¡¡Nosotras parimos, nosotras decidimos!!

24 de septiembre de 2013.

Por Teresa Mollá Castells

Estado Español | Opinión | Aborto | Valencia



“¿Se imaginan una normativa que impusiera a la fuerza la paternidad a los hombres, sin libertad de elección y a quienes se les negara incluso el placer de disfrutar de su cuerpo puesto que únicamente está destinado a la paternidad?”


Ontinyent – Valencia, 23 sep. 13. AmecoPress.- El cuerpo de las mujeres ha sido y es, para las grandes religiones monoteístas el receptáculo en donde comienza la vida. Nada más. Por eso mismo pretenden controlarlo, porque la especie depende de nuestros vientres.

A lo largo de los siglos de presencia constante y por tanto de influencia de las religiones en la vida pública y en los gobiernos de los estados y naciones, han impuesto sus criterios tanto en los espacios públicos como en los privados. Y los resultados de esos criterios los seguimos viviendo cada día las mujeres de todo el mundo, más allá de cual sea nuestra raza, credo o nacionalidad, puesto que se nos sigue negando la libertad de acción sobre nuestro propio cuerpo.

De ese modo, no sólo se nos imponen maternidades forzadas al impedir que podamos decidir si ese momento es el adecuado o no para una maternidad responsable, sino que también se nos impide el derecho a gozar de él por puro placer sin necesidad de procrear.

El hecho de que un Estado como el Español pretenda estar en la vanguardia de la modernidad y en la élite de los países más desarrollados del mundo, choca frontalmente con las políticas que el ministro de Justicia (ni siquiera interviene en el debate público la ministra de sanidad que es a quien correspondería hacerlo) pretende imponernos a las mujeres en nuestro ámbito más privado como lo es la elección de nuestra maternidad (o no).

Ruiz Gallardón, con sus cincuenta y cinco años todavía sin cumplir, parece venido de la edad media, puesto que se ha embarcado en su propia cruzada contra las mujeres que no compartimos su reaccionaria manera de pensar y pretende castigarnos a todas con su retrograda reforma de la actual ley sobre salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.

Pretende devolvernos a un sistema en que personas ajenas a nuestras vidas nos autoricen o no a interrumpir nuestros embarazos. Que nos tutelen, como si las mujeres fuéramos eternas menores que no saben ni pueden hacerse cargo de sus propias vidas y de ese modo imponer maternidades no deseadas. Con esta reforma se vuelve a dar prioridad al feto sobre la vida ya construida de la madre a quien se reduce, de nuevo a ser el mero receptáculo que ha de parir con dolor.

Los mandatos de la religión en este caso la católica, con una fuerte influencia sobre la vida de Ruíz Gallardón, una vez más se imponen a la libertad de elección de las mujeres cuyas vidas van a volver a correr peligro por contravenir lo establecido, por ser libres para elegir sobre sus propias vidas y sus propios destinos.

La Constitución avala la igualdad entre hombres y mujeres pero ¿Se imaginan una normativa que impusiera a la fuerza la paternidad a los hombres, sin libertad de elección y a quienes se les negara incluso el placer de disfrutar de su cuerpo puesto que únicamente está destinado a la paternidad?, ¿Se imaginan cómo se sentirían los hombres a quienes obligan a ser padres a la fuerza incluso después de haberles violado?, o ¿Se imaginan que para evitar ser padre aún habiendo sido violado, tuviera que tener la autorización de gentes extrañas a su vida, pero sin cuyos permisos se vería obligado a una paternidad impuesta? Seguramente todo sería diferente y eso sin contar con los nueve meses de embarazo y el parto!!!

No podemos permitir que nadie se apropie de nuestras libertades individuales y nuestro derecho a decidir ser madres, o no, es uno de esos derechos. Bastantes años, muertes y dolor nos ha costado poder tener unas pequeñas parcelas de libertades para que venga un ministro con creencias ultracatólicas y que nos las intente arrebatar. A veces he pensado que el hecho de que Ruíz Gallardón no tenga hijas puede tener algo que ver en esto, puesto que de haberlas tenido, no sé yo si lo viviría con esa ligereza.

Está en juego nuestro derecho a ser seres humanos completamente libres para decidir cómo queremos vivir nuestras vidas y nuestras relaciones sexuales y/o de pareja.

Están en juego nuestro futuro pero también el de nuestras hijas, sobrinas, amigas, hermanas, etc. y no podemos dar ni un solo paso atrás, porque nuestra libertad de elegir qué hacer con nuestras vidas es sólo nuestra y no se nos pueden imponer maternidades forzadas.

Está en juego nuestro derecho a disfrutar de nuestro propio cuerpo de la forma en que lo queramos hacer y sin que nadie se inmiscuya en nuestra privacidad ni en nuestra intimidad.

Está en juego nuestra responsabilidad adulta de poder decidir cómo, cuando y con quien ser madres.

Y sobre todo tenemos derecho a ser felices siendo o no madres y amando a quien deseemos amar y de la forma en que decidamos hacerlo, con descendencia o sin ella.

Nadie del ámbito público debe inmiscuirse en esos espacios de privacidad. Y mucho menos un ministro de profundas convicciones católicas que a su vez son misóginas y que con su cruzada contra nuestra libertad de decidir sobre nuestro cuerpo y sobre nuestra maternidad, está consiguiendo que de nuevo nos agrupemos para salir a la calle, de nuevo a gritar alto y claro que “Ni un paso atrás sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos, ni sobre nuestro derecho a decidir”

Señor Ruíz Gallardón, se puede gobernar a golpe de mayorías absolutas, pero estas mayorías pasan y la historia acaba colocando a cada cual en su sitio y si su reforma ultrarreaccionaria y misógina ve la luz, la historia que también escribimos las mujeres, le colocará a usted en el lugar que le corresponda: el de la oscura reacción misógina que su mensaje representa.

Nosotras, las que creemos en nuestras libertades personales, colectivas y en nuestro derecho a decidir seguiremos gritando en plazas y calles aquella consigna que usted nos ha traído a la memoria que decía: “nosotras parimos, nosotras decidimos”. Porque es nuestro derecho. Porque es nuestro cuerpo. Porque somos seres libres y completos. Porque no necesitamos ni curas, ni tutores. Porque nuestra vida y nuestros cuerpos son únicamente nuestros y de nadie más.

Enfrente ministro, ya le advierto que nos encontrará enfrente.

Foto: Archivo AmecoPress.

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Opinión – Aborto – Salud reproductiva. 23 sep. 13. AmecoPress.

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