que sus amiguitos españoles, yo trato de mezclar las dos culturas, porque quiero que también tengan algo de lo nuestro, algo de Santo Domingo”.

Las mujeres son ahora las que realizan transformaciones importantes a donde llegan, por lo que “debemos destacar su lucha por ser independientes y elegir el rumbo de sus propias vidas”, consideró Ivonne Janeth Pico, comunicadora colombiana que organizó la campaña radiofónica “Migración con M de Mujer”, con el objetivo de rescatar y revalorar el aporte que las mujeres migrantes realizan al migrar a Europa.

De acuerdo con estadísticas y cifras las mujeres extranjeras se enfrenta a una violencia de género elevada, pues el 46% de ellas ha presentado denuncias por ser agredidas, mientras que el 60% de ellas fueron atendidas el año pasado por violencia doméstica.

Ejemplo de ello es la cifra presentada este mes por el centro de día para inmigrantes iberoamericanas “Pachamama”, situado en el distrito de Tetuán, que atendió durante 2007 a casi 900 mujeres, que recibieron atención psicológica, jurídica, social y laboral. Para Belén Walliser, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) “se ha detectado un incremento entre las mujeres que migran a España por violencia de género”.

“En Guatemala la mujer representa vida, desarrollo y crecimiento, somos las que hemos alzado la voz contra las injusticias y asesinatos de los que somos las primeras víctimas” explicó Julia, mujer guatemalteca refugiada en Madrid, y quien sufrió atentados contra su vida.

Todas las tardes Romina llega de su jornada diaria, alquila una habitación por 300€ en el madrileño barrio de Vallecas, uno de los sectores que en Madrid acoge un alto porcentaje de población inmigrante. Migró sola, tiene 30 años, es de origen dominicano y sueña con ser peluquera profesional, para lo cual además de su trabajo acude a un curso gratuito de peluquería.

“Cada vez que puedo me subo a la azotea de la casa a pensar y contar el dinero que llevo ahorrado, quiero poner mi peluquería, independizarme. Todo lleva su tiempo, casarme y tener hijos vendrá después, migrar me marcó la vida, igual que todas las latinas que estamos aquí, ¿no le parece?, nos vamos para no volver”, concluyó.

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Reportaje - Estado español - 8 de marzo - mujeres inmigrantes, 08 (AmecoPress)

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